El director de investigaciones de la Cepal participó en la primera jornada del seminario Coincide, que puso sobre la mesa la reflexión sobre las desigualdades sociales y la necesidad de articular acciones colectivas desde la universidadque cambien nuestras prioridades sociales. 

«Quédate en casa”, ordenan el personal médico, las autoridades, las cadenas de WhatsApp, los hashtags. El confinamiento —dicen, repiten, reiteran— es la mejor medida para frenar la cadena de contagio. Las celebridades comparten historias, reels, videos de TikTok en sus mansiones, sus penthouses, sus albercas. Los influencers no se cansan de anunciar el tiempo de gracia: es momento de engordar y ver Netflix —o Prime o Disney Plus— sin descanso.

Pero al mismo tiempo tiene lugar una realidad paralela: millones de personas deben salir a trabajar porque mientras para un sector puede ser el mejor momento de su vida, para otro el confinamiento es una lucha por supervivir, por no perder el empleo, por no contagiarse en el transporte público. Esta desigualdad social, presente desde hace mucho tiempo y que se ha visto evidenciada y agravada por la contingencia sanitaria que provoca la covid-19, es el tema de reflexión del Seminario Coincide, organizado por la Coordinación de Programas de Incidencia Social del ITESO. 

Al dar la bienvenida a los participantes del seminario —presentes a la distancia a través de las ventanitas de Zoom o siguiendo la transmisión vía Facebook—, Luis Arriaga Valenzuela, SJ, Rector del ITESO, retomó una de las ideas más repetidas desde que el Sars-Cov-2 se instaló como tema recurrente en el mundo: la pandemia y las medidas para atender la emergencia sanitaria vinieron a agudizar una serie de problemáticas sociales mucho más añejas. 

“La exclusión sistemática de ciertos sectores, el rezago educativo, el no acceso a una  vivienda digna, las malas condiciones para las poblaciones indígenas y de las periferias urbanas, las violaciones a los derechos humanos, los altos índices de violencia, todas estas problemáticas se han visto por una pandemia que vino a agudizar la injusticia”, dijo el Rector y añadió que desde el ITESO, en tanto universidad confiada a la Compañía de Jesús, siempre se ha buscado “incidir en la sociedad para construir salidas viables y luchar contra las causas estructurales de la pobreza. Una incidencia efectiva debe construir alianzas efectivas”. Arriaga Valenzuela, SJ, terminó su intervención recordando las palabras de Ignacio de Loyola: “Hay que poner el amor más en las obras que en las palabras”. 

Después de las palabras de bienvenida del Rector tomó la palabra Efraín Jiménez, coordinador de los Programas de Incidencia Social, quien explicó que el seminario era cada vez más necesario como una manera de abonar en la vinculación de la universidad con organizaciones civiles e institucionales. A través de un video dio a conocer la labor que se realiza desde los programas del ITESO, que trabajan en tres programas —Asuntos migratorios, Indígena intercultural y Economía solidaria— y en tres proyectos —Derecho a la ciudad sustentable, San Pedro Valencia y Mejoramiento espacial de los entornos de vida. 

Una pandemia, múltiples epidemias  

Los trabajos del seminario comenzaron en forma con la charla a cargo de Pablo Yanes Rizo, coordinador de investigaciones de la sede subregional de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), quien para arrancar comentó que era necesario partir de una premisa: “Hay una pandemia y múltiples epidemias. La pandemia es un hecho social total que cuestiona instituciones, valores, políticas públicas y debe llevarnos a poner la mirada en las múltiples epidemias. El análisis es importante para no caer en la tentación de pensar que esta crisis es igual para todos”. 

El representante del organismo internacional recordó una de las frases recurrentes al principio de la contingencia, según la cual todos estábamos en el mismo barco. “No estamos en el mismo barco: estamos en la misma tormenta, pero mientras unos están en yates acondicionados con todo para sobrevivir, otros están sobreviviendo en condiciones precarias”, dijo Yanes Rizo. Desde su perspectiva, la contingencia sanitaria desatada por la covid-19 puso en relieve tres grandes déficits sociales: “El primero, un déficit del bienestar, en general. El segundo, un déficit de institucionalidad pública. Nos encontramos ante gobiernos incapaces de tomar medidas y garantizar su cumplimiento. El tercero, un déficit de autorregulación social. No habrá políticas de gobierno exitosas si no hay una apropiación social”. Y puso como ejemplo el modelo para catalogar el grado de emergencia en México: “Eligieron la figura del semáforo en un país en donde todo el mundo se pasa el alto”, dijo Pablo Yanes. 

Frente a la situación que atraviesa el mundo, hay dos opciones: ver la pandemia como un paréntesis o como un viraje. Verla como un paréntesis implica regresar a la vida previa a la contingencia; verla como un viraje, como se la quiere ver desde la Cepal, implica “construir una ruta de desarrollo diferente: implica que la salud pública y la educación se conviertan en una prioridad de la política social; pensar en el seguro de desempleo y en el ingreso básico universal; armar un sistema público de cuidados desfeminizado y desmercantilizado; reformar el sistema de pensiones para garantizar un retiro digno. En fin, implica atacar la coyuntura para repensar la estructura social”, terminó Pablo Yanes.

“Hay una pandemia y múltiples epidemias. La pandemia es un hecho social total que cuestiona instituciones, valores, políticas públicas y debe llevarnos a poner la mirada en las múltiples epidemias. El análisis es importante para no caer en la tentación de pensar que esta crisis es igual para todos”.  Pablo Yanes

El seminario Coincide busca fortalecer la articulación de proyectos universitarios orientados a incidir en problemáticas sociales para desacelerar la desigualdad, uno de los añejos síntomas que la pandemia ha puesto en primer plano.