La Universidad fue sede del octavo congreso de la Red OTT intercambiando experiencias y reflexiones sobre la importancia de generar un ecosistema innovador con impacto social para impulsar el desarrollo del país

Está   comprobado   que   la   innovación  y  el  desarrollo  económico  van  de  la  mano. Que mientras más invierte un país en esta materia, mayor es su desarrollo. Por eso, hace 20 años México se propuso dedicar al  menos  el  1  por  ciento  de  su  Producto  Interno  Bruto  (PIB)  a  la  investigación  y  el  desarrollo  experimental. Se lo propuso, al menos, pues en 2017 la inversión en este rubro fue apenas de 0.48 por  ciento,  de  los  cuales  el  63  por ciento correspondió al sector público, 23 a la iniciativa privada y  6  a  las  universidades.  Parece  que no fue por falta de ganas: en México sobran ideas y, si se los sabe buscar, también hay inversionistas, de ahí la importancia de  los  puentes  que  conecten  a  los unos con los otros. Para identificarlos, hay que llamarles por su nombre: Oficinas de Transferencia de Tecnología (OTT), cuya labor y contribución al desarrollo económico y social del país fue el tema del VIII Congreso de la Red OTT, que tuvo como sede el ITESO.

Durante la inauguración su presidenta, Silvia Mora, recordó que la red surgió como un intento por articular la transferencia de tecnología entre las 15 instituciones congregadas para ese fin, entre las cuales está el ITESO. Ocho años después, la red cuenta ya con 220 asociados constituidos como asociación civil que conforman “un ecosistema de innovación, una comunidad emprendedora”. Señaló que a través de los congresos han logrado llegar a más de tres mil personas y anticipó que están listos para presentar una plataforma que servirá para conectar, de manera inteligente, a los diversos actores del ecosistema de innovación.

Leonardo Álvarez, director general de Innovación, Servicios y Comercio Interior de la Secretaría de Economía, resaltó la “relación formidable” entre la innovación y el crecimiento del PIB. Sin embargo, dijo, “el conocimiento sólo es útil cuando es aplicado y adoptado por el mercado”. En ese sentido, “México es rico en ideas, pero pocas llegan al mercado. Por eso son importantes las OTT. La labor que está realizando la red está poniendo a México como un referente en América Latina”.

Alfonso Pompa Padilla, titular de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología de Jalisco, reforzó esta idea al explicar que la segunda T de las siglas OTT, la que corresponde a la palabra transferencia, “es quizá la más difícil, porque implica tender puentes entre los actores del ecosistema de innovación”. Añadió que no todo el trabajo debía estar centrado en el desarrollo económico, sino también dirigirse al desarrollo social. “Esa es un área de oportunidad: enfrentar los retos sociales desde la ciencia y la tecnología para luego replicar el modelo en países con problemas similares en temas como la salud, el medio ambiente y el manejo del agua”.

Un riesgo que hay que correr

Luego de la ceremonia inaugural, Leonardo Álvarez volvió al escenario del auditorio Pedro Arrupe, SJ, para dictar la conferencia de apertura, en la que expuso a los asistentes cómo se ve el ecosistema de innovación desde la Secretaría de Economía, así como las acciones que se están realizando desde la Administración federal en esa materia.

Comenzó diciendo que si bien México no se distingue por la creación de nuevas tecnologías, sí cuenta ya con “una masa crítica que le permite adoptar y desarrollar tecnologías”. Explicó que el campo de la innovación se distingue por la incertidumbre, lo que genera que la inversión en ese rubro sea menor. Por ello es importante una política pública que ponga en juego a ese sentido ya que la presencia del gobierno en el ecosistema “cierra brechas y reduce riesgos, generando confianza en los inversionistas”.

El funcionario expuso que los problemas de la política pública en materia de innovación son la subinversión, la falta de capital humano, la falta de conexiones para descubrir las necesidades del mercado, la dificultad para evaluar proyectos y las deficiencias del ecosistema, lo que dificulta apoyar a las empresas. Cada una de estas, añadió, representa un área de oportunidad para mejorar entre todos los actores, ya que “la innovación no se da sola. Para que madure se deben compartir los conocimientos, el riesgo, los costos, etcétera”.

Álvarez Córdoba dijo que el trabajo de la Secretaría de Economía (SE) federal está cimentado en tres pilares: la innovación, or extiende la diversificación y la inclusión; desde la dependencia se valora el trabajo que realizan las OTT, por lo que en 2017 se creó un modelo para reconocer a las oficinas, ya que “esto da certezas y las fortalece”.

Finalmente dio información sobre otras labores que realiza la SE para generar el ecosistema innovador, como el apoyo a la “clusterización” del trabajo, el apoyo a los fondos de capital de riesgo, la creación del Observatorio Mexicano de Innovación y la Plataforma Industria 4.0 MX. Para concluir, dijo que era importante “que los estudiantes no piensen en ser empleados, sino en volverse emprendedores. Para allá va el trabajo que se está haciendo en las universidades”.