Estudiantes de Ingeniería Ambiental del ITESO diseñaron un par de propuestas: una que busca disminuir la cantidad de agua de lluvia que escurre a la ciudad y genera inundaciones y otra que tiene por objetivo infiltrar más agua al subsuelo
Hay dos cosas a las que los habitantes de la Zona Metropolitana de Guadalajara están más que habituados: los incendios en el Bosque La Primavera y las inundaciones en temporada de lluvia. A lo que no están tan acostumbrados es a encontrar la relación entre unos y otros. Sin embargo, la hay: el año pasado, las inundaciones que afectaron a miles de personas en el llamado Arroyo Seco fueron consecuencia de los daños que había dejado el incendio previo en el bosque. La relación entre ambos fenómenos dio pie a que estudiantes de Ingeniería Ambiental del ITESO diseñaran un par de soluciones: una que busca contener el agua en el bosque para que no escurra a la zona urbana, y otra que pretende aprovechar el agua de lluvia para infiltrarla de mejor manera al subsuelo.
Perla Hernández, Paulina Carlón, Carlos López y Héctor Almaraz forman parte del Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) «Desarrollo tecnológico para la sustentabilidad ambiental, energética y alimentaria». La propuesta, que presentaron ante miembros de la comunidad universitaria y autoridades de Zapopan, está diseñada en dos líneas: una hidrológica y una hidrogeológica.
En la exposición de la solución hidrológica, Paulina Carlón explicó que, si bien en gran parte del país ya se vive una sequía generalizada —con algunas zonas en situación de sequía severa, incluso—, en el área metropolitana de Guadalajara cada año cae más agua de la que se consume. Sin embargo, las inundaciones que cada año vive la urbe son muestra, dijo, de que «el agua de lluvia no se está aprovechando».
Con este marco es que diseñaron una propuesta de represas que se construirían en diferentes cauces que nacen en La Primavera y avanzan hacia la mancha urbana. La propuesta contempla la elaboración de hasta 80 represas de dos metros de alto y un pozo de 45 metros de profundidad para infiltrar agua al subsuelo. «Estas represas permitirán contrarrestar los efectos de los incendios, mejorar la captación de agua y reducir el caudal de agua para así prevenir inundaciones», dijo Carlón, y Perla Hernández complementó señalando que los efectos de esta medida están calculados para un periodo de entre cinco y 15 años. «Toma entre 10 y 15 años restaurar un área incendiada», dijo la estudiante.
Para la solución hidrogeológica, Héctor Almaraz retomó el dato de que cada año «llueve seis veces más que el agua que consumimos», y enfatizó la importancia de estudiar el efecto de la infiltración de agua, para lo cual es fundamental hacer un estudio del subsuelo de la región, que está compuesto por cal, tepetate y basalto. La propuesta que presentaron consiste en la construcción de un pozo de 45 metros que permitiría, en condiciones óptimas, infiltrar hasta 6 millones de metros cúbicos en 14 días. El estudiante también mencionó la importancia de mejorar los parámetros para medir el agua que se infiltra al subsuelo.
Para complementar la propuesta hidrogeológica, Carlos López explicó que el ITESO puede convertirse en un laboratorio para hacer pruebas y mediciones a partir de la instalación de estaciones meteorológicas, limnígrafos, lisímetros y piezómetros en diferentes puntos del campus. Además de ofrecer información que sirva como punto de partida para hacer proyecciones, estas medidas también pueden servir, dijo, para asegurar el abastecimiento de agua de la universidad y fortalecer la enseñanza y la investigación.
Para finalizar, representantes de la Dirección de Proyectos Estratégicos de Zapopan hicieron algunas observaciones enfocadas sobre todo en el proyecto de las represas, mismas que fueron atendidas por las y los estudiantes.
FOTO: Luis Ponciano