La periodista, reconocida nacional e internacionalmente por sus reportajes sobre pederastia, violencia de género o narcotráfico, ofreció en el campus una charla en torno al periodismo investigativo, y compartió con los alumnos de la Licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública los elementos que ella considera que hacen un buen reportaje de profundidad.

“El periodismo de investigación se encierra en una sola frase: ensuciarse los zapatos”, dijo Sanjuana Martínez a los alumnos de la Licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública. En sus 25 años de carrera, Martínez se ha desempeñado como reportera independiente, investigando sobre temas de violencia de género y crimen organizado.

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Dio ejemplos de su propia trayectoria para explicar a los alumnos el esqueleto de un trabajo periodístico, y los puntos torales en sus investigaciones. Recordó cuando, tras insistirle al jefe de información de su primer trabajo que le diera una fuente de política, este le dijo: “La ciudad es suya”, y fue así como comenzó en el periodismo social.

Ver, leer, escribir y denunciar

Hizo énfasis en el trabajo de campo, en ensuciarse los zapatos, salir a hablar con la gente y ver de primera mano los acontecimientos, sean lugares de difícil acceso o privados. “En periodismo, siempre es mejor pedir perdón que permiso”. Para un reportaje, dijo, la parte humana y de experiencia es lo que le da sabor, y lo que conecta al lector con un texto.

Aunque Martínez se confesó ávida de los temas escabrosos, alentó a los alumnos a buscar los temas que más les apasionen, y a buscar trabajo en los medios antes de salir de la universidad. También les recomendó aprender a realizar todos los formatos periodísticos —audiovisual, escrito, hipermedial— y a leer mucho. “Leer novela, cuento, ensayo, poesía… el que no lee, no tiene lenguaje, y el que no tiene lenguaje, no sabe escribir”.

Hizo especial énfasis en la cuestión deontológica de la profesión, en no tomar partido, pero dejar en claro de qué lado se está, y siempre tener equilibrio informativo con fuentes diversas. Admitió la dificultad de sentir ese equilibrio, movida muchas veces por la trágica realidad de sus investigaciones. Pero, insistió, hay que intentarlo. “El último reducto en la búsqueda de la verdad somos nosotros [los periodistas]”, afirmó. “Somos el contrapeso”.

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Un oficio peligroso

Antes de comenzar su charla, Martínez pidió un minuto de silencio por Gregorio Cruz, reportero de Notisur y Liberal del Sur recientemente asesinado en Veracruz. “Una está cansada de ver pasar los cadáveres de sus colegas y amigos”, lamentó.

Varios alumnos le preguntaron cómo se protegía en sus investigaciones sobre delitos clericales, narcotráfico o trata de mujeres, a quienes les respondió con una anécdota relacionada con una reportera europea que también le preguntó cuál era su protocolo de seguridad: “Me encomiendo a Dios y ya”. Martínez siempre se ha negado a llevar escoltas o seguridad, porque en su opinión sería como ir al zoológico y no ver a las bestias.

Sin embargo, aclaró que la responsabilidad por su vida es algo siempre presente. “Una noticia no vale la vida; tenemos que seguir vivos los periodistas para darles guerra a los que nos quieren muertos”.

Foto Luis Ponciano