Al terminar la preparatoria, Alejandra Castellanos se planteó dos caminos a seguir: estudiar Ingeniería Ambiental o decidirse por Química. Su preocupación por el medio ambiente podía explorase en ambas carreras, pero el tema del impacto ambiental en la industria terminó ganando, sumado a su pasión por las matemáticas. En 2005 se inscribió a Ingeniería Química en el ITESO.

Alejandra

Un posgrado siempre se mantuvo en su mente. Sabía que tendría que especializarse para abarcar ambos campos de conocimiento y no quedarse con las ganas de estudiar temas relacionados con la preservación del medio ambiente.

Después de la carrera y de dos años de ejercicio profesional en la consultora legal y fiscal británica Pricewaterhouse Coopers, sede Guadalajara, estaba lista para buscar una maestría, pero ahora con un enfoque distinto: la gestión pública. Su trabajo en temas de sustentabilidad y cambio climático le hizo entender que, por más tecnología disponible, la respuesta estaba en las políticas públicas.

“Cuando recién entré a la carrera creí que se trataba más de control ambiental y rollos ingenieriles. Pero te das cuenta de que el problema ambiental es mucho más amplio: tiene componentes de educación, es un tema muy social. Por eso decidí enfocar mi maestría en políticas públicas o instrumentos de política ambiental”.

De México a Australia: los primeros pasos
Elegir el destino es cuestión de buscar qué países y universidades ofrecen los programas que más se adecuen a tu proyecto.
Para Alejandra, el haber tenido contacto con empresas de Australia mientras trabajaba en PWC le permitió conocer el avance de Sidney a nivel gubernamental en lo que se refiere a asuntos ambientales. La Universidad de Melbourne y su Maestría en Medio Ambiente le ofrecían justo lo que buscaba.

Uno de los primeros temas a considerar cuando se piensa estudiar un posgrado en el extranjero es cuál es la universidad correcta para tus objetivos; y esta tarea lleva tiempo y una cuidadosa investigación.

“Las personas se preocupan por los fondos y las becas –que es una parte importante– pero a veces, si empiezan la búsqueda con la universidad, pueden encontrar muchas más oportunidades y saber cuáles tienen convenios con el gobierno de su país”, apunta Kathy M. Guerra, cónsul regional para prensa y cultura en el Consulado de Estados Unidos en Guadalajara.

“Hay muchos factores económicos y culturales que llevan a gobiernos a invertir en un estudiante para que realice sus estudios en el extranjero, porque regresa a México y se convierte en un puente entre los dos países por el resto de su vida”, dice Guerra.

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“México requiere que más mexicanos estudien en las mejores universidades del mundo en áreas de interés prioritarias para el desarrollo económico y social del país”, afirma Lourdes Isabel Macías, consultora de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid), adscrita a la Secretaría de Relaciones Exteriores.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Movilidad Estudiantil Internacional Patlani, elaborada por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), el gran volumen de movilidad de estudiantes mexicanos al extranjero corresponde a las licenciaturas, con un 93%, mientras que solo el 5% opta por una maestría.

La Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, perteneciente al Sistema Universitario Jesuita, está en el quinto lugar de instituciones con mayor movilidad académica del país.

Los precios de posgrados –que suelen ser elevados– figuran como una de las principales razones que explican ese bajo nivel en posgrado, a pesar de que existen numerosas becas y financiamientos destinados exclusivamente a estudiar fuera de México.

En 2011, México “exportó” 22 mil 800 estudiantes a países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), es decir, apenas el 0.83% del total de los cerca de 3 millones de estudiantes que se movilizaron entre países de la organización.

¿Cómo pagarlo?
Una vez elegido el destino toca empezar a investigar los apoyos gubernamentales y privados con los que puedes contar, según tu área de especialidad. Hay fundaciones que privilegian disciplinas sociales, ciencia o tecnología, e incluso organismos centrados en el compromiso social, como la Fundación Brockmann Becas MOB (www.becasmob.org.mx), que cuenta, por ejemplo, con la Beca al Compromiso Social en colaboración con Corporativa de Fundaciones AC.

“Buscamos que la inversión que se hace en estos jóvenes redunde en un beneficio no solo para México en general, sino en particular para una comunidad”, dice Rosario Alberro, directora ejecutiva de Becas MOB.

Alejandra encontró en las becas para estudiar en el extranjero del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) el apoyo que necesitaba, ya que la Universidad de Melbourne se encuentra en el Times Higher Education Ranking, un requisito indispensable para que el Consejo financie tus estudios. En el periodo 2012-2013, el Conacyt envió a cerca de 700 estudiantes de posgrado al extranjero.

Entre los múltiples programas que existen, Amexcid enumera los siguientes: Plataforma de Movilidad Estudiantil y Académica de la Alianza del Pacífico; Proyecta 100,000; el Programa de Becas “Frida Kahlo”, y el Programa de Residencias Cruzadas de Artistas de la Fábrica de las Imágenes.
“A mí, Latino Australia Educaction (www.latinoaustralia.com) me ayudó hasta para la carta de aceptación de la universidad y me dieron opciones de becas”, recuerda Alejandra.

Uni-Hoersaal

Estudiantes de la Universidad de Stuttgart, Alemania

La Embajada de Estados Unidos en México hace lo propio con el programa Education USA (www.educationusa.info) y existe la Comisión México-Estados Unidos para el Intercambio Educativo y Cultural, que ofrece la Beca Fullbright-García Robles, exclusiva para mexicanos que deseen estudiar un posgrado.
“Nosotros vemos estas becas como inversiones en el futuro de México; estamos interesados en que las personas que regresen de Estados Unidos tengan una carrera muy larga usando la educación y conocimientos que tuvieron allá”, comenta Guerra.

De Australia a México: retribuir lo aprendido
Durante los dos años en Melbourne, Alejandra tuvo la oportunidad de trabajar en la entidad de protección ambiental del Gobierno de Australia. Tenía un empleo prometedor y buenos amigos, pero al concluir sus estudios empacó sus cosas y regresó en 2014 a México. La idea de quedarse estaba en su cabeza, pero ganó el compromiso que tenía con el Conacyt.

“Es una cuestión de responsabilidad social y moral; hay cabida en México para gente preparada y que traiga ideas innovadoras”, dice Alejandra.
“En México hay tantas cosas por hacer y tantas oportunidades, que si regresas con un posgrado puedes llegar más lejos. A veces uno cree que en las empresas no te van a escuchar, ni los gobiernos, pero de repente es todo lo contrario, solamente les falta alguien que tenga una buena idea y que sepa llevarla a cabo”. Fotos Luis Ponciano/Archivo