Largas jornadas frente a la computadora, malas posturas o desorden en el escritorio, derivan en fatiga, estrés o lesiones. La ergonomía aplicada a los espacios para trabajar se ha convertido en un asunto de salud prioritario. La universidad aplica estudios y ajustes para mejorar espacios de trabajo, desde un cambio de silla hasta la adecuación integral del entorno.
Por Enrique González
Las cosas han cambiado en las oficinas.
En el “escritorio” (lugar para scribere, un vocablo en latín), prácticamente ya no se “escribe”, sino que se teclea, se responde el teléfono fijo, el teléfono celular o se revisan papeles. La persona de una oficina, escuela, empresa o similares, permanece en promedio unas ocho horas sentado. Si a eso sumamos las personas que hacen ejercicio cotidianamente es una cosa, y si sumamos sedentarismo también fuera de la oficina, el cuerpo lo resiente.
Problemas en el túnel metacarpiano y dolores en la espalda, tensiones en cuello, brazos y piernas se van acumulando lenta, pero inevitablemente debido a múltiples factores uso inadecuado, entre ellos una mala postura al sentarse, un teclado y un mouse inapropiados o una silla no apta para la complexión del usuario.
Acciones ergonómicas: pequeños ajustes, beneficios a largo plazo
Desde hace un par de años un equipo interdisciplinario de la universidad ha atendido a cerca de 200 personas que trabajan en el ITESO y que por distintas razones –principalmente malestares físicos– solicitan una mejora de su espacio laboral.
Este equipo, en el que colaboran las oficinas de Personal, Compras y Servicios Generales, con los departamentos académicos de Salud, Psicología y Comunidad, así como el del Economía, Administración y Mercadología, es coordinado por Gerardo Zermeño, de la Oficina de Personal; es apoyado por la Dirección de Administración y Finanzas del ITESO y tiene como objetivo pensar en clave ergonómica, mejorar los espacios de trabajo y evitar la proliferación de las llamadas “enfermedades de trabajo”.
“Tenemos un protocolo con el que evaluamos a la gente y hacemos mediciones con biofeedack”, explica Claudia Vega, profesora del Departamento de Salud, Psicología y Comunidad y especialista en estudios de biofeedback.
La ergonomía es el “estudio de datos biológicos y tecnológicos aplicados a problemas de mutua adaptación entre el ser humano y las máquinas”
Pero, ¿qué es el biofeedback? Biorretroalimentación en español, técnicas que miden científicamente las funciones fisiológicas del cuerpo humano para mejorar su salud y rendimiento.
Un estudio de biofeedback consiste en conectarle a la persona una serie de sensores electrónicos en varias partes de su cuerpo, pedirle que esté en reposo y luego que realice sus actividades cotidianas (teclear, contestar el teléfono, firmar papeles, leer unas hojas) para medir en ambos casos, a partir de los microvolts que registra el aparato, los grados de tensión que presentan, por ejemplo, sus músculos.
Este estudio aplicado a más de 200 empleados de la universidad resultó en la adecuación de escritorios, descansa pies, pantallas de computadoras a una altura adecuada, ajuste de teclados, mouse y sillas. Todo a la medida de la persona.
¿Cómo y por qué adaptar la tecnología a nuestras vidas?
Los espacios de trabajo –al igual que muchos otros aspectos de la vida contemporánea–, se han transformado poco a poco en uno de los más claros ejemplos del sedentarismo que aqueja a la mayoría de la población económicamente activa del planeta.
A nivel global los seres humanos pasan, en promedio, el 85% de su jornada laboral sentados frente a un monitor, sin olvidar que la mayoría de los traslados de la casa a la oficina y viceversa también los hacemos sentados (auto o transporte público) y que cuando llegamos a casa comemos sentados, bebemos sentados, vemos la televisión sentados… Incrementar la actividad física de las personas, aunque sea mínima o moderada, es uno de los grandes retos para la salud pública mundial.
Al hablar específicamente de la ergonomía como una herramienta de bienestar a la hora de llevar a cabo nuestras tareas profesionales, la Organización Mundial del Trabajo (OIT), algunas empresas e instituciones de distintos países llevan años considerando esta disciplina una prioridad.
A decir del Instituto Estatal Noruego de Estadística, las mejoras introducidas con criterios ergonómicos en el diseño y los asientos de empresas, escuelas y oficinas, en un periodo de un año redujo casi a la mitad la tasa de ausentismo debido a los dolores de espalda.
En la vecina Finlandia (los países nórdicos son pioneros en estos asuntos), existen diversos estudios que ratifican los significativos incrementos en la productividad de los lugares que voltean a ver a la ergonomía de manera seria.
Una fábrica de automóviles, Colmotores, aplicó un modelo finlandés centrado en la adquisición de sillas y herramientas adaptadas ergonómicamente a los empleados: la productividad se incrementó un 15% durante los cinco meses posteriores a la aplicación de estas medidas.
La ergonomía, una de las disciplinas más demandadas en el mundo –la OIT la considera una de las 19 profesiones que más incrementarán su popularidad en los próximos 10 años–, surgió para encontrar el uso más adecuado de la tecnología en la vida cotidiana, laboral o de simple ocio (piense en los controles de videojuegos, en el los asientos de aviones o autobuses o en los aparatos de gimnasio).
En España, la Fundación Mapfre ha apoyado varios estudios e investigaciones dedicadas a la ergonomía, las cuales corren paralelas a becas, talleres o textos como el manual Ergonomía práctica, elaborado por José Luis Melo, una referencia a nivel Iberoamérica.
Microsoft, el gigante tecnológico fundado por Bill Gates, es una de las firmas que más ergónomos tiene en su nómina, responsables de supervisar el diseño de todos sus dispositivos, sean teclados, ratones o pantallas.
En México, la Sociedad de Ergonomistas de México (www.semac.org.mx), tiene actualmente registrados a casi 130 miembros y entre sus objetivos está el de “propiciar y patrocinar programas educativos, conferencias, cursos, congresos, y eventos que enriquezcan la cultura de la ergonomía a nivel nacional e internacional”.
Al hablar de legislación mexicana, debemos remitirnos al Reglamento Federal de Seguridad, Higiene y Medio Ambiente en el Trabajo, emitido por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (www.stps.gob.mx), el cual subraya la importancia de la ergonomía en el ámbito laboral e insta a empresas y organizaciones a que promuevan su aplicación en todos los ámbitos (instalaciones, maquinaria, equipo o herramientas) para evitar accidentes o enfermedades de trabajo.
Los inconscientes y dañinos vicios conductuales
¿Con qué se ha topado este equipo de especialistas? Con dolores en la espalda baja y alta, en los trapecios y deltoides, en el túnel metacarpiano… Y con los llamados “vicios conductuales” (ver recuadro abajo).
“Los hemos encontrado en casi todos los empleados del ITESO evaluados”, refieren Humberto Valdivia y Claudia Vega (ver Recuadro 1). Responde las siguientes preguntas para ver si tienes alguno:
¿Tus brazos están “volando” mientras tecleas o los tienes apoyados? ¿Tienes las piernas muy estiradas o cruzadas? ¿Estás sentado de manera que la espalda tenga apoyo o está volando? ¿Sueles teclear al mismo tiempo que sostienes con tu hombro y oreja el teléfono? ¿Qué tanto necesitas inclinar tu cabeza para ver lo que escribes en la pantalla?
La gente no se suele preguntar si está a gusto en su lugar de trabajo, señala el académico y encargado del Laboratorio de Mercadología Humberto Valdivia, por lo que los datos duros del biofeedback son indispensables para mostrar los efectos a corto y largo plazo que un cuerpo puede arrastrar por culpa de los vicios conductuales.
“Hemos evaluado a gente que, cuando teclea, su tensión muscular es igual a si cargara un garrafón de agua de 20 litros”
“No nos podemos guiar por las opiniones. ¿Están o no teniendo tensión los músculos lumbares de esta persona?”, expone Valdivia.
“Solamente mostrándoles las fotos de cómo trabajaban, las personas se daban cuenta; es algo que no hacemos conscientemente. Hemos evaluado a gente que, cuando teclea, su tensión muscular es igual a que si cargara un garrafón de agua de 20 litros”, complementa Vega.
Para aplicar las modificaciones que cada caso requiere (han atendido más de 200), el equipo ha contado con un apoyo fundamental: el de la Oficina de Servicios Generales del ITESO, la cual, siguiendo las indicaciones surgidas de los estudios, se ha dedicado a recortar, alargar, poner cuñas, subir o bajar todo tipo de mobiliario para que la persona trabaje en un entorno más propicio para sus características, sea alto, bajo, delgado u obeso.
Las sillas adaptables a cada necesidad
La prevención en estos asuntos es clave, coinciden los expertos. Y para abonar a este aspecto, Zermeño, Vega y Valdivia llevaron a cabo un minucioso proceso de evaluación y rediseño del modelo final para que el ITESO hoy esté comprando sillas adaptables a las características del personal (ver el segundo recuadro abajo).
Estudios de biofeedback, mejoras en descansabrazos, el ancho de la silla, el apoyo lumbar que ofrecía, la capacidad de ajustarse hacia arriba, hacia abajo y a los lados y hasta la selección de telas más frescas, fueron algunos de los elementos que se tomaron en cuenta para pedirle al fabricante que diseñara una silla al estilo del personal del personal de la universidad. La premisa fue: no es lo mismo comprar una silla diseñada para el mercado anglosajón que armar una más acorde a la complexión de los mexicanos promedio.
Organiza tus herramientas y accesorios en tu espacio de trabajo y observa las buenas prácticas para evitar lesiones. Si quieres más información, escribe a los correos gzermeño@iteso.mx, aarroyo@iteso.mx, mitsuro@iteso.mx y oscarmy@iteso.mx. Foto prevencionar.com
Gráfico elaborado por la Oficina de Publicidad del ITESO, con datos del equipo responsable del proyecto de ergonomía
Ojo con los vicios conductuales
• No hay que cruzar las piernas mientras tecleas.
• Tampoco estirarlas exageradamente hacia el frente, porque se “jalonean” los músculos de la espalda.
• Evita teclear y hablar por teléfono sosteniéndolo con la oreja y el hombro.
• Revisa que tus brazos no “floten” cuando tecleas.
• Contempla la posibilidad de tener un descansa pies.
• No es nada recomendable sentarse con las piernas encima de la silla, como si fueras un faquir.
• Hay que intentar sentarnos derechos, en lugar de encorvarnos.
• No te deslices hasta “acostarte” en tu silla, es decir, no termines con la espalda sin apoyo posterior y con el trasero prácticamente volando.
• No teclees “golpeando” a las pobres teclas, no las castigues. Es tensión innecesaria que se irá acumulando en tus músculos y articulaciones.
¿Cómo adaptar mejor tu espacio de trabajo?
Si quieres prevenir lesiones o ya presentas molestias al trabajar varias horas frente a la computadora, en tu casa, estudio u oficina revisa, entre otros aspectos:
• Tu postura al sentarte.
• Las características de tu silla en cuanto a apoyo en la espalda, posición de los descansabrazos, la altura a la que te deja con respecto a tu teclado y tu monitor o la posibilidad de complementarla con un descansa pies.
• El entorno general de tu espacio laboral (ventilación, luminosidad, objetos que estorban, distancia con tus compañeros, entre otros).
• La altura de tu monitor.