¿Quién eligió que se presentara esa obra de teatro? ¿Por qué eligieron aquella pintura para la exposición? Una experta del Goethe Institut exploró en el ITESO la dimensión social del curador artístico en el mundo contemporáneo.
Esta semana seguramente hay en Guadalajara y en la Ciudad de México y en Barcelona y en Buenos Aires y en Los Ángeles y en Múnich , una exposición de arte contemporáneo, alguna obra de teatro o una presentación de danza en cartelera o bien se está organizando el próximo festival de cine, el siguiente encuentro de música clásica o ese mastodóntico festival de música pop y rock que recibirá a más de 100 mil personas.
¿Quién y cómo decide qué obras de arte deben exponerse? ¿Quién decide cuál es la pieza teatral que debe ver el público tapatío? ¿Cómo se elige cuál compañía de danza sí entra y cuál no? ¿Bajo qué criterios? ¿Por qué una pieza de arte contemporáneo requiere tener un discurso detrás para sostenerse ante ese sector del público que suele decir “no entiendo este arte”?
Una figura importante detrás de todas estas decisiones es el curador artístico, una figura que en las últimas décadas ha visto crecer su influencia al nivel del propio artista y a veces por encima de un crítico de arte.
Ilon Goyeneche, coordinadora cultural del Año Dual Alemania-México que organiza el Goethe Institut, estuvo la semana pasada en el ITESO invitada por el Centro de Promoción Cultural para conversar con alumnos, egresados, profesores, promotores y gestores culturales del sector público y privado en torno a estas y muchas preguntas más, primero con la conferencia “México y Alemania. Un ejemplo de vinculación cultural internacional” (en la Casa ITESO Clavigero) y luego con el seminario “Prácticas curatoriales: cómo pensar un festival o espacio cultural”, en el Auditorio A.
Arriesgarse y desafiar, premisas para cualquier curador
“Lograr que el público sepa a lo que va” es, a decir de Goyeneche, una de las funciones primordiales de un curador, una figura que debe saber cuándo arriesgar y dejar de ser “políticamente correcto” para ser capaz de sorprender e incluso incomodar a la gente que suele consumir arte, pero también con la capacidad de generar nuevos públicos.
Todo un reto y una enorme responsabilidad social y artística, subrayó la gestora cultural chilena radicada en Alemania, quien puso como ejemplo de innovación y atrevimiento al Teatro Münchner Kammerspiele de Múnich y a su nuevo director artístico, Matthias Lilienthal.
También citó el trabajo del teatro Kampnagel de Hamburgo, al organizar en 2015 el ecoFavela, el cual, mucho antes de que el drama de la migración llegara a Europa desde Siria, Turquía y otras latitudes, abordó el fenómeno desde las artes, adelantándose así al momento histórico que hoy ocupa amplios espacios en los medios de comunicación.
“El trabajo curatorial es una actitud… hay que ver, ver, ver y ver. Al público le puede interesar o no lo que le propongas, pero ya le diste la oportunidad de tener una nueva perspectiva y una mirada nueva sobre lo que está pasando, sobre los temas de actualidad”, dijo Goyeneche.
Procedente del vocablo en inglés “curator” –así se designaba a la persona encargada de custodiar una colección–, el curador de hoy ya no solo resguarda o conserva las obras artísticas, sino que tiene la capacidad de definir y legitimar el valor monetario de una pieza, el éxito de una puesta en escena e incluso moldear el gusto (se le llama taste-maker) del público.
Deutschland y México estrechan lazos
El Año Dual Alemania-México 2016 (enmarcado por el 25 aniversario de la reunificación del país de Goethe) consiste en una serie de eventos culturales, educativos, empresariales y de fomento al turismo que arrancó simbólicamente con la visita que el presidente Enrique Peña Nieto realizó a tierras germanas en abril, donde fue recibido por la canciller Angela Merkel.
La parte cultural incluye una exposición sobre los mayas en Berlín, una retrospectiva de Frida Kahlo en la misma ciudad y distintos eventos de intercambio gastronómico. Texto Enrique González Foto Roberto Ornelas