La colaboración permitirá realizar intercambios estudiantiles y de profesorado con este instituto especializado en hotelería, gastronomía y hospitalidad
¿Te imaginas estar en un castillo en Francia por el que alguna vez desfilaron figuras como Elizabeth Taylor, Salvador Dalí, Audrey Hepburn, Grace de Mónaco, Napoleón III u Otto von Bismarck, y en cuyos salones se llevó a cabo la mayor fiesta surrealista en 1972?
La opción no suena tan descabellada y podrá realizarse por la vía académica, luego del convenio que recientemente firmó el ITESO con la Ferrières Hospitality & Luxury Management School —L’École Ferrières—, una de las más importantes escuelas superiores de hotelería, hospitalidad y gastronomía, que tiene como sede el antiguo Castillo de Ferrières, que pertenecía a la familia Rothschild y que tuvo una gran relevancia en la vida social internacional.
Esta colaboración de cinco años —con opción a revisarse y renovarse— busca beneficiar a ambas entidades educativas unificando programas para complementar áreas y aportar a los estudiantes materias y temáticas de interés mutuo; también se facilitarán asignaturas relacionadas con gastronomía y arte culinario, una de las especialidades de este instituto francés; así como el intercambio de estudiantes entre ambas instituciones durante los diferentes periodos escolares, lo que permitirá reconocer otras culturas y estructuras académicas. De entrada se incluyen dos becas por año de hasta 50 por ciento a estudiantes por egresar o recién egresados que cumplan los requerimientos solicitados, para estudiar el master de Liderazgo e Innovación (Leadership and Innovation MSc Ferrières).
Se busca además aportar la experiencia de prácticas profesionales en entidades internacionales, así como promover la colaboración entre académicos que favorezca la investigación, el intercambio de experiencias y la movilidad, según explicó María de Los Ángeles Aceves Martínez, coordinadora de la Licenciatura en Hospitalidad y Turismo, quien signó el convenio en representación del ITESO.
“Nos estamos proponiendo colaborar de manera que podamos enviar estudiantes de intercambio con ellos, favoreciendo el hecho de que la escuela tiene un complejo, donde tiene su hotel, y donde desarrolla su faceta culinaria, que es algo muy fuerte en ellos”, expresó Aceves Martínez.
Por su parte, el ITESO ofrece a los estudiantes de L´École Ferrières, además del intercambio de estudiantes entre ambas universidades, experiencia internacional en verano con asignaturas académicas y aprendizaje de español, así como participación en conferencias y clases magisteriales.
“Tenemos fortaleza con la Escuela de Negocios, o en nuestras prácticas profesionales, que se pueden llevar a cabo dentro de toda la República. Ellos tienen mucho interés en las playas, sitios con los que nosotros tenemos convenios para enviar a estudiantes. También [se interesan] en venir aquí a estudiar español, a conocer la cultura y el entorno. México se distingue por la calidez de su servicio, entonces es algo que también ellos pueden llegar a aprender”, añadió.
L´Ecole Ferrières está ubicada a 40 minutos de París, en la antigua propiedad de los Rothschild, que fue cedida a la Universidad de París en 1975. Es un un château construido en el siglo XIX, rodeado de 30 kilómetros cuadrados de bosque, un pequeño lago y un hall de entrada de 18 metros de altura, y fue durante muchos años uno de los sitios más lujosos de Europa luego de su restauración en los años 60 del siglo pasado.
Antes de su apogeo en el entorno socialité fue utilizado como instalación militar por los alemanes, tanto en la guerra franco-prusiana como en la Segunda Guerra Mundial. Actualmente, ya convertido en escuela, ofrece un ecosistema que consiste en el propio castillo acondicionado para eventos, un área de pastelería y panadería, una zona de restaurante y promoción de vinos que ellos mismos producen, así como hotel y spa.
El convenio realizado con el ITESO también ofrece a los estudiantes la posibilidad de cursar algunas asignaturas en su campus de Barcelona, ubicado en el barrio de Poblenou, parte de uno de los distritos con mayor vida creativa, cultural y de ocio de la capital catalana.
“La experiencia del intercambio y vivir el extranjero es muy buena porque les da nuevas perspectivas, realmente induce a un autoconocimiento y autocontrol, pues lógicamente expanden su visión”, finalizó la académica.
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