La periodista Estrella Burgos y el geo hidrólogo Javier Clausen sostuvieron una charla sobre las aguas subterráneas en el marco del 20 aniversario de la Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura.
Cuenta Javier Clausen que en Alemania hay una población más pequeña que Guadalajara equipada con más de mil 400 pozos de monitoreo de aguas subterráneas. ¿Cuántos pozos hay en Guadalajara y área metropolitana? Ninguno. En cambio, sólo la zona del Bajío tiene 47 pozos de extracción.
“En Jalisco hay una gestión del agua del siglo XIX. No hay un criterio hidrogeológico. Lo que hay es una legislación obsoleta que promueve el mercado negro, porque el agua subterránea está en manos de coyotes”, señaló el profesor del ITESO durante el conversatorio “Aguas Subterráneas”, que sostuvo el pasado viernes 5 de octubre con la periodista Estrella Burgos, en el marco de los festejos por el 20 aniversario de la creación de la Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura.
La periodista y el geo hidrólogo charlaron por espacio de hora y media en el Auditorio D1. Lo primero que hicieron fue tratar de explicar qué son las aguas subterráneas, que fueron definidas como los afluentes hídricos que están en el subsuelo desde hace miles de años y de los que extrae agua de buena calidad para el consumo humano.
Estrella Burgos lo calificó como “recurso invisible” y Javier Clausen señaló que de entrada esto es un problema porque “el agua subterránea no se ve y rastrearla cuesta dinero. Cuanto más abajo se encuentre, es más caro y más difícil obtenerla. Por eso sacar agua a lo tonto, con recursos privados y para fines no prioritarios se va a convertir en un problema. Estamos agotando los sistemas de flujo y no se pueden recuperar”.
¿Y qué es un “fin no prioritario”? El profesor Javier Clausen mete en esta categoría el agua que se usa para regar jardines de fraccionamientos privados u hoteles, rellenar lagos artificiales en cotos, etcétera, necesidades que de alguna manera podrían resolverse con agua tratada o de segunda vuelta, no con aquella que es de buena calidad para garantizar el derecho de acceso al agua de todas las personas. “Estamos usando agua de pozo, bebible, para rellenar lagos artificiales o lavar tornos”, dijo el también integrante del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales del ITESO.
Aunque Guadalajara está asentada en un territorio propicio para el reabastecimiento de los pozos por el suelo tan permeable de la zona, Javier Clausen explicó que la extracción supera por mucho la capacidad de recarga, por lo que es necesario controlar la demanda de agua. También es importante, afirmó, que “los grandes evaporadores” de agua remplacen el uso de agua subterránea por agua de segundo uso.
En cuanto al papel de las autoridades, dijo que hay un problema de gobernanza del agua y que es necesario romper con la manera en que Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha mapeado los acuíferos, ya que éstos no obedecen los límites territoriales establecidos por la dependencia federal.
Cuestionado por Estrella Burgos sobre la relación del cambio climático con las aguas subterráneas, Javier Clausen explicó que uno de los principales problemas es la captación de aguas para realimentar los pozos. Y es que como consecuencia del cambio climático somos testigos de tormentas que son más copiosas cada vez, pero es imposible que el suelo absorba adecuadamente la cantidad de agua que cae en cada tormenta. “Es un desafío almacenar, procesar y cumplir con el derecho humano al agua”, dijo. Y es que, añadió, “en tiempos de cambio climático es más dañino poner agua a evaporar que emitir dióxido de carbono”.