La renovación de la Biblioteca nos da un pretexto para reflexionar sobre las maneras en que las y los miembros de la comunidad universitaria pueden experimentarla. Hoy te invitamos a pensar en la manera en que te invita a valorar el aprendizaje
La biblioteca es una experiencia, no solo un lugar.
Entrar a ella es una experiencia de relación distinta con las personas, con el estudio, con el conocimiento, con el ruido y el silencio, con el tiempo, con uno mismo. Es un espacio vivo, un jardín en donde uno labra la tierra y las cosas crecen, germinan. Un instante memorioso en el que dialogas con lo contingente, un momento en donde pasan cosas que nos hacen distintos.
Pero ¿qué nos distingue de otros espacios o proyectos dentro de la universidad? ¿Qué nos hará significativos dentro de la trayectoria universitaria de cada uno de los integrantes de nuestra comunidad? ¿Cómo nos gustaría que fuera recordada la experiencia de estar en la biblioteca?
Hoy te invitamos a reflexionar sobre la manera en que en la Biblioteca nos lleva a modelar nuevas maneras de vivir juntos.
La Biblioteca como una experiencia de aprendizaje
El modelo del Aprendizaje a lo Largo de la Vida (ALV o LLL, Life Long Learning) se sustenta en la convicción de que todas las experiencias son una oportunidad para crecer. Todas las personas somos “aprendientes”, aun sin maestros o esquemas formales y por tanto el aprendizaje se da no sólo en los lugares tradicionalmente consagrados a ello, como la escuela, sino en cualquier espacio y etapa de la vida, cuando hay deseo de aprender. La principal diferencia con la educación tradicional es que se trata de un proceso completamente voluntario y electivo. Comprende todas aquellas acciones que una persona emprende buscando aumentar su conocimiento sobre algo o mejorar sus competencias personales, descubriendo que se puede efectuar en múltiples formas: de manera autodidacta, aprendizaje a partir de la práctica, aprendizaje colaborativo, aprendizaje entre pares y entre personas de diversas edades, competencias y estilos. En la base de ALV está la convicción de que todos tenemos algo para aprender y todos tenemos algo para enseñar, independientemente de nuestra condición social, edad, género, formación académica o historia escolar.
Desde esta convicción, la biblioteca reúne todas las características para volver concreto el ALV, pues cuenta con todos los recursos disponibles para propiciar aprendizajes multimodales, multidimensionales, directos o indirectos, formales o informales. Apoyamos a los programas formales, a los proyectos educativos, a los profesores, a la comunidad en general; propiciamos el aprendizaje a través de experiencias dirigidas como cursos, asesorías, microtalleres, tutoriales, pero también lo generamos en la disposición organizada de los materiales y espacios, la facilitación de acceso a la información, la generación de actividades, diálogos, encuentros, exposiciones, entornos y comunidades. Nuestra tarea es la de contribuir así a la formación universitaria, mostrando que el aprendizaje es abierto, ubicuo, flexible, interactivo, transversal, autónomo, continuo y libre.