Mario Patrón y James L. Cavallaro ofrecieron un panorama de la crisis de derechos humanos que atraviesa México desde hace varios años y vislumbraron algunas posibilidades para cambiar las cosas.
En el lenguaje internacional, la situación por la que atraviesa México desde hace ya más de diez años sólo tiene una manera de ser calificada: grave crisis de derechos humanos. Así lo hace constar el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). James Cavallaro explica que, entre muchos otros factores, hay tres elementos que le valieron este calificativo: las desapariciones forzadas, el uso de la tortura y las ejecuciones extrajudiciales. Estos tres elementos, añade, están unidos por un mismo hilo conductor: la impunidad.
El expresidente de la CIDH y actual director de la Clínica de Derechos Humanos de la Universidad de Stanford, James Cavallaro, visitó el ITESO para participar en la charla “Violaciones graves a derechos humanos e impunidad en México: la necesidad de un mecanismo internacional contra la impunidad”, en la que intercambió ideas con Mario Patrón, quien fungió como director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro y que ha sido electo como rector de la Universidad Iberoamericana de Puebla.
El encargado de dar la bienvenida a los participantes fue Luis Arriaga, SJ, Rector del ITESO, quien en su mensaje inicial presentó algunos de los datos del informe de la CIDH en el que se da cuenta de que en México hay más de 40 mil desaparecidos, 200 mil personas asesinadas, 300 mil desplazados internos y miles de víctimas de tortura. Además, menos del 2 por ciento de los crímenes son sancionados, mientras que menos de 1 por ciento de las denuncias por tortura termina en enjuiciamiento.
Todo esto se ve agravado, dijo el Rector, “porque las autoridades cometen graves violaciones de los derechos humanos, se coluden con el crimen organizado o por lo menos toleran estas situaciones”.
Luis Arriaga, SJ, señaló que “la sociedad mexicana rechaza estos patrones de impunidad, es notorio el hartazgo social, por lo que hay que pensar creativamente para buscar alternativas que potencien el entramado institucional y la aplicación de la ley”. En ese sentido, reconoció que hay avances como la Reforma Constitucional de 2011 en materia de derechos humanos.
Sin embargo, “el problema no es la ausencia de leyes que se alineen a los tratados internacionales, sino que existe una distancia importante entre lo que dice la ley y lo que en realidad pasa”. Así pues, concluyó, “el desafío para México es cómo revertir la impunidad”.
Tras la participación del Rector, Ana Sofía Torres Menchaca, profesora del Departamento de Estudios Sociopolíticos y Jurídicos del ITESO, hizo una serie de preguntas a James Cavallaro y a Mario Patrón, con la intención de propiciar la charla y bocetar un panorama de la crisis mexicana.
Cavallaro, quien también es presidente de la Red de Universidades por los Derechos Humanos de la cual el ITESO es integrante, señaló la diferencia entre la impunidad que es resultado de la falta de capacidad, de voluntad, de presupuesto, de conocimiento y la que llamó la “impunidad activa”. Sobre la primera, dijo que es la más fácil de contrarrestar. El problema es que en México ocurre la segunda, que no es algo aleatorio sino una impunidad “buscada, intencional. No se puede llegar al cómo solucionar el problema si no reconocemos que estamos ante una impunidad intencional”. En ese sentido, agregó, “es una lucha difícil y peligrosa porque es contra la cooptación del Estado y la corrupción de los funcionarios”.
Mario Patrón señaló que estamos ante una de las peores crisis de derechos humanos de los últimos 30 años, y se agrava por cuatro factores: la impunidad generalizada, un problema sistémico de corrupción política y económica, una macrocriminalidad que se traduce en una violencia que ya suma más muertos que un país en guerra y violaciones generalizadas a los derechos humanos. “Los nuevos gobernantes recibieron un país complejo y con instituciones dinamitadas”, dijo el ahora rector de Ibero Puebla.
¿Cómo revertir este escenario tan adverso? Ambos participantes coincidieron en mencionar la necesidad de que sean expertos foráneos quienes colaboren a crear una nueva base institucional.
“Venimos de un sexenio en el que el gobierno se negó a reconocer y aceptar las recomendaciones internacionales”, dijo Mario Patrón y añadió que “debemos aceptar la realidad de nuestras instituciones. Solo así podemos hacer la transferencia a procesos de verdad y de justicia y generar un camino de transformación. No podemos solos, pero los gobiernos tienen miedo de aceptar la ayuda de instancias que después los van a juzgar, como puede ser la CIDH”.
Cavallaro también subrayó la importancia de la intervención foránea porque, de entrada, no tienen vínculos en el país que puedan ser usados para amenazar o coaccionar sus labores.