La Coordinación de Programas de Incidencia Social (COINCIDE) del ITESO convocó a un intercambio de experiencias entre Ezequiel Cárdenas y productores y promotores de la producción y organización agroecológica de Tala 

Texto y fotografías: Alejandra Guillén

A unos metros de la laguna de Cajititlán se encuentra La Casa del Maíz Tlajomulco, un proyecto de Ezequiel Cárdenas Rodríguez y su familia, quienes desde hace 19 años resguardan semillas nativas, apuestan por la agroecología y el rescate de sabores tradicionales.

Actualmente Ezequiel y su familia protegen al menos 25 variedades de maíz, 18 variedades de frijol y 3 de calabaza. Por su labor, la Red de Alternativas Sustentables Agropecuarias (RASA) lo nombró “Guardián del maíz” y es parte de la red de Guardianas y Guardianas de semillas del Occidente de México que existe desde 2015.

El pasado 7 de abril, la Coordinación de Programas de Incidencia Social (COINCIDE) del ITESO convocó a un intercambio de experiencias entre Ezequiel Cárdenas y productores y promotores de la producción y organización agroecológica de Tala, tanto de la cabecera municipal como del poblado de Ahuisculco (vinculados también al PAP San Pedro Valencia).

El encuentro se realizó en La Casa del Maíz, donde Ezequiel Cárdenas compartió sobre la responsabilidad y la satisfacción de resguardar semillas que se han cuidado de generación en generación; la regeneración de ecosistemas, la importancia de los ciclos lunares en la siembra, de baños secos y aprovechamiento de los líquidos para dar nitrógeno a la parcela, de la generación de insumos como el supermagro, de insecticidas de plantas naturales, de compostas lentas, rápidas, de rituales y de la alegría de alimentarse con productos saludables, que provienen de una parcela sin venenos.

A pesar del reconocimiento que tiene en redes de agroecología y economía solidaria, Ezequiel cuenta que en su pueblo, San Juan Evangelista, lo siguen viendo como el loco, pero piensa que la perseverancia hará que poco a poco transformen su pensamiento y se relacionen respetuosamente con la madre tierra.

La charla incluyó un recorrido por su parcela de 15 por 15 metros, donde aprendió a organizarse para plantar 14 variedades de maíz, 8 de frijol, 4 de calabaza, en conjunción con árboles frutales, barreras vivas, moringas, nopales, guache, jocote, maracuyá, camote del cerro y plantas medicinales. Para la siembra de más variedades de maíz que resguarda, tiene que rentar otras tierras, lo cual tiene desventajas porque tiene que nutrir tierras donde no siempre puede continuar con su labor de cuidados a la tierra.

Al final del intercambio de experiencias, La Casa del Maíz ofreció los alimentos que estuvieron preparando el resto de la familia Cárdenas: Jamaica a la mexicana, pepián con chinchayote, calabacitas guisadas, bistec en salsa verde, puerco en salsa roja, ejotes con huevo, frijoles refritos, agua de maíz tostado, degustación de licor y tortillas de maíz nativo.

Rodrigo Rodríguez, investigador del programa de Economía Solidaria de COINCIDE, reflexiona que “los guardianes de semillas hacen posible que la diversidad biológica se mantenga a través de la conservación, resguardo y reproducción de semillas criollas, permitiendo la variedad de alimentos que es básica para la soberanía alimentaria de los pueblos. Con su trabajo, los guardianes de semillas mantienen circulando libremente estas variedades, es decir, se transmite esa diversidad genética de generación en generación y de campesino a campesino, quienes finalmente las reproducen y adaptan a cada clima y suelo específico, aumentando las posibilidades de tener alimentos sanos, asequibles y disponibles para todos”. Esto, agrega, en contraste con el modelo de la agroindustria, del monocultivo, de la producción “en grandes extensiones de una sola variedad de alimentos anteponiendo la lógica económica de lucro. Con lo cual se pierde la diversidad biológica de variedades que pueden ser consideradas menos rentables en la producción de gran escala”. 

El documental que narra la historia de la familia Cárdenas

Ana Ojeda cuenta la historia de Ezequiel Cárdenas y su familia en el corto documental Hechos de Maíz que se presentó en el ITESO el pasado 27 de abril.  

Ezequiel Cárdenas contó en la mesa de diálogo Soberanía Alimentaria que antes de ser guardián del maíz trabajó en una recicladora y tocó la trompeta en la banda Nuevo Horizonte. Cuando el grupo se desintegró, se dedicó por completo a los maíces criollos y su horizonte agroecológico se fortaleció con los saberes que se intercambiaban en los encuentros de la Red de Alternativas Sustentables Agrícolas (RASA).    

“El trabajo que está detrás de la siembra, la fertilización, las labores manuales, es un poco dura, pesada; hasta que lo vives tienes perspectiva de por qué el kilo de maíz criollo es más elevado que el maíz convencional. Gracias a la colaboración con la RASA hemos crecido en ese sentido”, explicó Ezequiel Cárdenas.  

Ana Ojeda contó que mientras estudiaba su licenciatura tenía nociones de la agroecología como alternativa al desarrollo, formó un colectivo juvenil de economía ecológica. “A la par mi mamá buscaba alimentación apropiada para la familia y dimos con otro proyecto, Semillas Colibrí, en esa feria escuchamos hablar a Ezequiel sobre el maíz, las tortillas, el nixtamal y dijimos ‘de aquí somos’. Casa del Maíz nos abrió otro mundo al ver todos los maíces, pensamos cómo incidir, no tenemos tierras, no somos agricultores, pero otras herramientas, entonces empezamos a distribuir sus productos. Se consolidó ese vínculo y luego comenzamos a grabar, hicimos el guion del documental que estrenamos en septiembre de 2021” 

Este proyecto campesino apuesta por impulsar la seguridad y soberanía alimentaria, así como la conservación de agroecosistemas diversos y económicamente justos. Lo mejor es que Casa del Maíz es un espacio abierto para aprender de procesos agroecológicos, para conseguir alimentos saludables, sin agroquímicos, y degustar comida tradicional.  El centro es la siembra y resguardo de la semilla, promueven el maíz nativo, hacen nixtamal para pozole, masa, doran maíz crudo, hacen harina para aguas frescas, pinole, gorditas de maíz y con la misma harina “doramos semilla de calabaza, la juntamos y hacemos hasta pipián, en vez de carne, con camote de cerro capeado”.  

También enseñan a hacer composta lenta, rápida, biofertilizantes, insumos de todas las variedades que manejan con plantas naturales; ofrecen talleres de nixtamalización, postres, cocina tradicional como pipián con camote de cerro, café, cacao, chocomaíz, atole, gorditas.  La invitación de Ezequiel es “a descubrir sabores originales, olores de campo, gallinas que corretean en la cocina, son lugares muy apartados con ese toque de pueblo, de área rural”. 

Casa del Maíz se ubica en Plaza 5-1, San Juan Evangelista, Tlajomulco de Zúñiga.  

Si te interesa saber más acerca de las Redes Alimentarias Alternativas, puedes consultar diversos manuales participativos del proyecto de Redes Alimentarias Alternativas en la región Occidente de México ITESO – Manuales participativos de las Redes Alimentarias Alternativas.