Las 27 piezas hechas con cera de abeja y con más de medio siglo de antigüedad, fueron donadas al ITESO.
El espíritu de estas fechas decembrinas se instalará en la Biblioteca del ITESO a partir del 10 de diciembre a las 18:00 horas.
La familia de Juan Luis Orozco, exRector de la universidad, donó al ITESO un nacimiento de cera con alrededor de 50 años de antigüedad. La colección de 27 figuras de cera de abeja proviene de una técnica famosa en Salamanca, Guanajuato, ligada a una tradición artesanal que se remonta en México al Siglo XIX.
El Misterio (José, la Virgen María y el Niño Jesús), la Santísima trinidad velando la escena, los pastores y su rebaño, los Reyes magos, entre otras piezas tradicionales, forman parte de este Nacimiento, el cual presentará el padre Javier Martínez, SJ, profesor del Departamento de Estudios Socioculturales.
“La técnica y tradición [de los Nacimientos de cera] es similar a la de Tlaquepaque con el barro: familias de artesanos que realizan esta técnica guanajuatense, familias que se reúnen a poner el musgo, pintar el río, acomodar a los pastores y en la Noche Buena acostar al Niño Jesús y seguir con la tradición alrededor de uno de los misterios fundamentales del Cristianismo”, expresó Gutierre Aceves, coordinador de la Casa ITESO Clavigero.
La leyenda en torno a los Nacimientos —o Belenes, como se les conoce en España— dicta que el primero de su tipo fue creado en 1223 por San Francisco de Asís y fue un nacimiento viviente, tradición que continuó por toda Italia y luego por el resto de Europa, hasta que la representación viva fue intercambiada por figuras de tamaño real e íconos en plazas públicas e iglesias, hasta llegar a los hogares.
Los primeros registros de nacimientos de barro datan de finales del Siglo XV en Nápoles, al sur de Italia.
En la Nueva España, los Nacimientos hicieron su aparición en Acolman, en el Valle de Teotihuacán, en el Siglo XVI, como producto de las representaciones que se hacían de la Navidad para intercambiar las tradiciones aztecas por las católicas. Los misioneros franciscanos, agustinos y dominicos trajeron esta tradición a la comunidad.
“A un sacerdote agustino [Fray Diego de San Soria] se le ocurrió pedirle al Papa Sixto V, a través de una bula, que le concediera que durante nueve días —del 16 al 24 de noviembre— hubiera una especie de misas que llamó ‘Misas de Aguinaldo’, en las que los fieles realizaban una procesión, se les obsequiaban regalos y se terminaba con la colocación del Nacimiento; así comenzaron las posadas”, explica Martínez.
En México se han utilizado elementos regionales para adornar los Nacimientos, como los angelitos de Tzintzuntzán, Michoacán; las figuras de barro de Metepec, Estado de México, o de Ameyaltepec y Tolimán, en Guerrero, así como los nacimientos en miniatura y policromados de Tlaquepaque.
“Queremos hacer reflexionar a la comunidad que hay que fijarse más en el origen que trajo la fiesta de las posadas; es más que comer y beber, hay que recordar la motivación, que es el nacimiento de Jesús”.
Para cerrar la velada de presentación del Nacimiento el 10 de diciembre, el Coro de Infantes de la Catedral Metropolitana de Guadalajara ofrecerá en la Biblioteca del ITESO un concierto con villancicos y cantos religiosos. Texto Comunicación Institucional Foto Luis Ponciano