Con la bendición papal a quienes acompañan a miembros LGBTIQ+ de la Iglesia, con el apoyo a quienes consuelan personas con VIH o sida, es posible que muchos líderes eclesiales -incluido el Papa mismo- puedan transformar la manera en que ven a las personas LGBTIQ+ y a otras que viven su fe desde los márgenes

Por David Fernández Dávalos, SJ, jesuita miembro de la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia en México y exrector del ITESO 

Hace un par de años, el P. James Martin, SJ se reunió con el papa Francisco para conversar sobre el apostolado que aquel realiza con católicos de la comunidad de la diversidad sexual. En la reunión, el Papa alentó al P. Martin a continuar su ministerio “en paz”. Éste es uno de los muchos signos que el Papa ha puesto para manifestar que desea una relación de cercanía con las personas que se reconocen como LGBTIQ+. Más aún, recientemente en su largometraje documental sobre la escucha de los jóvenes [1], el Papa reiteró que todas las personas, en su diversidad intrínseca -étnica, sexual, de género- son bienvenidas en la Iglesia católica, porque Dios es un Padre común. Esto es, que hay también una espiritualidad católica de la diversidad, un modo original de comprender y vivir la identidad cristiana, plenamente válida. 

Algunos otros signos que Francisco ha dado, que el P. Martin recoge, y que conviene repasar ahora, son los siguientes: 

  • Cuando se le interrogó sobre los sacerdotes homosexuales pronunció las quizá más famosas palabras de su pontificado: “¿Quién soy yo para juzgar?” Con estas palabras se convirtió también en el primer Papa en usar la palabra “gay” en público. Este gesto, aunque se le minusvalore, es toda una revolución. En su visita a los Estados Unidos en 2015, Francisco se encontró con un exalumno y su esposo del mismo sexo. Las muestras de afecto que mostró, no solo a su exalumno, sino también al esposo de éste, es elocuente acerca del acercamiento pastoral del Papa hacia parejas del mismo sexo. 
  • En Amoris Laetitia, uno de cuyos capítulos transcribe el P. García Orso, SJ en su libro Abrazar un Arcoíris [2], publicado recientemente por la editorial Buena Prensa, el Papa escribe que en el ministerio de acompañamiento a personas LGBTIQ+ tenemos que afirmar “antes que nadie” su dignidad humana y oponernos a la violencia contra ellos y ellas. 
  • En el 2016, regresando de un viaje a Azerbaiyán, el Papa alentó el ministerio de “acompañamiento”, diciendo que Jesús nunca diría a una persona gay: “aléjate de mí porque eres homosexual”. 
  • En otra ocasión, luego de participar en el encuentro mundial de las Familias en Dublín, Francisco afirmó que los niños y niñas LGBTIQ+ no deberían nunca ser expulsados de sus familias. “No los condenen. Dialoguen. Comprendan”, sintetizó respecto de lo que diría a los padres con hijos así. “Denles el espacio para que se expresen”. Al propósito, el P. Martin comenta que seguramente estas palabras han salvado muchas jóvenes vidas, y prevenido que muchos jóvenes se conviertan en personas sin hogar. 
  • En encuentro de media hora con James Martin, SJ fue puesto en la agenda pública de Francisco y registrada por fotógrafos como un signo del Papa al ministerio de la diversidad sexual. 
  • En 2020, mientras defendía la enseñanza tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer, Francisco, sin embargo, manifestó su apoyo a la protección legal de las uniones gay en un documental llamado Francesco [3]. 
  • También el año pasado, 2022, manifestó su apoyo a Mónica Astorga, una argentina quien ha trabajado con personas transgénero por 14 años. Dijo: “Dios, quien nunca fue al seminario ni estudió teología, te retribuirá abundantemente”. 
  • En marzo recibió a Juan Carlos Cruz, un hombre abiertamente gay, y sobreviviente de abuso sexual clerical, y abogado de alto nivel en una comisión vaticana. Cruz narró que el Papa le dijo “Dios te hizo de esa manera”. Esto ya lo había dicho Francisco también a su regreso de Dublín: “Siempre ha habido personas gay y personas con tendencias homosexuales”. 
  • En junio escribió una cálida carta con ocasión de un webinar sobre ministerios católicos con personas LGBTIQ+, y manifestó sus oraciones para esta “banda” (Flock) de personas LGBTIQ+. “El corazón de Dios -dijo- está abierto a todas y cada una de las personas”. 
  • En septiembre pasado, apenas, en Eslovaquia, alentó a los jesuitas a buscar pastoralmente a “parejas homosexuales”, no sólo a individuos. Esto muestra un cambio significativo en el enfoque vaticano sobre el tema. 
  • Finalmente, en enero recién pasado, el Papa abogó por la despenalización de la homosexualidad en todo el mundo y pidió que los obispos y sacerdotes pugnáramos porque ello sucediera. Distinguió así la ley civil, válida para todas las personas, de la ley canónica propia de la Iglesia. 

Si vemos todos estos signos en conjunto, podemos observar cómo el acercamiento de Francisco a las personas de la diversidad sexual es de acompañamiento pastoral, es de reconocimiento de que su modo de relacionarse con Dios cabe dentro de nuestra Iglesia. Se mueve despacio, con límites ciertos, pero elude ciertamente las sentencias dramáticas y radicales que quisieran, tal vez, algunas personas. Su preocupación ha sido siempre el cuidado de los individuos, su defensa frente a la violencia y el apoyo a quienes los sirven y acompañan con su ministerio. Lo ha hecho de una manera que no habíamos visto en sus predecesores. Podemos decir, sin duda, que el papa Francisco ha demostrado ser, él mismo, pastor para las personas LGBTIQ+ y sus familias. 

Michael J. O’Loughlin, corresponsal de America Media, periodista homosexual que tuvo la oportunidad de intercambiar correspondencia con el Papa sobre las personas enfermas de sida y de quienes, desde la Iglesia, las atienden, dice que no se hace ilusiones de que esto pueda curar las heridas que muchos católicos han infligido a la comunidad gay desde hace décadas. Tampoco piensa que éste sea el momento en que la Iglesia cambie su enseñanza sobre la homosexualidad. De hecho, bajo este pontificado, el Vaticano ha reiterado en dos ocasiones, la prohibición de curas homosexuales. Más recientemente, la Iglesia dejó claro que, aunque debe acoger a las personas gay “con respeto y sensibilidad”, Dios “no bendice ni puede bendecir el pecado”, con lo que prohibió que los sacerdotes bendigan a parejas gay. Sin embargo -dice él- éste es un tiempo de esperanza para los cristianos. 

Con la bendición papal a quienes acompañan a miembros LGBTIQ+ de la Iglesia, con el apoyo a quienes consuelan personas con VIH o sida, es posible que muchos líderes eclesiales -incluido el Papa mismo- puedan transformar la manera en que ven a las personas LGBTIQ+ y a otras que viven su fe desde los márgenes. Si no lo hacen, ¡imagínense de todo lo que se están perdiendo! 

Ser gay, lesbiana, persona no binaria o de género fluido no son sólo hechos que atañen a un modo de vivir la sexualidad, sino que configuran la identidad completa de la persona. Son un modo de pensar diverso, una sensibilidad especial, un modo particular de relacionarse, una perspectiva peculiar para ver el mundo, un disparador característico de la creatividad, una espiritualidad diferente. Todo eso enriquece a la Iglesia, como bien afirmaba un texto borrador elaborado para el Sínodo de la Familia.  

Aprovecho, finalmente, para recomendar el libro de Luis García Orso, SJ, que menciono unos párrafos arriba. Ese texto abre nuestra mirada y ensancha nuestros horizontes. Con ello, enriquece a nuestra Iglesia como institución, y a cada uno de quienes la formamos. Su libro es pionero en un campo todavía escabroso. Al hacerlo, toma riesgos. Pero si nada nos pasa, es que habremos hecho de la Redención del Señor Jesús una carrera como cualquier otra, es que habremos hecho del Evangelio nada más que filosofía y letras. 

[1] Sánchez, Marius y Jordi Évole (Dirs.), Amén. Francisco responde (Documental), Disney +, España, 2023, 88 min. 

[2] Luis García Orso, SJ, Abrazar un arcoíris. Acompañar como Iglesia a personas de diversidad sexual, Buena Prensa, México, 2021. 

[3] Afineevsky, Evgeny (Dir.), Francesco (Documental), Discovery +, Estados Unidos, 2020, (Digital, color, 116 min.). 

Referencias:

Afineevsky, Evgeny (Dir.), Francesco (Documental), Discovery +, Estados Unidos, 2020, (Digital, color, 116 min.). 

García Orso, SJ, Luis, Abrazar un arcoíris. Acompañar como Iglesia a personas de diversidad sexual, Buena Prensa, México, 2021. 

Martin, SJ, James, Tender un puente: Cómo la Iglesia católica y la comunidad LGBTI pueden entablar una relación de respeto, compasión y sensibilidad, Mensajero, Bilbao, 2018. 

Sánchez, Marius y Jordi Évole (Dirs.), Amén. Francisco responde (Documental), Disney +, España, 2023, 88 min.