Después de enterarse de la inmensa cantidad de escombros que surgirán cuando se construya la Línea 3 del Tren Ligero (unos 2 millones de metros cúbicos) alumnos del ITESO redactaron una inédita Norma Ambiental Estatal para regular estos desperdicios. Si la aprueba el gobierno, sería la tercera de su tipo en el país.
Si no hay contratiempos, la Línea 3 del Tren Ligero de Guadalajara empezará a construirse en junio de 2014 y se terminará en un plazo estimado de tres y medio a cinco años.
Serán 21.5 kilómetros de vías que, a lo largo de 18 estaciones y 33 minutos de recorrido total, unirán la zona centro de Zapopan con la Nueva Central Camionera, es decir, será una línea diagonal que atravesará prácticamente por completo la ciudad, con la capacidad de transportar diariamente a 233 mil pasajeros.
Ana Cecilia Perales es estudiante de Ingeniería Ambiental en el ITESO, y cuando trabajaba como practicante en la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco (Semadet) empezó a escuchar los volúmenes de escombro que generaría la obra, cuyo costo global es de casi 18 mil millones de pesos, según cálculos del Gobierno Federal. Algunas de las estaciones que tendrá la nueva línea son: Belenes, Basílica, Plaza Patria, Normal, Catedral, Analco, CUCEI UdeG y Tlaquepaque Centro.
Cinco de las 18 estaciones serán subterráneas; las excavaciones se extenderán por avenidas como Laureles, Ávila Camacho, Alcalde, Río Nilo o Revolución; tres kilómetros requerirán perforaciones de hasta 30 metros; la ciudad escupirá durante decenas de meses tierra, concreto, metales y otros materiales. En resumen, se calcula que la Línea 3 producirá aproximadamente 2 millones de metros cúbicos de escombros. ¿Adónde irán a parar? ¿Cómo se van a separar? ¿Se podrán reutilizar? ¿Qué dicen las leyes estatales?
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Estas fueron algunas de las preguntas que se hicieron en el ITESO los integrantes del Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) “Proyectos de impacto socio-ambiental”, coordinado por Hugo de Alba y al que además de Ana Cecilia se sumaron Christian Velázquez y Jesús Salas, también de Ingeniería Ambiental, cuyo producto final, de aprobarse, podría ser un parteaguas en la legislación jalisciense: la aprobación de una Norma Ambiental Estatal que regule y especifique el manejo y ubicación de los residuos procedentes de la construcción.
Una Norma pensada para los nuevos tiempos
En el semestre Primavera 2014 el PAP realizó una investigación –incluso visitaron los tiraderos de escombros de la Ciudad de México– que derivó en la redacción de un borrador de dicha Norma, el cual presentaron a la Semadet y en estos momentos se encuentra en proceso de revisión para cubrir todos los aspectos legales y técnicos que le permitan ser aprobada por el Congreso de Jalisco y las autoridades estatales correspondientes.
Con el inminente inicio de las obras (junio-julio) y los distintos pasos burocráticos que debe dar el borrador, los integrantes del PAP no creen que esta vaya a ser aprobada este año, pero esperan que algunos de sus contenidos queden como condicionantes para que las constructoras responsables de la Línea 3 manejen debidamente los escombros.
La Norma Ambiental Estatal que propone el ITESO y ya tiene en sus manos la Semadet, cuyo titular es María Magdalena Ruiz, llenaría los huecos que tiene la actual legislación mediante la Ley de Gestión Integral de los Residuos del Estado de Jalisco y el Código Penal del Estado, que en su Artículo 290 sanciona los malos manejos de los deshechos de la construcción, aunque de manera muy general y sin contemplar acciones de clasificación, almacenamiento, separación y, sobre todo, reaprovechamiento de los materiales.
El negocio del escombro en Jalisco vive un momento de caos. Según el periódico El Informador, la Semadet tiene registrados siete sitios oficiales para la disposición final de estos residuos, pero varios de ellos ni siquiera contestan el teléfono y solamente uno (Hasar’s, en Colotlán) declaró estar en condiciones de ofrecer adecuadamente el servicio.
La Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente clausuró en marzo de este año una escombrera en San Esteban en la que los materiales, tirados al aire libre, afectaban visiblemente el medio ambiente del lugar.
La anarquía es la norma, ya que mientras Hasar’s cobra 320 pesos por tonelada de escombro, los clandestinos –algunos invadiendo el Área Natural Protegida El Nixticuil-San Esteban-El Diente– reciben por 200 pesos a camiones con capacidad para cargar hasta tres toneladas.
Un buen negocio para la ciudad y el medio ambiente
Durante su visita a la Ciudad de México el PAP registró que los tiraderos autorizados llegan a pagar 83 pesos por metro cúbico de escombro, por lo que el valor estimado de los 2 millones que producirían las obras del Tren Ligero ronda los 166 millones de pesos.
El PAP presentó sus resultados la mañana del martes 20 de mayo en el campus, los cuales incluyen tres opciones dentro de la mancha urbana de Guadalajara para ubicar los escombros de la Línea 3, uno de los cuales, en Tlaquepaque, tiene el potencial para convertirse en un parque público y aminorar los problemas de inseguridad relacionados con esa zanja vacía, mencionó De Alba, profesor del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales del ITESO.
En el país, únicamente la capital y el Estado de México cuentan con una Norma Ambiental similar a la que la universidad le ha planteado al Gobierno de Jalisco. Texto Enrique González Foto José Hernández Claire