Clases de biología en el metro; romper un reloj a media ponencia para explicar la colisión de partículas; biotecnología con chistes… El colectivo español The Big Van Theory, formado en 2013, no cree en la ortodoxia de los salones de clases ni en las revistas especializadas para divulgar la ciencia. Cree en el monólogo cómico para acercarla a todo mundo.

No son actores o comunicadores expertos, sino una docena de doctores en matemáticas, genética, química, astronomía, biotecnología que presentan sus performances en bares y universidades, en la calle y en museos y que en su visita a Latinoamérica llegaron al ITESO los días 4 y 5 de diciembre, en el marco del Science Slam Festival Guadalajara e invitados por la Universidad Jesuita de Guadalajara -a través de su Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura- y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

BigVan

Ese par de días ofrecieron en el campus talleres diseñados para incitar a otros científicos a bajarse de los estrados y comunicar sus investigaciones de manera más directa y amena, un método que con el apoyo de la Unesco ya ha viajado por España, Brasil Colombia, Chile, Argentina y otros países.

La ciencia, lenguaje universal

“Muchas veces, atentados contra derechos humanos que se basan en tradición o religión pueden ser erradicados por medio de la divulgación científica”, explica Marga Gual, doctora en Biología Molecular y miembro de la American Association for the Advancement of Science. Ella ha apoyado el proyecto de The Big Van Theory por su acercamiento lúdico a esta diplomacia científica.

“Es enviar a un mensajero que habla un lenguaje que todos entienden, porque el lenguaje de la ciencia es universal, hablar en números, en ecuaciones, en fórmulas; las ideologías cambian, las políticas cambian, los dogmas cambian, pero las matemáticas no”.

Según Gual, las relaciones estancadas pueden renovarse si se incorpora diplomacia en el discurso científico, lo cual permite encontrar puntos en común entre interlocutores en conflicto.

“Tú y yo podemos hablar desde culturas distintas, pero dos más dos son cuatro para ti y para mí, y ahí encontramos un lugar en común donde podemos empezar a dialogar”, considera.

Sin miedo al ridículo

El programa del Science Slam Festival incluyó en el ITESO talleres de comunicación, actuación, clown, poesía, entre otros, y su programa se extendió a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara con charlas y la presentación de su libro Si tú me dices gen, lo dejo todo.

httpv://www.youtube.com/watch?v=RyLHTplzkr0

“No tener miedo a ser vulnerables y hacer el ridículo”. Esta fue la consigna primordial de Oriol Marimón, quien impartió el taller “El uso del clown en la divulgación científica”, el viernes 5 de diciembre.

Comenzó con una breve parte teórica en la que el objetivo fue desmitificar qué es un payaso. Se habló de varios ejemplos, como Leo Bassi, Marcel Marceau y Charles Chaplin, quienes abordan incluso la crítica política a través de las emociones y el humor.

“Si eres directo y sincero te conviertes en políticamente incorrecto”, mencionó Marimón.

El juego y el cuerpo en movimiento fueron parte fundamental del taller, mediante ejercicios para demostrar a los asistentes la importancia de estas herramientas, enriquecidas con técnicas lúdicas de actuación.

Helena González, otra tallerista, comentó que, “si vamos a atacar a algo o a alguien nos tenemos que poner nosotros primero”, refiriéndose a la conexión que se debe lograr con el público. “Nunca deben tener miedo a hacer el ridículo o a fracasar”, declaró.

Comunicar ciencia “en cristiano”

¿Cuánto tiempo te toma entender la conjetura de Kelvin? ¿Sabes qué es? The Big Van Theory la explica en tres minutos, mostrando cómo afecta la vida de quienes los escuchan.

Hablar de ciencia a través de monólogos —o “actos de comunicación científica basados en la oralidad con público en directo”, como este colectivo les llama— fue uno de los temas del taller “Técnicas de narración oral para la divulgación científica”, a cargo de Eduardo Sáenz, doctor en Matemáticas.

El monologo cómico, dijo, al desmenuzarlo y comprender cada una de sus partes discursivas, puede ser utilizado como herramienta esencial de la comunicación oral.

El  humor es una parte que, si bien no es fundamental, siempre representa una oportunidad para concretar ideas entre el público. “El humor se basa en romper cadenas lógicas; la ciencia y el humor funcionan igual porque conectan cosas que nadie conectó antes”.

Sáenz explicó que los monólogos del grupo se caracterizan por durar tres minutos sin ningún apoyo visual, solo con objetos, por lo que el reto es mayúsculo: explicar lo complejo con ejemplos simples. Texto Adriana López-Acosta/Octavio Covarrubias y Dayanara Piña Foto Roberto Ornelas

 

Consejos de The Big Van Theory para crear un buen monólogo científico

1) Contenido: conservar siempre una claridad de términos científicos para utilizarlos como puentes y no como barreras.

2) Claridad: ser conscientes del tiempo y el espacio para aprovecharlos al máximo. Procurar una apertura y un cierre cautivantes que sean contados, no leídos.

3) Carisma: búsqueda de calidad escénica personal. Evitar la actuación, trabajar con la voz y el cuerpo.

4) Acto de comunicación: saber por qué haces el monologo. ¿Qué cuenta de ti? ¿Qué quieres decir?

5) Narración oral: el cuento es un viaje y hay que utilizar las posibilidades del relato.