En el Encuentro el Humanismo y las Humanidades en la Tradición Educativa de la Compañía de Jesús el Rector del ITESO señaló que las universidades jesuitas deben integrar la acción y el pensamiento para mejorar la calidad de vida de las personas.

La historia de la universidad como institución se remonta al año 1088, con el surgimiento de la Universidad de Bolonia. Más o menos a la mitad de esa historia casi milenaria apareció
en el escenario la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, con su propuesta de educación jesuita.

La universidad como institución y la labor de los jesuitas fueron el tema del VI Encuentro el Humanismo y las Humanidades en la Tradición Educativa de la Compañía de Jesús, que tuvo lugar en el ITESO, del 23 al 27 de octubre, bajo el tema “Pasado, actualidad y desafíos de la universidad en el mundo, en México y en la misión educativa jesuita”.

El encargado de inaugurar las actividades fue José Morales Orozco, SJ, Rector del ITESO, quien en su intervención de apertura tomó como punto de partida las ideas de tres superiores generales de la Compañía: de Peter Hans Kolvenbach, SJ, recordó que “nuestras universidades, dado su compromiso, deben dar sus mejores esfuerzos para mejorar la calidad de vida de las personas”; de lo dicho por el padre Adolfo Nicolás, SJ, dijo que, “en un mundo donde reina la superficialidad globalizada, es necesario ir más allá de la formación en la excelencia académica”; del padre Arturo Sosa, SJ, actual Superior General de la Compañía, apuntó que se debe “pensar crítica y creativamente, y no escatimar esfuerzos para integrar a la universidad
con las instituciones que buscan cuidar la vida en el planeta”.

El Rector del ITESO señaló que las universidades a cargo de los jesuitas deben “integrar la acción y el pensamiento para mejorar la calidad de vida de las personas”. Una vez concluida la ceremonia inaugural, comenzó la mesa “La universidad en el mundo”. El primero en tomar la palabra fue Alfonso Alfaro, profesor del ITESO, quien hizo énfasis en el hecho de que el proyecto educativo de la Compañía de Jesús suma ya más de 450 años.

El Doctor Honoris Causa del Sistema Universitario Jesuita, hizo un recuento general de la historia de la universidad como institución, una historia que comenzó en el siglo XI y que ha sufrido cambios significativos con el paso de los siglos. “Actualmente la tecnología ha creado un escenario inédito, pero las personas siguen priorizando a las universidades como sitios del conocimiento”, y añadió que una de las virtudes de la universidad es su flexibilidad para adaptarse a los cambios.

“La universidad tiene la conciencia de la memoria de cómo se han construido las sociedades, algo que éstas no tienen. Una de sus labores es hacer que la sociedad descubra que hay cosas que no sabe que no sabe. La universidad debe crear conocimiento y aprender del sitio donde se encuentra, para que los ciudadanos aprendan a discernir”, dijo Alfonso Alfaro.

El investigador Roberto Rodríguez Gómez, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, quien luego de retomar algunas de las ideas vertidas por Alfaro, enfocó su ponencia en la importancia de reconocer la educación superior como un bien público.

Para que esto ocurra, dijo, es necesario pensar en la universidad desde tres perspectivas: la jurídica —“la educación superior es un derecho de los ciudadanos; si no se tiene acceso a ella, esto repercute en fenómenos de exclusión”—; la política —“¿cuáles políticas públicas han de seguirse para hacer realidad ese derecho?”— y la económica —“la universidad ha de ser accesible para todos”—.

Tras afirmar que “el bien público es un punto de llegada”, señaló que es indispensable cubrir con cuatro aspectos para que la universidad sea considerada como tal: una alta cobertura, que sea asequible para la mayoría, que tenga calidad académica y que esté vinculada con el mundo laboral.

Finalmente, la mesa cerró con la participación de Laura Rimbley, directora asociada del Boston College Center for International Higher Education, quien señaló que “la internacionalización es clave para el futuro”, aunque añadió que no hay una receta única para lograrla ya que “en cada universidad hay realidades diferentes que requieren respuestas diferentes”.

Sin embargo, señaló que es importante “tener un compromiso con la internacionalización, identificar y definir qué entendemos por ella, crear un marco conceptual para el proceso, llevar a cabo un análisis contextual, diseñar una visión a futuro y desarrollar una hoja de ruta”.

Concluyó diciendo que la internacionalización no necesariamente está vinculada a la movilidad estudiantil, por lo que es indispensable “pensar en la internacionalización en casa, es decir, integrar dimensiones interculturales e internacionales en la currícula”.