En esta serie de ensayos, escritos por alumnos de la asignatura “Historia de la arquitectura renacentista”, a cargo del profesor Tiziano Leoni, toca el turno a la Basílica de La Santa Cruz, (Santa Croce), conocida por muchos como el Panteón de los Ilustres de Florencia.

Por Napoleón Flores Salcedo

La Basílica de La santa Cruz, (Santa Croce), conocida por muchos como el Panteón de los Ilustres de Florencia, es una basílica dedicada a la cruz de cristo de la orden de los franciscanos, erguida en el lugar donde existía una pequeña capilla que conmemoraba la muerte del patrono de esta orden.

Con un profundo valor hacia la identidad de la ciudad y con una cantidad invaluable de muestras artísticas de los más grandes del mundo, Santa Croce junto a la catedral, su duomo y los palacios, se posiciona como uno de los principales hitos de Florencia siendo un gran atractivo turístico para todo tipo de viajeros.

Florencia 2

Este complejo religioso que consta de dos naves, dos claustros y numerosas capillas, funciona asimismo como un panteón donde se encuentran los restos de las familias más influyentes de Florencia en su época así como las tumbas de los más grandes y notables ciudadanos de Florencia, este templo tan representativo de su ciudad ha sufrido numerosos cambios con el paso del tiempo, con un interior sumamente gótico, intervenciones renacentistas y una fachada neo-gótica. Se convierte en un elemento para reflexionar: ¿Qué tan válido es intervenir a un edificio años después de su finalización?, ¿qué tan real es copiar un estilo arquitectónico del pasado para implementarlo?, y ¿en qué se basa el espectador para considerar si es una intervención digna o buena, el tiempo que esta tenga, el nombre del arquitecto, o el trabajo que contenga?

La edificación de la basílica comenzó en 1294 bajo el diseño de Arnolfo de Cambio (1240-1302), escultor y arquitecto. Es el templo franciscano más grande del mundo.

En su interior se puede apreciar una arquitectura gótica italiana, con basílica de tres naves, acolumnado con arcos ojivales con un gran espíritu franciscano sumamente sencilla.

Tiene 115 metros de longitud y 38 metros de altura, esto la convierte en el templo más grande de Florencia después de Santa María Di Fiore, con una planta en forma de “T” egipcia, propia de la cruz típica de los franciscanos. En la nave principal se encuentran numerosa capillas y tumbas de diferentes familias, a su lado el primer Claustro que contiene la capilla Pazzi de Brunelleschi seguido del segundo claustro y el ahora Museo dell’Opera. Con el paso del tiempo este templo ha enfrentado inundaciones incendios y parte de su patrimonio artístico se ha perdido así como varias esculturas, frescos y pinturas que contenía.

Dentro en el claustro principal se encuentra la capilla Pazzi del Arquitecto Brunelleschi junto con intervenciones artistas y obras de: Cinabue, Giotto, Donatello, Giorgio Vasari, Lorenzo Ghiberti, Andrea Okagna, Taddeo Gaddi, Luca Robbia, Giovani de Milano, Bronzino o Domenico Veneciano.

Todas estas intervenciones y expresiones artísticas han llenado a Santa Croce de un valor incalculable haciéndola un verdadero recinto de la historia del mundo, como ya se mencionó, este templo funciona también como un panteón donde en el que descansan grandes artistas, científicos, literatos y hombres y mujeres, sus tumbas también se han convertido en grandes obras escultóricas con variados significados y alegorías.

En el templo se encuentran las tumbas de Maquiavelo, Galileo Galilei, Miguel Angel, Giacchio Vasari, Ghiberti, Alferi, un altar en honor a Dante Alighieri, Leon Bettista Alberti entre otros, destacándose la tumba de Galileo Galilei y de Miguel Ángel así como el recordatorio a Dante Alighieri que se desterró de Florencia y sus restos descansan en Ravena. Estas tumbas se encuentran rodeadas de esculturas que reflejan lo que hizo cada uno en su vida, que de forma poética y teatral muestran el luto que se guarda por la pérdida de estos hombres.

Entre las obras notables de la basílica se encuentran:

• Los Frescos de Giotto

• Pinturas de Tadeo Gaddi

• Trabajos de Donatello

• Capilla Pazzi de Brunelleschi

• Crucifijo de Cimabue.

Giotto realizó frescos para varias capillas del templo, llenándolas de su estilo pre-renacentista, como la capilla Bardi, capilla Peruzzi y capilla de la familia Baroncelli.

Gaddi (alumno de Giotto) también intervino este templo con grandes frescos, como “El árbol de la vida o “El sueño de Constantino”.

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En su interior, Donatello tiene varias esculturas y trabajos, el controversial cristo campesino el tabernáculo de la anunciación de la virgen entre otros.

También se encuentra el famoso crucifijo de Cimabue, todos estos ejemplos de la síntesis y espiritualidad de su época.

La capilla Pazzi, del arquitecto Renacentista Brunelleschi, autor de la cúpula de Santa María Di Fiore, la capilla se construyó por orden de Andrea de Pazzi como recinto funerario para la familia, con una planta a cruz griega elaborada con proporción áurea, dotó al templo con una cúpula centro de esta capilla decorada muy sencillamente al gusto del arquitecto con frisos y pechinas y detalles de mármol. Su fachada puramente renacentista, hace un contraste bastante armónico con el resto del claustro dotándolo de una gran intervención de una época diferente a la cual fue concebida en el resto del templo gótico.

Santa Croce se comenzó a edificar en 1295 como templo franciscano, no fue hasta dos siglos después que se consagró como templo; con los años ha sufrido grandes cambio e intervenciones, así como la pérdida de ciertas piezas y deterioro del edificio por inundaciones e incendios. Sin embargo, no fue sino hasta 1857 que se colocó una fachada al templo, el cual llevaba cerca de 500 años sin tener una.

Tras varios intentos fallidos de colocar una fachada a este gran icono de la ciudad, el 21 de agosto de 1857 es colocada por el papa Pío IX la primera piedra, bajo el diseño del arquitecto Nicola Matas.

Matas planteó sobre la base bicromática, verde con blanco, previamente propuesta por Queratesi (antiguo intento de fachada que no se logró) para darle un estilo de la antigua Florencia, para cuando el mármol suavizado por el tiempo tienda a un efecto más agradable que el que tiene ahora.

El costo de esta se calculaba en 25 mil escudos y fue un caballero ingles que vivía en Florencia que prestó el dinero para la iniciación de la obra.

En las tres entradas, Nicola planteó introducir arcos apuntados y cubiertas, coronando el conjunto por pináculos de mármol blanco con estatuas y bajo relieves en las partes superiores y como decorado realizados por el artista Giovanni Dupré.

Más arriba, en bajorrelieve, se puede apreciar la exaltación de la cruz y en el centro bajo el vitral principal se encuentra una estatua de la virgen María del mismo artista, el rosetón es libre y fue hecho años atrás y en el triángulo superior se encuentra un monograma de Jesús, amarillo con fondo azul. Las puertas de entrada muestran el tema del viacrucis de Cristo y fueron realizadas por Emilio Santarelli.

La fachada muestra una gran similitud con la fachada de la catedral Santa María Di Fiore y su campanario diseñado por Giotto, construidos en el siglo XIII, obra maestra de la Arquitectura Gótica Italiana. Así, estas con juego de mármoles blancos y verdes, numerosas estatuas y detalles, hipercargados, la fachada de Santa Croce a pesar de ser sumamente parecida es este ejemplo, esta se muestra mucho más sencilla y austera pero manteniendo el mismo lenguaje al de la catedral, podría deberse a su concepción franciscana.

Las dos, tanto Santa María Di Fiore como Santa Croce, fueron intervenidas en el Siglo XVI, a pesar de varios intentos de darle fachada a la catedral florenciana esta no se vio terminada hasta estos años al igual que Santa Croce, de igual forma un concurso convocado y el ganador fue el arquitecto Emilio de Fabris que optó por una estítica típica de la toscana utilizando de igual forma mármoles blancos con verdes.

La fachada occidental sigue las proporciones y los diseños de las catedrales góticas, pero se aparta de ellas con su profusa decoración y su gran número de esculturas.

La fachada de Santa María Di Fiore está dedicada a la virgen, por lo cual el lenguaje cambia de forma en cuanto a Santa Croce, donde las cruces de la fachada y el anagrama de Cristo tienen un protagonismo, dándole más plasticidad y permitiéndose poner distintos personajes, como los apóstoles, ángeles, pinturas escenificando la vida de la virgen.

Por otro lado, y para tener una visión periférica de las cosas es preciso también estudiar otro dos edificios por un lado el Campanario de Giotto y por otro el Baptisterio de Florencia.

El campanario de Giotto, construido junto con la catedral en 1298, tiene una posición poco habitual a los campanarios de esa época alineada al frente del edificio y no en la parte posterior como era costumbre, probablemente para dejar espacio para la cúpula gigante propuesta por Arnolfo Di Cambio, realizada años más tarde por Brunellechi.

En 1302 muere Di Cambio dejando inconcluso el proyecto del campanario, siendo retomando por el pintor Giotto en 1334, en el proyecto inicial se proponía una cima piramidal de unos 110mts de altura. Sin embargo, este muere en 1337 pero deja su nombre a la Torre. Inmediatamente el proyecto es seguido por André Pisano pero también muere al poco tiempo por la peste negra. Así, después de tantas manos el proyecto es concluido con Francesco Talenti que soluciona los problemas de equilibrio de la torre y hace una variación al proyecto de Giotto dándole su terminación actual.

El edificio tiene una altura de 84.70mts y una base de 14.5mts cuadrados, está dividida en cinco partes, cada una con un lenguaje diferente, conserva el estilo gótico lleno de bajo relieves y estatuas a diferentes alturas dedicadas a los sacramentos y a las virtudes y esta gana altura parecen ventanas acolumnadas para aligerar así la carga de esta.

 

El Baptisterio de Florencia o Baptisterio de San Juan.

Se cree que este edificio es el más viejo de la ciudad y que fue construido originalmente como un templo romano al dios Marte, pero esto último solo es un mito inventado por Giovani Villani.

Su construcción se le atribuye a Theolinda, reina de los Lombardos, fue inaugurado en el 4 de marzo de 897, pero posteriormente tarde fue remplazado por un baptisterio de planta octagonal (como hoy lo conocemos) y su construcción se concluyó en 1128, trayendo sus mármoles y pilastras de diferentes edificio romanos.

Edificio de carácter románico en su exterior y con decoraciones bizantinas en su interior, en su fachada, mantiene un recubrimiento bicromático con mármoles verdes y blancos, pilastras y arcos romanos, tripartidos en diferentes órdenes ascendentes, este edificio sirvió como inspiración para la realización de varios templos en la Toscana, es considerado como el mejor ejemplo de la arquitectura Románico-Tacana.

El edificio alberga obras como la María Magdalena de Donatello o el monumento funerario de Baldassarre Cossa, el antipapa de Nápoles, de Donatello y Michelozzo y en su exterior sobre las famosas puertas del paraíso se encuentran estatuas de Andrea Sansovino. El edificio ha tenido varios cambios a lo largo del tiempo, como es la clausura del óculo superior, el cambio de su pila bautismal posicionada originalmente en centro y la ampliación de algunas capillas internas.

También es importante resaltar las Puertas de Bronce de Lorenzo Ghiberti que fue ganador de un concurso donde participaron Filippo Brunelleschi, Donatello y Jacopo della Quercia en 1452. Estas puertas fueron descritas por Miguel Ángel como las puertas del paraíso, popularizando ese nombre hasta nuestros días.

Juan y Santa Croce, su sentido histórico, artístico y social para la ciudad nos permiten dar una opinión amplia sobre la identidad y el porqué de estos icónicos edificios, cada uno construido en un diferente tiempo, por diferente autor y sin embargo conservando (en sus fachadas) un mismo patrón que se puede notar por el bicromatismo, las esculturas y detalles.

Esto en nuestros tiempos podría ser motivo de crítica o incluso de desacreditación por varias academias e historicistas de la arquitectura. Ciertamente las fachadas de ambos templos pertenecen a un estilo neo-gótico historicista que trata de recordar lo que fue la arquitectura de antigua época, copiando o mejor dicho clonando elementos y composiciones de los otros edificios (el baptisterio y el campanario), esto puede ser un tanto desalentador para un turista que al momento de apreciar la interacción que tienen estos edificios se entere que ninguna facha pertenece a la misma época y que la más impactante de todas sea, si se ve en este sentido, una expresión de nostalgia ante lo que pudo haber sido la plaza principal de Florencia.

Pero a simple vista y lo digo porque así me ocurrió cuando recorrí Florencia, es un deleite el caminar por sus serpenteantes calles y toparse sin aviso alguno, más que el de ver a lo lejos la cúpula, y llegar a una plaza donde sus edificios principales manejan el mismo lenguaje la misma plasticidad y parecen tener un diálogo entre ellos mucho más íntimo que el que pueden tener con los otros edificios circundantes. Más adelante, siguiendo por las calles llegar a una gran plaza encabezada por la basílica de Santa Croce que te remonta automáticamente a esa plaza principal llevando el dialogo y formando así una identidad e imagen a la ciudad de unificación.

Eso en lo que respecta al sentido fenomenológico de la ciudad en estos espacios, al entrar de inmediata manera uno se da cuenta que cada edificio tiene su propia historia, su propia época y su propia función, lo cual no le quita valor a sus fachadas, con respecto a Santa Croce, pues su fachada sirve únicamente al exterior, da vista a la plaza y ligua al gran mausoleo con la catedral y el resto de los edificios, el interior responde totalmente a otros tipos de usos que ya se han contado previamente, esto funciona así porque esta basílica estuvo sin fachada cerca de quinientos años, nunca la necesito pero si le hizo falta, ese fue el motivo por el cual después de construyó.

¿Por qué concluir algo que lleva medio milenio sin hacerse? Muchas posturas existen respecto a estos temas, dejar intacto lo que ya se hizo, intervenir pero de manera novedosa lo que se necesite, e incluso posturas tan radicales como dejar las construcciones en ruinas como testigos del paso del tiempo y los actos del hombre, no defiendo ni apoyo ninguna de estas, en mi opinión creo que cada caso de reconstrucción o intervención debe ser evaluado, estudiado, debatido e interpretado tanto con una visión contemporánea al hecho como con una visión actual viendo las consecuencias que tiene este cambio hoy en día.

Como ya se dijo la basílica no necesito una fachada por mucho tiempo sin embargo esta fachada no complementa a el templo, sino que da unificación e identidad a la ciudad, proporciona un lenguaje que rompe la barrera del espacio que solo se genera en la plaza principal y la lleva hasta la plaza de Santa Croce, lugar de bastantes actividades recreativas y culturales hoy en día, posicionando este templo sumamente importante para la ciudad al nivel de la catedral y del famoso baptisterio.

No es por eso el hecho de que la fachada sea un añadidura siglos después, sino que esta funciona para lo que fue concebida “darle una fachada al templo” y por consecuencia responde también a la razón de la fachada de Santa María Di Fiore “darle unificación a la plaza” que a su vez responde a lo que sucede con el campanario que podría ser “darle una identidad a la arquitectura florenciana o toscana” que sucede de forma natural por el baptisterio, que este a pesar de ser característico en su lenguaje, si no fuera por esta imitación que se dio tanto en el campanario en 1334, doscientos años después de la finalización de San Juan, y en las fachadas de ambos templos en 1857, quinientos años después de la idea de Giotto y 700 años después de la conclusión del baptisterio, este último solo sería un edificio icónico de la ciudad y no pasaría a ser identidad de Florencia como lo es hoy en día, se vería fácilmente opacado por la cúpula de Brunelleschi.

Santa Croce no es una basílica perpetua que se haya quedado intacta por los siglos, es un edificio que se ha modificado, que ha sido reconstruido y que ha sido intervenido. Esto le da y aumenta su importancia como mausoleo de los artistas.

Es por eso que yo considero adecuada la intervención de Emilio de Fabris y Nicola Matas en la fachada de estos edificios; podrá ser controversial, pues es un estilo en una época que no corresponde y que a su vez está copiando el lenguaje y la plasticidad de otra época.

Sin embargo, restarle importancia a sus fachadas por ser una imitación o una clonación de algo que ya estaba en la zona, es como considerar inválida la intervención de la capilla pazzi que rompe con el lenguaje del espacio exterior o considerar que si en un principio se colocó una cúpula de madera a Santa María Di Fiore, por qué modificarla y poner otra con un estilo completamente diferente 200 años después.

Si bien es cierto la cúpula no es una clonación ni una imitación del pasado de nada, es un lenguaje nuevo a pesar de estar basado en el clasicismo y la fachada de Santa Croce es de un estilo historicista que imita lo que se hizo en un tiempo pasado, hoy en día casi doscientos años después de la intervención sabemos que las corrientes arquitectónicas de esa época eran los neo, la nostalgia al pasado y la imitación era la novedad artística.

No justifico todos los casos de estas corrientes y copias, solo propongo que el poner una fachada neo-gótica en un templo de concepción gótica, que esta misma fachada a su vez concluye y no suple una anterior, sin olvidar que le da una importante y fuerte identidad a el espacio inmediato y al resto de la ciudad es válido, pues no está reproduciendo o clonando una arquitectura ajena al contexto, como lo podrán ser construcciones neo-góticas en América, sino que toma el contexto, la tradición, la historia y la identidad de la zona y la complementa y fortalece.