El 27 de junio se celebra el Día Internacional de las Mipymes

Por Asela Burgos

 Las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) no son solo motores de empleo o cifras en reportes económicos. Son, ante todo, espacios vivos donde se tejen relaciones, se construyen sueños y se forja el bienestar colectivo. También, son puntos de encuentro donde se cruzan vidas, aspiraciones y futuros compartidos. En cada una de ellas hay una historia de lucha, creatividad, cuidado y comunidad;, su compromiso es con la dignidad humana, con el trabajo bien hecho y con el desarrollo de comunidades enteras.

Hablar de mipymes es hablar de personas. Y por eso, su bienestar y su impacto social no son solo responsabilidad de quienes las fundan o trabajan en ellas, sino de todos: del Estado, de las universidades, de los consumidores, de los vecinos y de quienes las conforman. Porque su existencia y su impacto nos atraviesan como sociedad.

Desde el Centro Universidad Empresa (CUE) del ITESO entendemos que una empresa no puede crecer sin propósito ni sin conciencia de su rol social porque en las mipymes se juega buena parte del tejido social de México y el mundo. Son las que dan empleo, las que sostienen barrios, las que educan a hijos, y un sinfín de etcéteras, porque entendemos que cada empresa es una red. Y cuidar esa red es entender que no hay desarrollo económico posible sin equidad, sin inclusión, sin sostenibilidad. Por eso promovemos un modelo de intervención centrado en cinco dimensiones esenciales, las cinco E: el Empresario/a o emprendedor/a, como motor de visión, con valores y liderazgo; la Empresa, como espacio estructurado para generar valor colectivo; el Equipo de trabajo, como comunidad activa de personas con derechos y talentos que merece respeto, desarrollo y voz; el Entorno, como el tejido económico, ambiental y social del que formamos parte pues ninguna empresa existe en el vacío y debe tener una relación ética y responsable con su comunidad, y la Excelencia humana, como principio rector que pone a la persona al centro de todo, no basta con generar riqueza si no se cultiva la integridad y en todo amar y servir.

Este modelo es más que una metodología: es una postura para transformar la manera de hacer negocios, una forma de construir empresas desde el cuidado, el servicio y el compromiso con una economía que beneficie a más, no solo a unos cuantos y que busca generar procesos de transformación que pongan en el centro a la persona, su dignidad y su posibilidad de crecer con otros y para otros.

Si a lo anterior le sumamos los valores del liderazgo ignaciano, las cuatro C, se complementa lo que define el tipo de líderes que buscamos formar: Comprometidos, con su vocación, con su comunidad y con la transformación del entorno; Competentes, capaces de articular saberes y prácticas con visión crítica y responsable; Compasivos, que no solo reconocen el sufrimiento, sino que actúan con empatía activa y solidaria, y Conscientes, pues comprenden su papel en el mundo y toman decisiones que buscan el bien común. Es por esto por lo que las mipymes son expresiones concretas de estos liderazgos. Son pequeñas en escala, pero enormes en impacto. Porque en cada una de ellas hay una apuesta por un México más justo, más colaborativo, más humano.

Y es que en el CUE: “Creemos que el acompañamiento y la capacitación con propósito son cimientos que no solo transfieren conocimiento, sino que siembran la semilla de la transformación en personas, organizaciones y sociedades, creando puentes capaces de cambiar realidades y conectar comunidades». Por eso, este Día Internacional de las Mipymes no es solo una fecha para celebrar. Es una oportunidad para involucrarnos, para hacer un llamado a fortalecer estas empresas no solo con apoyos financieros, sino con redes de confianza, procesos formativos, asesoría técnica y espacios de reflexión colectiva. Porque cuando una mipyme crece con dignidad, no solo mejora su estado de resultados, mejora su barrio, su entorno, su gente. Y cuando se tambalea, no solo se pierde una empresa: se debilita una esperanza. La incidencia social de las mipymes no es opcional. Es responsabilidad compartida. Y el momento de actuar es ahora.

 

Asela Burgos, académica del Programa MiPyme ITESO

FOTO: Luis Ponciano