En agosto de 2021 el ITESO arrancó con este nuevo plan de estudios, que combina la mecánica, la electrónica y la ingeniería. Jaqueline Bernal, su coordinadora, explica que esta disciplina puede contribuir a aplicar diferentes conocimientos para resolver problemas sociales
En términos muy simples, la mecatrónica se trata de automatizar sistemas. Diseñar, construir, programar y echar a andar máquinas que simplifiquen y hagan más eficientes los procesos. Bernal Franco describe la labor de los ingenieros en Mecatrónica como la de alguien que hace una estructura mecánica y luego programa lo necesario para que esa estructura se mueva y trabaje. Para todo esto hay que diseñar, construir, echar a andar motores, calcular, programar sensores. Y, por sobre todas las cosas, “hay que ser persistente, no darse por vencido. Si algo no funciona, hay que revisar si fue por el motor, si fue porque le faltó un punto y coma al código [de programación]. Se requiere mucha disciplina”.
La ingeniería en Mecatrónica del ITESO arrancó con 22 estudiantes y en su segundo ciclo recibió a 14, con lo que suman ya 36. Comenzó en un periodo difícil, en pleno confinamiento por la covid-19. No obstante, el hecho de que arrancara en agosto del año pasado permitió que el estudiantado pudiera acudir al campus para usar los laboratorios que se acondicionaron exprofeso para esta ingeniería. Y es que se trata de una carrera en la que la práctica y el trabajo de laboratorio comienzan prácticamente desde el primer día.
Uno de los aspectos más cuestionados de disciplinas como la Mecatrónica es la sustitución del recurso humano. Pasa con frecuencia que, al automatizar procesos, las personas sean remplazadas por máquinas. Jaqueline Bernal, ingeniera en Mecatrónica por el Tecnológico Nacional de México campus La Laguna —donde también hizo la maestría y el doctorado en Mecatrónica y Control Automático— lo sabe, y señala que, si bien ésta es una realidad, también es importante destacar que el surgimiento de estos avances va a la par de la aparición de nuevas necesidades que es necesario atender. Lo importante, añade, “es usar todos los conocimientos para el mejoramiento de la sociedad. Poner a disposición y aplicar todos los aprendizajes para resolver problemas sociales, ser útiles a las personas”.
Otra realidad en el campo de la Mecatrónica es la poca presencia de las mujeres. Jaqueline Bernal es consciente de ello y agrega que tiene que ver con la muy arraigada creencia de que las ingenierías “son cosa de hombres”. Sin embargo, señala que este campo “no es un área de trabajo que tenga un género; todos podemos ser ingenieros, es un campo con futuro, bien remunerado, necesario y que tendrá una gran demanda”.
En su discurso durante el lanzamiento del Concurso Ada Byron, que tiene por objetivo crear soluciones para la inclusión social desde la mecatrónica y que está dirigido a futuras ingenieras que quieran estudiar en el ITESO, Jaqueline Bernal señaló que “en el último informe de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), las mujeres representaron sólo 31 por ciento de los graduados con títulos universitarios y tecnológicos en el año académico 2019-2020. Es fundamental revertir estos indicadores, impulsar las ingenierías y asegurar un mercado laboral más preparado y equitativo”.
Finalmente, en las disciplinas de las ciencias exactas se suele hablar de la falta de referentes para que niñas y adolescentes se interesen en estas áreas del conocimiento. Jaqueline Bernal señala que para ella sus referentes han sido Cristina Verde y Karla Camarillo, pero agrega que, sin importar el género, “México necesita impulsar mucho más la investigación”.
FOTO: Luis Ponciano