Carlos Scolari, experto en medios digitales, habló sobre la evolución y los alcances de este concepto, en el marco de los 50 años de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación del ITESO.
Series de televisión que lanzan líneas de muñecos de colección, cómics que se convierten en películas que parten del canon para ser apropiadas por los fans en arte gráfico, música o disfraces en convenciones. Videojuegos basados en libros… Todo esto es narrativa transmedia.
Se trata de un proceso en el que los elementos de una ficción se dispersan sistemáticamente a través de distintos canales de distribución, con el objetivo de crear una experiencia de entretenimiento unificada y coordinada. Idealmente, según lo planteó Henri Jenkins (el académico de MIT que acuñó el concepto de narrativa transmedia), cada medio contribuye al desarrollo de la historia.
La narrativa transmedia ha evolucionado a tal grado que se ha expandido a terrenos de la no ficción, la comunicación política, la cultura pop y hasta del periodismo.
Con esta evolución del uso semántico del término transmedia y las formas en que ha evolucionado, el doctor Carlos Scolari, investigador de la comunicación y experto en medios digitales, cuestiona si conviene o no seguir usando el término transmedialidad.
Durante la conferencia «Transmedia is dead. Long live transmedia«, la cual se celebró en el marco de los 50 años de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación del ITESO, el pasado lunes 27 de noviembre, Scolari compartió que esta lógica data de 2003, y ha adquirido distintos significados al punto de evolucionar las formas de comunicación, y a la comunicación misma.
El académico del Departamento de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ejemplificó con los productos de la cultura pop que existen desde el siglo XX, como los cómics, los cuales ahora derivan en distintos productos comerciales y producciones cinematográficas de altísimo costo.
Esta narrativa, dijo, también ha sido adoptada por otras disciplinas. Al respecto citó el caso de National Geographic, que comenzó siendo una revista de divulgación científica y que ahora es una empresa transmedia: en su documentación sobre el hundimiento del Titanic, por ejemplo, realizó todo un despliegue transmediático a través de documentales y publicaciones en su sitio web, interconectado con sus redes sociales con productos multimedia.
El boom de los documentales en Latinoamérica también se ha alimentado de la narrativa transmedia, así como el periodismo de investigación.
«(La narrativa transmedia) salió de la ficción a la no ficción. El cambio es radical. Cada vez más la primera chispa del relato informativo nace a partir de un usuario, y no tanto de un periodista tradicional. Sobre todo en las breaking news. Un terremoto, un tsunami, una balacera. Nos enteramos primero por un usuario, por un pequeño tuit o una grabación. Después llega el profesional a ampliar y corroborar la información e ‘hipertextualizarla'».
No significa que estos usuarios sean periodistas ciudadanos, son informadores, explicó: informadores que alimentan la transmediación de la noticia.
En cuanto a los productos de consumo masivo, el académico dijo que hay un canon del cual se parte para que el fandom (las fanáticas y los fanáticos) se apropie y construya sus propios contenidos.
«El mundo de los usuarios es fascinante, hay un campo de apropiación política o personal. La gente no compra Apple, es fan de Apple. Uno gasta un montón de dinero y las compañías con los derechos lo saben, y a veces se repelen, pero tienen una relación de explotación recíproca», añadió Scolari.
En algunos años se entenderá que así funciona la narrativa y mientras tanto el mercado inventará otra palabra; en Estados Unidos y ciertos países de Europa, precisó, el término ya es casi caduco. Lo que no cambiará nunca es la base narrativa en la que se sostiene.
«Si el guion es una mierda, el transmedia no lo salvará nunca. Como en el cine. Por eso es fundamental tener buenas historias. El transmedia potencia una buena historia, los involucra, se expande el mundo narrativo. Lo que nos diferencia de las otras especies es precisamente el storytelling«.