Cada vez más estudiantes buscan medios alternos al automóvil particular para llegar al ITESO, ya sea por razones de sustentabilidad, de economía o por comodidad. Conoce sus experiencias

Gastar una, dos o más horas en traslados desde y hacia la Universidad, sorteando choques y el caos vial ya tan normal en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Y, al llegar al campus, emprender la titánica odisea de encontrar lugar en el estacionamiento y salir corriendo para llegar a clase… Para muchos miembros de la comunidad universitaria, éste es el pan de cada día.  

A la hora de elegir un medio de transporte, entran en juego la economía, la seguridad, la comodidad, el manejo de tiempos y, por supuesto, las convicciones personales respecto a temas como la sustentabilidad. Al analizar estos factores, cada vez más personas se convencen de que son más los contras que los pros de moverse solos en automóvil particular hacia el ITESO. 

¡Alternativas no faltan! Conoce las experiencias de estudiantes que utilizan otros medios de transporte para llegar a la Universidad; tal vez encuentres una que te anime a buscar otras opciones para tus traslados diarios. 

De aventón

A veces, la mejor opción para moverse sigue siendo el automóvil particular. Pero, ¿por qué no hacerlo de manera colectiva? La gasolina y el tiempo de traslado no cambiarán si van una o cinco personas en el coche, pero el rato puede ser mucho más ameno si vas platicando, además de que la huella de carbono por persona se reduce drásticamente. 

Fernanda Cárdenas Gallardo, estudiante de noveno semestre de Ingeniería en Biotecnología, encuentra en este sistema su mejor opción. La joven considera como una de las principales ventajas viajar de manera más directa y cómoda, con gente que vive por su misma zona. “Empiezas a formar tu red de confianza. Hay gente que ya ubico, que sé dónde vive, y me siento segura y confiada de irme con ellos. Puedes ir durmiendo, haciendo tarea o platicando”, afirma. 

La dinámica de rides permite, además, conocer personas de la misma comunidad universitaria. Las amistades e historias de amor que nacen a partir de compartir un trayecto no son pocas. “A veces me toca dar ride, y otras veces esas personas me llevan a mí. Hay semanas que no manejas y otras que sí”, comenta. 

De las nuevas generaciones itesianas, aplaude que muchas personas están abiertas a dar rides y que incluso están entusiasmadas con la idea. Ejemplo de ello es Fernanda López Parra, estudiante de primer semestre de la Licenciatura en Psicología, a quien le interesa mucho el cuidado del medio ambiente, por lo que su medio de transporte debe ser congruente con ello. 

“En Periférico veo que hay muchos carros con una sola persona y muchos de ésos entran al ITESO. Me da coraje por el medio ambiente y también porque ahorita el estacionamiento del ITESO está lleno a más no poder”, dice. 

El colectivo Movilidad ITESO organizó, desde hace varios años, un sistema de grupos en WhatsApp a través de los cuales la gente se organiza para pedir y ofrecer aventones. Miembros de la comunidad universitaria también pueden pedir aventón en una parada especialmente pensada para este fin, ubicada entre el acceso de la Plaza de los 50 años y el de la glorieta.  

Ambas estudiantes coincidieron en que los tarjetones de auto compartido ya deberían tener su triunfal regreso al campus universitario, pues ello alentaría a que más estudiantes se sumaran a esta dinámica de aventones. 

El transporte no motorizado por excelencia: la bicicleta 

Los ciclopuertos en la Universidad evidencian que las bicicletas son un medio de transporte que va ganando adeptos dentro de la comunidad universitaria. Mónica Ileim González López, alumna de la Licenciatura en Derecho, es ejemplo de ello. 

Desde hace poco más de dos años, la joven llega en bici al campus. Su decisión le ha significado ahorros muy considerables, puesto que el mantenimiento de la bici es mucho más económico que el de un carro. 

El sol, el polvo, el smog, el tránsito y la falta de ciclovías adecuadas son obstáculos considerables para los ciclistas urbanos, comparte González López: “La ciudad está hecha para que los carros puedan transitar. Aunque el semáforo marque alto, me tengo que esperar unos segundos más para ver si los carros realmente van a respetar las señalética. Es difícil vivir esas situaciones”. 

Para mejorar la experiencia de los ciclistas itesianos, la alumna propone crear redes para acompañarse en trayectos desde y hacia la Universidad, a fin de que los traslados sean más seguros. Martha Esquivel Bojórquez, estudiante de la Licenciatura en Gestión Cultural y también ciclista, ve conveniente la implementación de más ciclopuertos y puntos de mantenimiento más completos, e incluso talleres de capacitación relativos a mantenimiento básico y estrategias de cuidado. 

“Mi experiencia ha sido muy tranquila. No me he sentido en riesgo a pesar de utilizar avenidas transitadas, como Cruz del Sur y Sierra de Mazamitla”, dice. “Estoy muy acostumbrada a moverme en bici a distintas partes de la ciudad, aun distancias largas. Quizás el factor de más riesgo es que en muchas calles no hay una ciclovía como tal”, continúa. 

Pero no todos corren la misma suerte. Daniel Sebastián Vizcaíno Vargas, alumno de la Licenciatura en Gestión Pública y Políticas Globales, ya tuvo un percance hace unas semanas, justo atrás del ITESO. “Me atropellaron mientras iba en mi bici. Alcancé a saltar, fue una persona que estaba aprendiendo a manejar”, comparte. 

Además de utilizar la bici, Daniel también se traslada en patineta desde su casa, en la colonia Las Águilas, hasta la Universidad. “Moverme en patineta ha sido un reto por el tema de las banquetas: muchas están en malas condiciones, están ocupadas por carros o de plano, no hay. También es importante que estén limpias; yo me he caído muchas veces porque cualquier cosa puede hacer que te desestabilices. No es sólo tener la infraestructura, es también darle el mantenimiento adecuado”, dice. 

A pesar de los contratiempos, Daniel encuentra muchos beneficios a sus medios de transporte alternativos. Durante los 17 minutos que dura su trayecto, “puedo ejercitarme y ahorro muchísimo. No soy fan de manejar; por cuestiones ambientales, personales y por la convicción de no sumarle a la huella de carbono decidí ya no manejar y moverme en transporte no motorizado”, añade. 

La opción de casa, el transporte universitario 

Kevin Jael Vázquez Sandoval, de la Licenciatura en Arquitectura, llega al ITESO en una de las camionetas del transporte universitario, tras bajar del Tren Ligero. “Lo he usado seis semestres y ha sido muy bueno el servicio. No sé cómo le hacen, pero siempre que me bajo del tren, ahí está el transporte. Y llego muy rápido a la Universidad”, comparte. 

Se siente confiado de ir en las unidades del transporte. “Al subir te piden tu credencial, entonces sabes que vas con pura comunidad itesiana. El transporte está muy bien planeado y los horarios que manejan permiten llegar a gusto a tu clase”, dice. 

El 22 de septiembre se inauguró la ruta extendida del transporte escolar ITESO, que va desde Plaza Milenium hasta el campus y de regreso. Para David Alberto Rivera Rodríguez, estudiante de Ingeniería Química, este cambio significó que sólo tuviese que caminar un par de cuadras desde su casa para tomar el transporte universitario y llegar al ITESO. 

“Es mucho más fácil tomarlo (comparado al transporte público). Como tiene su propia aplicación, puedo estar revisando por dónde vienen las unidades. Le doy un 10 de 10, es cómodo y práctico. Cuando tengo clase libre, puedo ir a mi casa, desayunar y regresar sin problema”, añade. 

Leonardo Jarquín Cendejas, de la Licenciatura en Mercadotecnia, recién empezó a tomar el transporte universitario este semestre y también se beneficiará de la ruta extendida. Sin embargo, considera que es necesario seguir expandiendo las rutas para que más estudiantes se puedan sumar y así ayudar a descongestionar el caos vial. 

“Están muy bien los vehículos, mejor que el transporte público. Resulta mejor no venirte en coche a la escuela, es muy cómodo no tener que manejar”, señala. 

Transporte público, sin tránsito 

Iván de Jesús Barón Zamudio, alumno de la Licenciatura en Filosofía y Ciencias Sociales, utiliza el sistema Mi Macro Periférico para trasladarse a sus clases. Eso le ha permitido calcular sus tiempos y olvidar que el tránsito es un problema, gracias al carril exclusivo en periférico. “Las unidades están muy limpias y seguras; a mí nunca me ha pasado nada”, comparte. 

Sin embargo, reconoce que las rutas complementarias tienen un servicio muy deficiente. “Están muy mal organizadas. He tardado hasta 45 minutos en agarrar el camión”, lamenta. 

Todas las opciones tienen sus ventajas y desventajas. Reflexiona respecto a tus prioridades y posibilidades y plantéate soltar el volante y venir al ITESO montado en bici, transporte público, transporte universitario o acompañando a otros itesianos, en rides. 

FOTOS: Luis Ponciano, Roberto Ornelas y Carlos Díaz