Nicolás David Thiessen Webb, egresado de Administración de Empresas y Emprendimiento, relata que son los retos los que motivan sus decisiones, y hoy está al frente de una empresa.

Hay gente que sabe exactamente lo que quiere. Y hay quienes dudan, experimentan y redirigen sus caminos. 

«Cuando salí de la prepa (Lighthouse Christian Academy), no tenía idea de lo que quería hacer», cuenta Nicolás David Thiessen Webb. «Así que me fui un año a vivir a Canadá. Estuve, literalmente, aislado de todo, en una granja, en medio de la nada». 

Sin internet y lejos de todo, entendió que lo suyo, lo suyo, eran las empresas.  

Se decidió por Administración de Empresas y Emprendimiento, por encima de Ingeniería Industrial, una carrera que, a su parecer, tiene algo de similitud. 

Le interesó más el lado de negocios, y específicamente se fijó en el ITESO por su enfoque en emprendimiento y de desarrollo de una idea rentable hasta todo un modelo de negocios basado en un proyecto. Incluso ahora, aunque egresó en 2019, ha visto las nuevas materias y actualizaciones en el plan de estudios y confirma que tomó una buena decisión. 

«Hasta me dan ganas de volverme a meter a estudiar», bromea. Eso sí, durante su paso por el ITESO sacó jugo de cada oportunidad y buscó materias complementarias las afines con Ingeniería Industrial, para enriquecer su proyecto profesional. 

Se habrá tomado un año sabático, pero una vez que entró a la carrera, Nicolás enfocó todo su esfuerzo y dedicación en aprovechar los recursos educativos de su licenciatura. 

«Siento que ese tiempo me dio la madurez para decir, ‘a ver, si vas a estudiar una carrera, dedícale, no vayas a elegir materias porque hay profes barcos, o pasar con el mínimo de calificación solo para sacar el título». 

Cuenta que solía pedir la opinión del coordinador, Jorge López Ramella, para saber con qué profesora o profesor era más reto tomar una clase e inscribirse en esa. 

Recuerda haber tomado, en tercer semestre, la materia de Sistemas de información gerencial con Jorge, quien tiene casi 30 años de experiencia en sistemas de información y bases de datos corporativas.  

«Su forma de enseñar es bastante estricta y diferente a la de muchos profesores, y fue un cambio para mí», recuerda. «Pero lo disfruté mucho; Jorge siempre nos obligaba a dar lo mejor. Nadie sacó 10 en la materia, pero nos recalcaba que la perfección no existe, pero hay que ir tras ella». 

Su segundo momento académico más importante fue en la materia de Innovación y emprendimiento. 

«Lo más chido de esta clase es que, al final del semestre, cuando haces tu pitch, lo armas, así como Shark Tank, e invitan a consultores externos que nunca has visto en la vida a que te califiquen tu presentación». 

Nicolás y su equipo planearon un modelo de negocio para entretenimiento y acompañamiento de adultos mayores. Una serie de actividades y eventos: paseos a pueblos mágicos, noches gastronómicas o cine clubs. 

«Al final, al asesor le gustó la idea y nos comentó que, si la queríamos echar a andar, nos apoyaría a hacerla realidad». 

Aunque no lograron ponerse de acuerdo para llevarla a un modelo de negocio, le dio la esperanza de ir por un buen camino para pulir sus conocimientos y emprender, tales como detectar correctamente a su público comprador. Por ejemplo, con el modelo de negocio de actividades para adultos mayores, aprendió que sus compradores serían los hijos de los mismos, por lo que todos sus esfuerzos de comunicación y venta serían enfocados en ellos, más que en los recibidores del beneficio. 

«Lo que más he disfrutado es ver el cambio: de llegar a una nave industrial vacía, sin nada de infraestructura, a llegar a un espacio de trabajo completo, revisar los indicadores de resultados, de muebles pintados y entregados –más de 12 mil en un año– y saber que todavía falta mucho por hacer y crecer… realmente he disfrutado mucho esta nueva etapa laboral». 

Su Proyecto de Aplicación Profesional (PAP) en Consultoría de MIPYMES tuvo mucho que ver en su preparación para el mundo de la apertura de negocios. Este también fue recomendación personalizada de su coordinador de carrera. 

«Me dijo, ‘ese PAP no es para cualquiera. Te tienen que entrevistar, ver tu perfil en la carrera y, si te ven potencial, te aceptan. Pero si no, te dan las gracias y tienes que buscar otra opción'». 

Y, como a Nicolás le encantaban los retos, aplicó y quedó. Y, como todo esfuerzo da frutos, de ahí salió su conexión laboral. 

Trabajó en la consultoría con una empresa llamada Mexa Diseño donde desarrolló planes de administración, control de procesos y recursos humanos. Fue una experiencia muy gratificante para él, ya que pudo ver de primera mano los resultados de una administración bien pensada, tales como una mejoría clara de ambiente laboral. 

Y se llevó una buena relación con los gerentes y dueños de la empresa. Tanto así, que dos meses después de haber concluido su PAP, lo buscaron para contarle de su nuevo proyecto. 

«Me hablaron y me dijeron, ‘tenemos esta idea de pintar nuestros muebles con recubrimientos en polvo; no sabemos nada, no conocemos nada del rubro, nunca nos hemos dedicado a esto, y queremos que tú vengas y armes este proyecto, desde investigación, desarrollo, compras de equipos, primeras pruebas… desde cero. ¿Te avientas el reto?'» 

Y fue así como se conformó Betafactum, donde es gerente general de la empresa de acabados industriales de pintura electrostática, desde agosto de 2019. 

Su experiencia es una amalgama entre emprendimiento y aprendizaje de dirección de una empresa, sin ser la suya. Tres inversionistas pusieron el capital, pero no podían tener todo el tiempo para invertírselo a este emprendimiento. Confiaron en los conocimientos de Nicolás para levantar desde cero el proyecto, e incluso con el intermedio de la pandemia, se siente orgulloso de haber llegado al punto de equilibrio y poder reinvertir las ganancias en expandir la empresa, sin necesitar más inyección de capital. 

En riesgo está su reputación, más que su capital.  

«No es mi dinero, así que no es mi empresa. Pero todo lo demás es un proceso de emprendimiento que dirijo yo. Tomo la mayoría de las decisiones, hago las entrevistas, las compras… es como si fuera mi empresa, pero soy empleado». 

Le parece una gran responsabilidad y oportunidad de vivir, de una u otra forma, la experiencia de emprender, sin haber tenido que esperarse a reunir capital para formar su propia empresa. 

«Lo que más he disfrutado es ver el cambio: de llegar a una nave industrial vacía, sin nada de infraestructura, a llegar a un espacio de trabajo completo, revisar los indicadores de resultados, de muebles pintados y entregados –más de 12 mil en un año– y saber que todavía falta mucho por hacer y crecer… realmente he disfrutado mucho esta nueva etapa laboral». 

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