De hoy al 29 de noviembre puedes inscribirte al PAP que hayas seleccionado. Conoce un poco de su historia y razón de ser.
POR CARLOS FELIPE RUIZ SAHAGÚN

Los Proyectos de Aplicación Profesional (PAP) han sido, a partir del 2006, experiencias socioprofesionales que, desde el currículo jesuítico de formación  universitaria,  resuelven  o  innovan  una  necesidad  sociotécnica del entorno, en coparticipación con grupos, entidades o comunidades, y como tales son documentadas y evaluadas académica y socialmente.

Gracias a tantos años de experimentación y de búsqueda de oportunidades en los intersticios que deja la regulación de la educación superior en México, el PAP pudo integrar los valores de fondo del Servicio Social (acordes con las Orientaciones Fundamentales del ITESO), los requisitos de dar cuenta del saber y del saber aplicar en el periodo de culminación de la formación profesional (Opción Terminal) y los de una puesta en escena de las familias profesionales en interacción con otros agentes y actores del entorno, sin perder el valor de la autonomía del estudiante y la aspiración del compromiso social.

El PAP es el resultado de largos años en los que el ITESO impulsó la reflexión y la apropiación académica de las ideas-fuerza de la innovación educativa de los jesuitas en el contexto mundial, sobre todo a partir de 1968. Fruto de una innovación histórica, el PAP responde a la necesidad de asociar a los alumnos con realidades presentes en su entorno y con los otros agentes que lo rodean, cuyas necesidades se convierten en motivación de un emprendimiento formativo, de una profesión socialmente útil y académicamente acompañado.

El ITESO posee una cultura de proyectos, más allá de una cultura de asignaturas. Desde mediados de la década de los sesenta experimentó diversas formas de vinculación con las necesidades del entorno, y entre 1970 y 2004 diversas carreras como Comunicación, Psicología, Administración, Arquitectura, y posteriormente Educación tuvieron no sólo actividades institucionalizadas de intervención social, sino que introdujeron en sus currículos experiencias de campo y talleres en los que los alumnos participaban comúnmente. Específicamente, la universidad le debe en mucho a Ciencias de la Comunicación las bases experimentales dentro del currículo formal y los referentes principales de los formatos de esto que ahora llamamos PAP, ya que prácticamente durante tres décadas está “escuela” instauró los proyectos de Multimedios convertidos luego en Área de Integración, en porciones importantes de tiempo de los últimos periodos de formación de los alumnos.

Los proyectos podían ser de investigación y/o vinculación (intervención, consultoría, producción, aplicación operativa el conocimiento, etc.), ya sea articulados a proyectos institucionales de mediano y largo plazo o abiertos intencionalmente como situaciones de aprendizaje, “sin excluir la iniciativa los propios estudiantes en la medida en que pueda ser asumida por el departamento para efectos de acompañamiento”. También se daba cabida a la colaboración entre las áreas académicas. A lo largo de los años hemos podido reconocer que hay diversas modalidades de PAP: intervenciones sociales, servicios profesionales, investigación aplicada o difusión sociocultural.

Por razones prácticas, en la comunicación cotidiana de la universidad se ha definido el PAP por sus componentes: Servicio Social, práctica profesional y Opción Terminal. Para empezar el PAP no es la sumatoria de Servicio Social, práctica profesional y Opción Terminal, sino que en más bien en el diseño del currículo actual integra estos tres componentes en una lógica de proyectos, transformándolos con una lógica nueva al pedir que como conjunto dieran cuenta de la preparación y habilidad profesional (práctica en una situación real), la capacidad de servir al otro (compromiso social) y la documentación y valoración ética de la experiencia profesional (Opción Terminal). Lo que los hace diferente es el significado que se quiere dar a estas tareas, más allá de cumplir los requisitos de la formación en licenciatura, y es que se trata de sembrar en los estudiantes una disposición permanente de encargarse de la realidad con una actitud comprometida y ética frente a las disimetrías sociales. En otras palabras, se trata del reto de “saber y aprender a transformar”.

El PAP como su propio método, es un proceso acotado en el tiempo en que los estudiantes, los beneficiarios externos y los profesores se asocian colaborativamente y en red, en un proyecto, e incursionan en un mundo social, como actores que enfrentan verdaderos problemas y desafíos traducibles en demandas pertinentes y socialmente relevantes. Frente a éstas transfieren experiencia de sus saberes profesionales y demuestran que saben hacer, innovar, cocrear o transformar en distintos campos sociales.

Al integrar el Servicio Social y la Opción Terminal en una asignatura-proyecto de incidencia profesional, el ITESO ha podido innovar profundamente esas dos figuras o requisitos para el egreso académico de los alumnos. El Servicio Social ha adquirido así una modalidad de desarrollo en la que se cumple plenamente su sentido y se integra a la dinámica formativa del alumno y al cabal ejercicio de sus competencias profesionales y universitarias, puesto que el estudiante se inserta en proyectos de vinculación universitaria que tienen claramente definidos sus impactos e involucrados, así como una temporalidad suficiente para alcanzar verdaderas soluciones o innovaciones en el entorno.

Por otra parte, se recupera y transforma el trabajo de tesis o de opción terminal tradicionales, al incorporar estas modalidades en un proyecto real de aplicación de saberes y colaboración con otros actores externos en la universidad, la consecución de fines comunes, con base en un entrenamiento y desarrollo de proyectos que permiten al alumno diseñar y documentar desde el diagnóstico hasta la evaluación de resultados en un ciclo consistente de transferencia saberes y aprendizajes coparticipativos, que deriva en soluciones o innovaciones pertinentes.