Francisco Morfín Otero, quien fuera Director General Académico del ITESO del 2004 al 2010 falleció el pasado 8 de junio, dejando un legado de innovación académica, compromiso social y de disfrute de la vida hasta el último momento

Francisco Urrutia de la Torre (compilador)

 

Una y otra vez nos quiso insistir en que no hay más importante asunto que gozar la vida.

Jesús Soto Morfín.[1]

Paco veía a través de los otros, como diría Marcel Proust. Así de importantes eran los otros para Paco.

Juan Diego Castillo (14/06/24).[2]

 

De las tres cosas que a mí me gustaría que el ITESO no perdiera nunca, una sería la apuesta por la libertad. El atreverse a ser libres, aprender a ser libres no es una cosa sencilla, ni individual ni institucionalmente, pero me parece que es clave para ser una universidad que tenga sentido.

Por otro lado, me parece que la insistencia en la innovación educativa, sorprender con las propuestas que el ITESO hace para formar. Dentro de esas innovaciones educativas a mí me parece que el ITESO siempre ha apostado por entender los sentidos emergentes de los alumnos, hacerlos suyos y con eso pensar el modo de construir otros mundos. Si eso permanece, me parecería fabuloso.

Y la tercera cosa que me gustaría que siguiera fortaleciéndose sería el compromiso social. Nunca ceder a este asunto, esta idea de querer transformar el mundo, de construir otros mundos que sean mejores para todos y para todo.

Paco Morfín (08/06/2022)

«¿Quién dice la gente que soy yo?» preguntaba Jesús a sus amigos (Mc 8, 27). En el Filosofado del ITESO escuché, más de una vez, que en esta pregunta el Nazareno hacía patente la construcción de su propia identidad, en relación con quienes convivían con él. Es imposible para humano alguno evadirse de esta construcción convivencial, que más nos vale asumir con plenitud.

“No hay muerto malo”, oí responder una vez al jesuita Roberto Jaramillo a los halagos con que una comunidad apostólica lo despedía de su cargo. No es por lo bueno que fue mi entrañable tocayo, Paco Morfín, que me atrevo a reflejar la construcción de su identidad en la de Jesús, el Nazareno.[3] Me atrevo a hacerlo por la profunda humanidad de cada uno de ellos, con sus notables particularidades y diferencias.[4]  También porque mi tocayo fue explícito en los momentos finales de su trayecto entre nosotros, en que tomaba sus decisiones de vida o muerte con fundamento en el nosotros que apostaba por construir, hacía años, y no en el yo.

Saboreando este espíritu para enfrentar la vida y la muerte, hoy prefiero recuperar las voces de quienes hemos construido un “nosotros” del que mi tocayo fue convocante, para configurar un perfil de Paco Morfín, según la generosa invitación de Cruce.

Su perfil

Como escribo para un medio universitario, comienzo por el perfil académico incluido para acompañar la última publicación que le conocí, en 2022:

Francisco Morfín Otero es [fue] director general del Instituto Superior Intercultural Ayuuk (ISIA), fue Director General Académico (DGA) del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), es doctor en Filosofía de la Educación por el ITESO, donde es académico desde hace más de 35 años. Colaboró con el Programa Indígena Intercultural del ITESO, y ha impulsado decisivamente la comunicación de programas educativos de esta universidad con las culturas Ayuuk, Wixárika y Rarámuri, entre otras. Ha trabajado el tema del impacto de las redes informáticas, particularmente Internet, en las transformaciones de la persona, los grupos, el estatuto del saber y los modos de pensar y aprender.

Paco Morfín (2022).[5]

Era una persona muy cálida, amiguera, muy de acompañarte, y le encantaba conversar.

Esa era una de las cosas que le apasionaba. Amaba platicar, estar con la gente. Eso le hacía estar muy cercano a las personas, ya sea de la comunidad del ISIA, ya sea de la comunidad de Jaltepec.

Y pues también la parte académica: una persona muy leída, que se conocía diferentes libros, historias, entonces pues tenía el chance de estarte contando diferentes cosas, y también escuchar, ¿no? Creo que es una de las cosas que el Paco tenía.

Y la energía: siempre activo, siempre activo, siempre activo. Tanto físicamente, se activaba, pero también eso le ayudaba para estar como en diferentes pistas, en diferentes espacios, y estar al pendiente de las situaciones. Creo que ese ánimo de estar apoyando proyectos, apoyando procesos, estar tejiendo redes.

                                                                      Edilberto Cardoso. Director del ISIA en sucesión de Paco (15/06/24).

 

Coincidí con Paco entre 2007 y 2012 en el Consejo Académico del Sistema Universitario Jesuita (SUJ), yo como Director General Académico (DGA) de Puebla, él DGA ITESO. Ahí fue donde conocí su gran capacidad para ser muy buen amigo, su enorme disponibilidad para hacer constructivas las reuniones. La enorme capacidad que tenía para que hubiera buen ambiente. Muy alegre, jocoso, bromista. Le bajaba la tensión, si la había, a alguna de las reuniones. Verdaderamente era increíble su capacidad para propiciar un buen ambiente de trabajo, de discusión, de análisis.

Estos últimos tres años coincidimos en la junta de rectores y directores del SUJ. Nos dio mucho gusto volver a coincidir. También en esta ocasión preservaba esa capacidad lúdica que tenía de la vida. Lo vi mucho más relajado respecto a los temas que… no había necesidad de pelearse por algo que podía ser mucho más sencillo. Lo vi mucho más maduro, evidentemente, más sabio… al mismo tiempo también con una vitalidad que le daba [el Instituto Superior Intercultural] Ayuuk que no le vi antes:  una vitalidad de gran compromiso social.

Juan Luis Hernández. Rector de la Universidad Iberoamericana Torreón (15/06/24)

 

Profesor y director del “hacer juntos”. Pedagogo de la escucha, la alegría y la libertad.

La prisa es incompatible con la ternura.

Pienso en Paco y la palabra que me viene a la cabeza es gusto, es encuentro, es hacer juntos.

Cruzarse con él en algún pasillo. Encontrarse, caminar, pensar, soñar.

Su sonrisa y su mirada francamente alegre. Sus palabras cálidas y juguetonas, ligeras pero profundas. Agudeza y visión, conocimiento profundo y amoroso de las cosas del mundo y de la vida, gusto.

Una palabra, corazón y oídos abiertos, una palabra siempre. Un nosotros.

Pienso en Paco y la palabra que me viene a la cabeza es fiesta.

Berenice Hernández. Compañera. Secretaria de Actas del Consejo Académico. (14/06/2024).

 

Paco fue profesor hasta sus últimos años. En el libro que refiero en la sección anterior, se publican los trabajos del alumnado de la Maestría en Educación y Gestión del Conocimiento del ITESO, impartida en el ISIA de 2017 a 2020, como parte de una apuesta compartida entre la Coordinación de Investigación y Posgrado y el Departamento de Psicología Educación y Salud (DPES), cuya integración fundó como director, y cuya renovación arquitectónica impulsó hasta verla reflejada en el Edificio M.

Las salas colaborativas de su tercer piso del “M”, para el uso libre y compartido de estudiantes, es fiel reflejo del ITESO y la pedagogía que Paco promovió decididamente. Su disfrutable terraza y barras de café, la expresión física de un modo privilegiado de enriquecer a la comunidad universitaria. “Hay que estar organizando continuos desmadres”, me compartió alguna vez, como máxima de gestión.

Como  Director General Académico, Paco se distinguió por su gran capacidad de escucha. Mantenía reuniones con los jefes de departamento y otros funcionarios del ITESO. Alentaba que las personas expusieran sus puntos de vista, sus ideas para proyectos, sus evaluaciones.

Otra característica de su trabajo era la alegría, ante todo, la alegría, el cuidado del otro, el cuidado por la institución.

Juan Diego Castillo. Profesor jubilado. Asistente de Paco en la Dirección General Académica (14/06/2024).

En abril fui al ISIA. Platicando acerca del significado de la gestión escolar le pregunté al grupo por una persona que hubiera sido inspiradora en su vida. Mencionaron a Paco: él nos escuchaba, nos dedicaba tiempo, apoyaba nuestras ideas, realmente le importábamos. Sin decirles que lo conocía, simplemente me sentí profundamente conmovida por ver cómo seguía sembrando por donde caminaba.

Tuve muchos puntos de contacto con Paco en mi vida. Sin embargo, hay uno que para mí es definitivo. Un día, siendo mi jefe, me encontró llorando en mi oficina. Sin más, solamente me dijo: No permitas que nadie ni nada te quite ni disminuya tu alegría de vivir. En ese momento y en muchos más, la impronta que Paco dejó en mí fue la del gozo de vivir.

Mireya Hernández. Profesora de la Coordinación de Innovación, Desarrollo y Exploración Académica.  (14/06/24).

Con Paco fue agrado a primera vista; compromiso en todos los sueños y riesgos que compartimos en el ITESO; disfrute junto a los amigos; serenidad en las malas; libertad para ser, hacer y estar en la universidad; reflexión respetuosa en nuestras diferencias; confianza en toda su persona y agradecimiento infinito por sus alientos y enseñanzas.

Gisel Hernández, Profesora del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática. Directora General Académica en sucesión de Paco (15/06/24)

 

Hablar de Paco es hablar de sinceridad y de lealtad. Una persona sencilla y transparente. Sin importar cuál fuera su puesto o cargo a desempeñar, siempre dio un lugar privilegiado al ser humano.

Paco fue el jefe, fue el compañero, fue el amigo, fue el hermano, pero sobre todo el ser humano que siempre esta al pendiente de lo que sucedía con los que él apreciaba.

Martín Morelos. Vigilante. (15/06/24)

 

Conocido por sus frutos

La universidad tenía que ser un nodo. Ya no podía ser el receptáculo o la fuente del conocimiento, sino un nodo que conectara con otros nodos de conocimiento, de aprendizaje, de innovación, de experimentación, y que había que transformar a la universidad y la forma de aprender, para que las nuevas generaciones estuvieran en un mundo más conectado y pudieran navegar. En ese entonces se veía como un espacio de miles de estrellas. Se trataba de navegar en ese mar de nodos, para aprender.

Nilda Córdova. Coordinadora de Vinculación. (14/06/24)

 

Según el testimonio de Juan Diego Castillo, Paco participó en el equipo que produjo la versión final del Modelo Educativo del ITESO, durante el periodo de Carlos Luna, su antecesor a cargo de la DGA. Los Proyectos de Aplicación Profesional, otra joya pedagógica del ITESO, terminaron de perfilarse y se materializaron durante la gestión de Paco Morfín Otero como DGA, bajo la conducción directa de Carlos Ruiz Sahagún.

Recuerdo a Paco de muchas maneras, pero, sobre todo, lo veo a mi lado, caminando por el ITESO… conversando. Una vez recorrimos, por dentro, durante varias horas, todo el perímetro del campus, tratando de clarificar lo que podríamos hacer para impulsar el compromiso educativo en los departamentos, en sus profesores y estudiantes. De eso hace ya casi 25 años. Con el paso del tiempo, no dejamos sendero itesiano sin transitar. A pesar de sus deseos y sus empeños, ya no llegó a la última cita: una conversación con otros colegas y amigos, dentro del proyecto Memoria de la Dirección General Académica, para hablar sobre la renovación educativa que nos tocó promover en la primera década de este siglo. En uno de sus cuentos, dice Albert Camus que hay algo de eterno en toda promesa no cumplida por la irrupción de la muerte. Para quienes lo conocimos y tratamos con él, Paco seguirá iluminando con su generosa y libre brillantez los caminos ya transitados, y los que nos toque recorrer en este, al final, entrañable ITESO, hasta que lleguemos a cita definitiva y enfrentemos, como ya lo hizo él, el misterio de la vida, de la muerte y de la eternidad.

Carlos Luna. Profesor emérito jubilado. Antecedió a Paco en la DGA. (16/06/2024).

 

Mi tocayo también fue aprendiz. El objeto de la Maestría que llevamos a la nación ayuuk y otros llevaron a la sierra rarámuri mutó en “educación y convivencia”, con un fuerte acento intercultural y una apuesta progresiva por la “comunalidad”, esa energía viva que prioriza el “nosotros” sobre el “yo” y  caracteriza a los pueblos indígenas mesoamericanos.[6]  Bajo esta inspiración, Paco “…sentó las bases de lo que somos hoy como departamento… te llevamos en nuestro hacer”, expresó la comunidad del DPES, en su esquela.

Como director del DPES, impulsó, con el liderazgo de Rossana Reguillo y los directores del DESO (Enrique Páez), el DESI (Víctor Hugo Zaldívar) y el Centro de Aprendizaje en Red (CAR), y un grupo de innovadores profesores y estudiantes.

Cómplice fundamental en el diseño y apertura del Signa_Lab. ¡Su sentido del humor, su generosidad, inteligencia y empatía van a hacer mucha falta!

Rossana Reguillo. Profesora emérita jubilada. Directora fundadora del Signa_Lab. (09/06/24).

 

En su paso por el Centro de Aprendizaje en Red –que devino en Coordinación de Innovación, Desarrollo y Exploración Académica–,

Fue un torbellino, siempre impulsando cosas nuevas y desordenando las cabezas para obligarnos a pensar de diferente forma.

Gracias a Paco nos pudimos conectar con personas tan importantes como George Siemens, Stephen Downs, Diego Leal, Cristóbal Suárez, grandes exponentes y pioneros del aprendizaje en red.

Diego Leal y Cristóbal Suárez se quedaron increíblemente asombrados de la capacidad de Paco para dialogar y construir con ellos nuevas experiencias y escenarios.

Nilda Córdova (14/06/24)

Queda con nosotros la huella de una persona increíblemente humana, cálida y hospitalaria, siempre con los brazos abiertos y el deseo de crear mundos que pudieran incluir a otros mundos.

Diego Leal (09/06/24)[7]

Su nobleza y compromiso han sido su constante. Cuando estuve con él hablamos tan largo, de todo, fue un placer intelectual.

Cristóbal Suárez (09/06/24)[8]

Ingeniero

Paco, el tío que a sus 22 años heredó la empresa de pararrayos de mi abuelo, y con el consejo del Inge Petersen y Don Jesús Soto González, dos padres sustitutos, fue capaz de aventarse “el trompo a la uña” de proveer para 13 personas, más mi Bella [su madre], y quien sabe cuánto más “arrimado” que caía siempre a la [casa de la Calle de La] Luna. Con razón aprendió la magia de predecir las fichas de dominó como pocos, teniendo que calcular la economía del día a día de tantos. Con razón  aprendió a ganar, aunque perdiera, pues no había otra economía.

Jesús Soto Morfín. Sobrino. 08/06/24

 

Paco puso en práctica las artes aprendidas para sostener a sus hermanos cuando, como Director General Académico, apoyó a Jesús Soto, Director de Administración y Finanzas, a enfrentar una crisis económica institucional, al inicio del periodo rectoral de Héctor Acuña, SJ. La apuesta de ambos fue diametralmente distinta que la que siguen muchas organizaciones en tales contextos. Evitaron la desvinculación laboral de no pocas decenas de personas al ajustar el escalafón salarial del ITESO y hacerlo más equitativo. Las prestaciones y beneficios de que gozamos los empleados del “buen patrón ITESO” –como muchos lo describimos– se cuidaron también, desde entonces.

Esta complicidad de “ingeniería financiera” se apoyó no solo en el sentido humano y el buen juicio de Paco, en apoyo a Jesús. Paco era además ingeniero civil, buen calculista, negociador, y llegó a encabezar el Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática (DESI).

Conocí a Paco cuando era estudiante de Ingeniería Civil. Yo llegué a trabajar al Centro de Cómputo del ITESO. Él apareció pronto para utilizar una de las pocas aplicaciones para ámbitos profesionales que teníamos: el programa Stress, para cálculo estructural.

En compañía de Fernando Arias, “el Pato”, atendían a constructores que solicitaban se hiciera esa tarea para sus proyectos constructivos. La instrucción era una suerte de números, que definían nodos y valores. Dedicaron muchísimo tiempo y esfuerzo para hacer el cálculo de una obra poco usual: la cúpula del templo de San Jerónimo, en La Calma.

Como parte de los colaboradores, desde el inicio se dio un acercamiento y convivencia, donde conocimos su humor permanente, reírse un poco de todo, incluso de sí mismo. Su disposición para estar, apoyar. En ingeniería fue luego profesor. Exploramos juntos las plataformas de cursos, WebCT. Él negoció un acuerdo con la University of British Columbia, que lo estaba desarrollando. El ITESO apareció como socio para experimentar con la plataforma.

Luego, con AUSJAL… nos reunimos en 2002 en la Universidad Rafael Landívar de Guatemala, todavía con el padre [Xabier] Gorostiaga al cargo. La convocatoria inicial había sido a homólogos de computación, homólogos de bibliotecas que trabajan en forma conjunta para avanzar en nuevas propuestas del ámbito digital…invitaron a varios académicos que teníamos relación con los proyectos de educación y tecnología. Terminó creándose el primer acercamiento, al menos, a la Red EduTIC, a instancias importantes de Paco, mía, Omayra Parra (de la Pontificia Universidad Javeriana Bogotá) y algunos otros. No era un tema de tecnologías, sino de transformar la educación, sueño que compartimos durante décadas.

Fernando Escobar. Profesor emérito jubilado

 

Paco fue jefe de lo que se llamó Tronco Común de la división de ingeniería. Fue época de nuevas formas y Paco las entendió muy bien. Cuando dejó esa jefatura fue profesor de las materias de programación digital y ayudó mucho a la comprensión de los cambios de técnicas de los nuevos sistemas que solían cambiar con cierta rapidez.

Importa señalar que Paco, por sus buenas relaciones con los profes, lograba que se emprendieran proyectos innovadores más allá de lo que se pedía desde la institución.

Participaba en el Consejo de la División y ayudaba a todos con su información de la situación de alumnos y profesores. Creaba un ambiente de búsqueda e innovación y de apoyo a lo que hacían las distintas áreas de la división.

En síntesis, fue jefe, maestro innovador, compañero de profesores y estudiantes, atento a los cambios en la industria electrónica e informática para aprovecharlos en la docencia y la investigación de Ingeniería. Motivador nato y apoyador ante las dificultades.

Miguel Bazdresch. Profesor emérito jubilado. (16/06/24).

 

Hombre de familia

La mejor forma de resistir es tener amigos.

Paco Morfín  (2018)

 

Más de una vez, pregunté a Paco, “¿Pero no está invitada nada más tu familia?” – “Por eso vamos, tocayo. Va a haber pura familia”.

 

En la ruleta familiar, nos tocó estar juntos. Aprovechamos la suerte de estar juntos para, cultivar una amistad entrañable, y me siento privilegiado.

Luego pensé que así como yo me siento se sentía todo mundo, porque era el estilo de Paco. A la hora que establecía un vínculo, ese vínculo te hacía sentir que era la relación más importante.

Carlos Morfín Otero SJ. Hermano (08/06/24).

 

-Mis recuerdos de Paco son menos de trabajo que de su amistad.

-¿Hay algo que quisieras que evoquemos, en el Cruce?

-Pues lo que todos los que lo trataron te han de decir, tú mismo lo dirás; que Paco siempre estuvo allí para lo que fuera, de trabajo o no, para escuchar al amigo y ayudar a entender y decidir. En los casi cuarenta años que fuimos amigos, disfrutamos la vida [y el trabajo] hasta el último momento.

Álvaro Ochoa. Profesor jubilado, del Departamento de Procesos Tecnológicos e Industriales. Amigo de Paco desde el Instituto de Ciencias (15/06/24)

En la misa de cuerpo presente de Paco, su sobrino el “Negro” Soto, y Rebeca, su hija mayor, leyeron dos textos que atesoro y comparto, para cerrar estas páginas entrañablemente.

 

Paco era una invitación permanente a la vida. A tratar de convertirnos en mejores nosotros.

Pienso en estos últimos años, verlo adentrarse a la selva a construir comunidad con los mixes, en Jaltepec, como antes hiciera con los rarámuris en la Tarahumara o los wixas en la sierra wixarika, para salir de ahí triunfante, radiante, fuerte, y contarnos la fórmula de su salud: comer lo que hay (y no hay comida procesada ni azúcar) y andar en bicicleta a 40 grados. Compró una regadera eléctrica porque no había agua caliente, yo no sé para qué con esas temperaturas, pero bueno. Y de pronto, estando en la cocina, escuchó sonidos en el baño, de donde vio que salía una anciana de bañarse con sus nietos, sin preguntarle nada, para que después hicieran fila otros, que se apropiaron de “su casa” y “su agua caliente”. Paco encontró lo que siempre había buscado: evidencias de otro mundo posible, con verdaderas posibilidades de equidad y justicia, con otra lógica, no extractivista sino comunitaria, integrista y sostenible, un mundo fincado no en el yo, sino en el nosotros: donde no soy yo sino otras y otros.

Paco nos deja con harta agua caliente, en Lolo y su enorme generosidad, en sus triatas amadas que ahora lo reciben, en Rebe, Diego y Elí quienes lo acompañaron con toda su alma en su partida infinita, en Bere, su cómplice de tantos viajes y aventuras; en el Melón [Álvaro Ochoa], su más fiel compañero en el juego, y en el Chato y Jorge de Obeso quienes lo esperan con la sopa de fichas lista. También nos heredó la libertad a pesar de la necesidad con su ejemplo. Pero, sobre todo, la generosidad infinita de su cocina, de la que no dejó de emanar un delicioso alimento con el que una y otra vez nos quiso insistir en que no hay más importante asunto que gozar la vida.

Jesús Soto Morfín. (08/06/24)

 

Un hermano

            

  A Paco

Ha cultivado un nosotros

con azadón de paciencia.

 

En la selva, junto a un río

domesticó tarántulas

cuidaba en hermandad una boa

–siempre son preferibles a las otras–

y enseñaba a nadar a sus alumnos.

Dirigía un centro intercultural

y en su corazón cabían

los pueblos originarios todos.

Se escapaba de tareas de vez en cuando

para hacer reír al nieto

a una jornada de camino

y cocinar al yerno algo sabroso.

Subía altas colinas en bicicleta

y trepaba a la montaña

–hasta la nieve–

sólo por acompañar a los sobrinos

y en el medio maratón de la ciudad

a sus hermanas.

En el mar era seguro respirar junto a él;

cuidador nato se burlaba

de cualquier miedo a las olas

y a punta de risas

ayudó a salir a más de alguno.

Papá joven de cinco

vio morir a tres recién nacidas

y enseñó a los otros dos

el don inmenso del día.

Su orfandad lo hizo heredar oficio

y fue pararrayero:

cambió puntas y mástiles de inhóspitas alturas

en antenas y torres

y anuncios de neón.

Le tomó gusto a los fogones

y festejó alrededor

de vasijas de barro y de parrillas

nomás para congregar

a familiares y amigos

conspirativos y ahumados.

Hoy lo vi en su temporal refugio

–su cama de hospital–

y entre los tubos, agujas

y los pomos tantos de curar,

su sonrisa era amplia como un bosque

un atardecer

o una desbandada de gaviotas.

Quise poner en su puerta

al salir:

“Aquí se cuida a un león

un ciervo, un águila”,

pero me hizo reír la plática tenida,

su nulo gusto por la solemnidad.

Pensé entonces escribir otro letrero:

“Entre aquí si quiere usted

aprender a vivir

y traiga un dominó

o unos naipes

cervecita helada

y la buena música del mundo;

lleve de regalo

bien envuelta

la mejor carcajada de ternura”.

Guadalupe Morfín. Hermana (6/03/24).

[1] Profesor jubilado del ITESO. Asistente de la Dirección General Académica, durante el periodo a cargo de Paco Morfín.

[2] Sobre las bondades y maldades de mi tocayo, recuerdo su gozo al escucharme citar las palabras de su querido primo, Luis “el Gordo” Morfín SJ, en el funeral de su hermano Guillermo Silva SJ: “Yo creo que a Guillermo le avergonzaría escucharnos describirlo como a un santo. Yo creo que la espiritualidad de Guillermo era una que quedaría más contenta si nos escuchara decir, “Todos podemos ser buenos cristianos. ¡Si hasta Guillermo pudo!”

[3] También por una coincidencia. De ambos se pudo decir, en vida “Miren, es comilón, borracho y amigo […] de los pecadores”, Mt. 11-19.

[4] Morfín, F. (2022). Para concluir: la comunalidad en los procesos educativos. En Educación intercultural desde el corazón de docentes que mejoran su práctica pedagógica / Coord. Urrutia, F., Morfín, F., Santiago, A., Olivieri, G. Guadalajara, México: ITESO. Recuperado de: https://rei.iteso.mx/server/api/core/bitstreams/bd7b4030-e407-4bc7-bb39-c514072bb35d/content

[5] Díaz, F. (2014). Escrito. Comunalidad. Energía viva del pensamiento mixe. Ciudad de México: UNAM.

[6] Director del Centro Imaginar Futuros, en Colombia.

[7] Profesor del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universitat de València.

FOTOS: Cenobio Gómez y Archivo ISIA

El título corresponde a la frase con la que evocó Efraín Jiménez, coordinador del Centro Universitario de Incidencia Social del ITESO, a Francisco Morfín.