Durante la misa de San Ignacio, el Rector del ITESO invitó a la comunidad universitaria a discernir sobre las maneras en las que puede trabajar para ayudar al país en el difícil contexto que atraviesa.

 Luego de mucho insistir, el padre Jerónimo Nadal convenció a Ignacio de Loyola de que escribiera sus biografía porque, decía, su vida era la forma de la Compañía de Jesús. Así, Ignacio dictó sus memorias a su secretario, el padre Luis Gonçalves da Câmara, dando cuerpo al texto titulado Relato del Peregrino, en la que queda constancia de que el fundador de la Compañía fue, antes que nada, un peregrino geográfico y espiritual que, desde su conversión, estuvo siempre en actitud de discernimiento, una actitud que, según José Morales Orozco, SJ, debe regir el actuar del ITESO para de este modo saber cómo la Universidad ha de servir mejor a México en el contexto que vive. 

El mensaje del Rector tuvo como marco la tradicional misa de San Ignacio, que se realizó en el auditorio Pedro Arrupe, SJ, y que fue presidida por José Morales Orozco, SJ, acompañado por otros once sacerdotes, entre quienes se encontraba Carlos Soltero González, SJ, ex provincial de los jesuitas en México y quien, recordó José Morales, fue el encargado de darle las órdenes sacerdotales. La misa, dijo el Rector, tenía por objetivo “agradecer a Dios por la vida de san Ignacio, su herencia, su espiritualidad, su carisma, por lo que Dios le ha dado al mundo y a la Iglesia y por los jesuitas que durante casi 500 años han dado su vida” para servir a los demás. 

El eucaristía de la fiesta de de San Ignacio se celebra el 31 de julio porque ese día murió, en 1556, el fundador de la Compañía de Jesús.

Durante la homilía, José Morales señaló que se trataba de una misa especial porque, además de enmarcarse en los festejos por los 60 años del ITESO, en dos meses dejará la Rectoría de la Universidad.

Luego de contar la anécdota de cómo surgió el libro autobiográfico de Ignacio de Loyola, el Rector hizo un repaso del peregrinaje que hizo el santo desde su conversión hasta la fundación de la Compañía de Jesús en 1534 -la orden religiosa recibió la aprobación papal en 1540-.

El Rector señaló que durante todo este itinerario las preguntas constantes para San Ignacio fueron: ¿Qué puedo hacer yo para salvar a las almas? ¿Cómo trabajar para la mayor gloria de Dios? Y ambas preguntas, añadió, deben ser las que determinen el actuar del ITESO y de sus integrantes.

“Tenemos que discernir qué es lo que Dios nos pide. El discernimiento debe ser el fundamento de la planeación. Toda planeación debe empezar por eso, por preguntarse qué le pide Dios al ITESO y luego qué nos pide a cada grupo y luego qué nos pide a cada persona”, dijo José Morales y agregó que una de las virtudes de Ignacio de Loyola era que siempre tuvo en cuenta los contextos concretos en los que se encontraba, por lo que la pregunta ahora debe ser “¿qué podemos hacer?”. 

Luego de enfatizar que México atraviesa por un contexto difícil y complejo, Morales Orozco se refirió a la elección de Andrés Manuel López Obrador como próximo presidente de México y usó una comparación. Dijo el Rector: “Muchas veces hemos criticado a las universidades ‘patito’, pero estas universidades, a las que asisten alumnos que no pueden pagar otras escuelas y no tienen cabida en la educación pública, juegan un papel de contención social. ¿Dónde estarían los muchachos si no existieran estas universidades? ¿Por qué no ayudarlas a mejorar su nivel? Bueno, López Obrador es un candidato ‘patito’: no es el más preparado, no es el que mejor articula, pero, ¿qué hubiera pasado si no estuviera ahí después de 18 años de aguantar al PAN y al PRI? Cumple un papel de contención social, de repartir esperanza. La pregunta es, ¿qué nos toca? ¿Qué nos pide Dios para ayudar a nuestra patria?”.

El Rector concluyó invitando a los cerca de 400 asistentes a ponerse en actitud de discernimiento para buscar la mayor gloria de Dios y el beneficio de los demás. 

Previo al final de la misa, tomó la palabra José Martín del Campo, SJ, y pidió que, como en el ITESO no había una “misa de despedida de Rector”, se aprovechara el momento para “agradecer a Pepe por estos cuatro años” de rectorado, a lo que los asistentes respondieron con una larga y sonora carretada de aplausos.