Yair López y Luciano Rodríguez compartieron una sesión de Aula Abierta para hablar sobre sus trabajos de sonificación, a través de los cuales han puesto sonido a los sismos, esto en el contexto de la muestra Earthquake Mass Re-Imagined

El protocolo durante un sismo es claro: hay que evacuar sin gritar, sin correr y sin empujar. ¿Hay que hacerlo también sin escuchar? Es más, ¿a qué suena un temblor? La respuesta a esa pregunta fue el tema de conversación de la sesión de Aula Abierta titulada Falla Inversa, a cargo de Yair López y Luciano Rodríguez y que tuvo lugar con motivo del cierre de la exposición Earthquake Mass Re-Imagined, de la artista británica Kathy Hinde, exhibida en la Galería Universitaria del ITESO. 

Para comenzar la charla, Yair López explicó los orígenes de su interés por los sismos a partir de la lectura del libro El terremoto de Chile, de Heinrich von Kleist, y compartió cómo esta curiosidad lo llevó a matricularse en una maestría en geociencias y sismología. “Siempre me ha interesado relacionar el arte con la ciencia, la tecnología y la sociedad”, dijo el también profesor de la licenciatura en Arte y Creación del ITESO. 

Una de las cosas que más le han dado curiosidad a López es el registro de los sonidos de los sismos, o lo que calificó como “el paisaje sonoro del interior de la Tierra”. Compartió con las y los asistentes ejemplos de cómo se han registrado estos sonidos. Primero puso un audio capturado en marzo de 1957 en un sismo en San Francisco, California y que forma parte de una compilación, autoría de Karl V. Steinbrugge, titulada Earthquake Sound. También compartió una pieza de Out of This World, material que puso sobre la mesa el concepto de la sonificación. 

¿Qué es la sonificación? “Es el proceso para convertir datos en sonido, en una representación auditiva que permita entender más fácilmente la información de esos datos, identificar patrones, tomar decisiones”, explicó Luciano Rodríguez, también profesor de la licenciatura y quien detalló que la sonificación es un proceso multidisciplinario que involucra muchas áreas de conocimiento, desde los conocimientos computacionales y de programación hasta la psicología, la lingüística y la filosofía.  

Explicó que, en términos muy generales, la sonificación contempla tres momentos: la captura de los datos, su acondicionamiento y conversión y, finalmente, su proyección o reproducción. En ese sentido, añadió, corresponde a los científicos la parte de la recopilación de los datos, y al artista “tunear” esos datos para que puedan transformarse en sonidos. 

Para ser todavía más claro, hizo una exhibición en tiempo real. Contó que previamente había recopilado los datos de los eventos registrados por el Sismológico Nacional en Jalisco durante febrero, y corrió la información en el programa Super Collider. Mientras en los altoparlantes de la Black Box del edificio V se escuchaba el resultado, por la puerta se filtraba el sonido que, a unos metros, reproducían los 12 tocadiscos de la exposición de Kathy Hinde y que reproducían sus propios registros, ensamblando su propuesta sonora. 

Al hablar precisamente de Earthquake Mass Re-Imagined, Yair López explicó que la magia de la pieza propuesta por Hinde radicaba en su producción. La sonificación está registrada en 12 discos de vinilo impresos ex profeso, cada uno con información diferente, y cada tornamesa está intervenida con mecanismos para subir y bajar las agujas según los tiempos de la pieza. “Es como una coreografía”, dijo López, mientras que Luciano Rodríguez explicó que la obra funciona “como una partitura mixta que toma como inspiración los datos para crear una improvisación”. 

FOTO: Luis Ponciano