Un curso de capacitación sobre lectura, escritura y oralidad llevó a la autora a reflexionar sobre la importancia de fomentar el uso la escritura en los procesos de aprendizaje, aún cuando se cuenta con herramientas de apoyo como la Inteligencia Artificial
Por Loreto Irene Soto Rivas*
El derecho como sistema normativo de las ciencias sociales y humanidades, tiene sus orígenes en el extinto imperio romano. La costumbre, en principio, fue el sustento del derecho romano; no obstante, conforme fue evolucionando la sociedad romana hubo la necesidad de convertirla en preceptos normativos que se plasmaron en lo que se conoció como las doce tablas, las cuales posteriormente tomaron el nombre de Código Justiniano.
El derecho romano es la base del derecho mexicano, por ello, nuestro derecho es eminentemente escrito, de tal suerte que todos aquellos que nos adentramos en el estudio de tan noble disciplina debemos tener en cuenta que, para aprender los conceptos torales del derecho necesitamos de la escritura; dicho de otra forma, necesitamos comprender y conocer las principales teorías que sirvieron y que han servido de sustento en la evolución y fundamentación del sistema jurídico mexicano.
La escritura es un elemento esencial del lenguaje, entendiendo a este como un concepto totalizador, es decir, implica, según Halliday (1993), “transformar la experiencia en conocimiento o viceversa, ya que, citando textualmente al autor referido (…) el lenguaje es la condición esencial del conocimiento, el proceso por el cual la experiencia se convierte en conocimiento” (Halliday, 1993: 94). Los preceptos de derecho se alimentan de experiencias cotidianas humanas, actos humanos que según ciertas cualidades se vuelven actos jurídicos que se traducen en normas jurídicas escritas, también conocidas como Constitución, códigos, leyes sectoriales o reglamentos.
En el aprendizaje del derecho es esencial tener claridad respecto de los elementos de la escritura y la importancia que esta tiene al momento de profundizar y reflexionar sobre conceptos torales propios de la disciplina como acto jurídico, norma jurídica, justicia, precepto de derecho, garantía y derechos fundamentales, entre otros. Tal cometido sería simplemente imposible prescindiendo de la escritura y/o fuentes escritas. Por ello, y considerando lo que señala Marucco (2011: 7) “Ser integrante de una comunidad disciplinar (…) implica apropiarse (…) de sus propios textos”. Dicho de otra forma, hay que tener todo un bagaje jurídico desarrollado previamente por los grandes estudiosos del derecho, y tal condición sólo se logra a través de la escritura ya que, sin menospreciar los avances en la transición que se está haciendo al interior del Estado mexicano de una tradición eminentemente escrita a la oralidad, ello no implica que en un momento dado se prescinda de la escritura, ya sea en la enseñanza del derecho mismo, en los procesos que este conlleva y todo lo que integra un marco jurídico determinado.
Para cerrar estas reflexiones toca reiterar que, mientras que como humanidad no inventemos alguna otra alternativa que sustituya al lenguaje, la escritura y todo lo que este supone en los procesos de aprendizaje humano tendremos que seguir haciendo uso del mismo; por lo que se infiere y confirma que, en relación al aprendizaje de la disciplina del derecho, la escritura, como elemento esencial del lenguaje, es y seguirá siendo una herramienta fundamental en la apropiación y comprensión de conceptos torales, como los descritos en el desarrollo de este texto, además de adquirir todo un bagaje jurídico desarrollado por los grandes teóricos del derecho.
Bibliografía:
Halliday, M.A.K., (1993). Towards a Lenguaje-Based Theory of Learning. Linguistics and Education 5, 93-116
Marucco, M., (2006). ¿Por qué los docentes universitarios debemos enseñar a leer y a escribir a nuestros alumnos? Revista Electrónica de Didáctica en Educación Superior. Universidad de Buenos Aires
* Loreto Irene Soto Rivas es licenciada en Derecho por la Universidad Franciscana de México, maestra en Derechos Humanos y Paz por el ITESO y profesora de Derechos sociales en esta universidad.