Los destinos elegidos por el Papa en su visita a México son índice de su mensaje, opinaron jesuitas, académicos y expertos.
Cuando los pontífices se dirigen a la gente congregada en la homilía, lo que le dicen a Roma, se lo dicen al mundo.
En este caso, lo que el Papa Francisco dijo en Brasil en la Jornada Mundial de la Juventud 2013, lo expresó para todos los jóvenes en el mundo; el mensaje por la defensa de los migrantes que declaró en el Congreso de Estados Unidos en 2015, fue intencionado para cuestionar las políticas migratorias de todos los países.
En su visita a México, del 12 al 17 de febrero, los mensajes que dirija a México resonarán en el resto del mundo. Y, de acuerdo con los participantes del coloquio “A la ciudad y al mundo, Escenarios de la visita del Papa Francisco a México”, la elección de las ciudades —la Ciudad de México, Morelia, San Cristóbal de las Casas y Ciudad Juárez— son ya una declaración elocuente.
“No son lugares cómodos, como en otras visitas. No va a lugares eminentemente marcados por el catolicismo, como lo fue la visita de Benedicto al Bajío. El Papa Francisco eligió lugares de frontera inminente”, declaró Juan Carlos Henríquez, SJ, académico del Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO.
El sociólogo jesuita moderó el martes 9 de febrero esta reflexión, junto con el panel conformado por la especialista en derecho humanos y regidora de Guadalajara, Guadalupe Morfín; Pedro Arriaga, SJ, superior de la misión jesuita de Bachajón, Chiapas, y Alfonso Alfaro, académico del Departamento de Filosofía y Humanidades.
“No es una visita directiva, no es mesiánica, él viene a escuchar al pueblo de México y a decir palabras de misericordia”, insistió Henríquez a los asistentes en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ.
Estas palabras, adelantaron los invitados, tendrían que ser congruentes con las heridas que se encuentran en cada uno de los destinos, en los que los peligros de la migración, los desaparecidos y asesinados, los atropellos a los derechos humanos, la corrupción, la inseguridad y la pobreza son continuos.
En las fronteras, los milagros
México es uno de los países que más visitas pontificales ha tenido; esta será la séptima y la primera del Papa Francisco.
Los destinos en México están a tono con el tema de su pontificado, de acuerdo con Arriaga, SJ; Chiapas, por ejemplo, es el estado con más índices de pobreza según la revista Forbes, y tiene historia de violencia y ausencia de derechos humanos en las comunidades indígenas, pero es también el espacio de una Iglesia autóctona, forjada por el obispo Samuel Ruiz y que es apoyada por las misiones jesuitas de la región, la orden a la que también pertenece el Papa.
“El Papa, al iniciar la Eucaristía allí, tocará con la herida abierta de Acteal, donde continúa la impunidad y no se ha logrado hacer justicia como en otras partes”, relató el sacerdote, quien estuvo involucrado en los pormenores de su visita a Chiapas.
Ecatepec —el municipio con mayor índice de feminicidios y el primero en declarar alerta de género— y Ciudad Juárez —con su historia de maquiladoras asesinadas y migrantes esperando cruzar— tendrán que poner en la mesa sus propias heridas.
“En las fronteras del desamparo ocurren también los milagros. Uno de ellos sería que el Papa Francisco pudiera ponerse en los zapatos de estas mujeres que luchan por mantener vivos los lazos comunitarios y abrirse futuro, pese a los agujeros que en su tejido social dejan a diario las actividades los cárteles, la corrupción oficial, la negligencia, el abandono y hasta la traición de instituciones públicas”, declaró Morfín, quien fuera fiscal especial de la Procuraduría General de la República para delitos de violencia contra las mujeres y trata de personas en 2009, en Ciudad Juárez.
El resquebrajamiento de la gobernabilidad tendría que ser un tema que el Papa aborde en Michoacán, emblema de la guerra contra el narcotráfico que estallara en 2006, o la Ciudad de México.
“El Papa es valiente en su postura contra el crimen organizado, es la oportunidad de que la iglesia haga frente a este problema”, opinó Alfaro, quien declaró que la Iglesia católica sigue teniendo presencia fundamental en Michoacán, no solo en la comunidad indígena, sino en la rural y urbana, y “por eso, la visita del Papa Francisco puede ser importante, porque el recuperar ese sentido de comunidad es la mayor arma contra el crimen organizado, y se una a una estructura cívica y eclesiástica nueva”. Foto Roberto Ornelas