Personal de Servicios Generales, administrativos y académicos del ITESO trabajan por una causa común: el cuidado de los felinos que merodean por el campus
Si has estado en el edificio M y no has visto a ningún gato, ¿realmente estuviste en el edificio M?
Seguramente, durante tu estancia dentro del campus te habrás topado con alguno de los gatos que pasean por todos lados. Incluso tal vez tengas tu favorito, al que ya le pusiste nombre, y tal vez hasta hayas intentado compartirle de tu comida. Quizá ya te diste cuenta de que en el edificio M, principalmente, hay contenedores con comida adecuada para ellos, y agua. Habrás visto, también, algunos ejemplares con un collar que indica que ya están vacunados y esterilizados. Y si de verdad eres fiel amante de los gatos, tal vez extrañes a Nacho, o te preguntes a dónde se fue algún otro minino al que le tomaste varias fotos y hasta llegaste a bautizar.
En su Encíclica Laudato Si’, el Papa Francisco hace énfasis en que el cuidado de la casa común es cuidar la vida en la Tierra. Esto suele pensarse a gran escala, aunado a las palabras cambio climático, pero a veces pasamos por alto que nosotros podemos formar parte y responsabilizarnos también de ese cuidado. Un ejemplo de ello es el comité voluntario conformado por personal de Servicios Generales, administrativos y académicos del ITESO, que han puesto manos a la obra con los gatos que deambulan por el campus. Su propósito es controlar y regular a la población felina para que pueda cumplir con su función, que es la de ayudar a mantener el ecosistema por medio del control de la fauna nociva.
Daniela, egresada de Psicología y quien actualmente forma parte del equipo del Hub de Lenguas, contó a Cruce que el comité se formó gracias a que varias voces, en el grupo de Facebook de egresados de la carrera, comenzaron a preguntar qué se podría hacer por los gatos del campus. De ahí saltaron a un grupo de WhatsApp que fue sumando a más personas que se han comprometido, desde su trinchera, con el cuidado de los felinos.
“Lo que nos convocaba era hacer algo por la comunidad felina y ayudar a que esto no se convirtiera en un problema, que fuera manejable”, comenta Gabriela, académica del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES).
“Cuando iniciamos nos propusimos hacer un plan de manejo responsable de la fauna felina en el campus, orientándonos con la estrategia CEVR, que es Captura, Esterilización, Vacunación y Retorno. Esto es relativamente sencillo con gatos domésticos, pero con los gatos ferales (aquellos que no han convivido con humanos) es distinto. Lo que nos explicaba un veterinario es que si tú sacas a un gato feral de su entorno, el gatito puede hasta morirse”, señala.
El comité se reunió con Servicios Generales para preguntar cuál era la necesidad más inmediata al respecto, y también se acercaron al Rector para pedir “que nos dejaran intervenir de una manera amorosa y ética”, cuenta Daniela.
La respuesta fue buena, y Servicios Generales observó que la primera urgencia era esterilizar, para poder contabilizar a los gatos y evitar la sobrepoblación. El protocolo de esterilización y vacunación es necesario para poder darlos en adopción, ya que lo ideal para los gatos es vivir con una familia amorosa y responsable.
Para Daniela, “el logro más significativo fue institucionalizar el movimiento, lograr que el ITESO sea el que se haga responsable económicamente de los gastos que conllevan los protocolos de salud de los gatos”.
Mariana, académica del Centro Interdisciplinario para la Formación y la Vinculación Social, menciona que el apoyo institucional ha sido de gran ayuda. Pese a que las comunidades felinas han habitado en el ITESO desde siempre, explica, y también siempre ha habido personas que se han hecho cargo de ellas, hacerlo de manera oficial “nos ayuda a hacernos más responsables como comunidad universitaria, y creo que es algo bien pedagógico, porque nos ayuda a aprender juntas y juntos a resolver los problemas que tenemos —que no necesariamente nosotros generamos: son problemas que surgen en la comunidad y nosotros aprendemos algo también de ese proceso—. Esta forma de aprendizaje es muy enriquecedora y nos da herramientas para atender otros asuntos”.
En esta labor ha sido esencial el apoyo de integrantes del personal administrativo, como Montserrat, del edificio M, quien tiene una larga trayectoria rescatando gatos, y de compañeros de Servicios Generales, entre ellos Chely y Paula, quienes han sido una pieza fundamental en este empeño e incluso se harán cargo de los gatos durante el periodo vacacional. “Ésta ha sido una oportunidad de vincularnos con compañeras y compañeros de una forma en la que no siempre lo hacemos. El cuidado de los gatos nos demuestra cómo nos ponemos en acción coordinada, espontánea, pero apoyada institucionalmente”, señala Mariana.
Y ahora, ¿qué sigue?
Montserrat indica que, por el momento, no ven necesario pedir apoyo a la comunidad universitaria para el cuidado y la atención de los gatos, pero, si alguien quisiera aportar, “pensaría más en apoyo en especie que en dinero”.
Otras maneras de apoyar son alimentándolos, ya que de esta manera no recurren al consumo de la fauna local del campus y, especialmente a los gatos ferales, el quererlos y cuidarlos, para que se vayan habituando al contacto humano y tengan, así, posibilidad de ser adoptados. “Acercarnos y convivir con ellos, hacerlos parte de nuestra comunidad, no aislarlos, es también una forma de ayudarlos”, finaliza Gabriela.
Para tomar en cuenta
Sigue en Instagram la cuenta @gatos.iteso para enterarte de la evolución de los procesos de cuidado y ver la manera en que puedes colaborar.
Si deseas hacer donativos en especie, son muy bien recibidas las croquetas y los sobrecitos de Cat Chow.
También puedes brindar apoyo ayudando con la identificación de los gatos, especialmente de los ferales, para poder atenderlos, así como ser casa puente o incluso adoptante.
FOTOS: Luis Ponciano
Me da mucho gusto que en mi universidad se apoye el cuidado ético de los animales.
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