Las familias agricultoras que utilizan prácticas tradicionales de cultivo y producción de remedios medicinales luchan contra la amenaza de los monocultivos de coorporativos en Cuexcomatitlán. La Coincide del ITESO acompaña a las familias en la defensa de la agroecología como medio de vida y de cuidado de la casa común.
Por Manuel Espinosa, integrante de la Coordinación de Programas de Incidencia Social del ITESO (Coincide).
El reto que tienen no es menor. Ecocuexco es una cooperativa familiar localizada en la ribera de la laguna de Cajititlán en Tlajomulco, Jalisco que se asentó hace 20 años para promover la agroecología mediante la producción de plantas aromáticas y medicinales en un entorno ambiental influido por la agricultura de monocultivos, proliferación de parques industriales, ampliación de fraccionamientos sin un orden claro y, en general, de una contradictoria política de desarrollo social para los habitantes de la localidad de Cuexcomatitlán.
En este contexto caótico lucen algunas excepciones de esperanza. Una de ellas, la de Felipe Íñiguez y su familia. Su labor en estas dos décadas de estar en Cuexco, como le llaman los lugareños, ha sido la de promover y enseñar lo que han aprendido: sin bosque no hay agua, ni vida ni salud. Así que, más pronto que tarde, los Íñiguez se pusieron a plantar árboles y a constituir un bosque biodiverso que produce un suelo altamente rico en nutrientes y cuya calidad de compostas permite producir plantas aromáticas de mejor calidad. Para Felipe, el resultado de este esfuerzo apenas se aprecia, no obstante, es gratificante, “nos tardamos 20 años, pero lo estamos logrando”.
La agroecología la aprendió don Felipe en las montañas de Chiapas, con tzeltales y comunidades mayas, y luego la consolidó en Escuela Internacional de Agricultura de Rivas, Nicaragua por varios años. Recuerda que ahí se enseña “a la gente a elaborar sus remedios herbolarios y que se defiendan al venderlas. Y eso es lo que hacemos aquí: capacitar a la gente en la elaboración de microdosis, jarabes y remedios con plantas aromáticas.”
Así como la cooperativa Ecocuexco impulsa a familias en la producción de plantas aromáticas y medicinales como medio de subsistencia, lo hace también la cooperativa Ecounión que está integrada por cuatro familias de pueblos originarios provenientes de los estados de Puebla (Náhuatl), Oaxaca (Mixe), Michoacán (Purh´epecha) y Querétaro (Ñoñho) quienes -iniciaron como aprendices de Ecocuexco– ahora comercializan extractos herbales para la empresa tapatía Blen y es su principal medio de vida.
Rodeados por parcelas de monocultivos de maíz y parques industriales, Ecocuexco es un granito de mostaza en Tlajomulco que lucha contra corporativos aliados de las autoridades locales. Felipe Íñiguez relata que “el Centro Latinoamericano de Innovación Tecnológica es una iniciativa de Monsanto, Bayer, Syngenta y otros corporativos agroindustriales que, con el apoyo de los gobiernos locales, pretenden establecer en esta zona de Cajititlán un proyecto experimental de 5 mil hectáreas de monocultivos transgénicos, usando agroquímicos nuevos y controlados con drones y satélites. Tecnología de punta”.
En cualquier caso, un territorio que se abandona a la agricultura industrial o al mejor postor -grupos industriales, inmobiliarios, o carreteros, entre otros- bien puede pasar a manos de los corporativos agroindustriales trasnacionales o convertirse en territorio del crimen organizado.
Y hay tierra fértil porque muchas familias han aprendido el valor de esta cooperativa y de su propuesta de vida con y desde la madre tierra, a partir del cultivo y aprovechamiento de la herbolaria ancestral. Lo cierto es que Ecocuexco ha venido a sembrar la semilla de lo que podría ser un oasis agroecológico en Tlajomulco. El tiempo lo dirá.