La construcción de una central termoeléctrica en el municipio de Juanacatlán afectaría gravemente a la vida del territorio, puesto que dicha central genera distintas consecuencias tanto en la salud de los pobladores, como en el medio ambiente; además de que dicho municipio actualmente se encuentra altamente dañado por múltiples industrias

Por María José Chávez Nuño, alumna de la licenciatura en Mercadotecnia y Dirección Comercial para la clase Comunicación Oral y Escrita, impartida por la Dra. Irene Escamilla en el semestre Otoño 2022

Desde su creación, las máquinas eléctricas se han ido perfeccionado hasta la construcción de las centrales hidráulicas, térmicas y nucleares. Actualmente, en el municipio de Juanacatlán, Jalisco, que se encuentra en una crisis ambiental y de salud pública, se prevé la construcción de una central termoeléctrica. ¿Qué consecuencias podrían generarse?

Las centrales térmicas son una instalación que aprovecha los combustibles fósiles para quemarlos en una caldera y obtener energía eléctrica. Existen diversos tipos de termoeléctricas, entre las cuales están la central termoeléctrica de ciclo combinado y la de ciclo convencional [carbón o aceite], y esta última es la que se quiere construir en Juanacatlán. La empresa encargada de este proyecto es la española Fisterra Energy. Pretenden que esta central, cuyo nombre tentativo sería “La Charrería”, genere electricidad a través de una turbina de vapor y dos de gas natural, con una capacidad de generar de 900 a 1000 megawatts de energía que solo sería empleada para el beneficio de la empresa.

Antes de ser industrializado, Juanacatlán se conformaba por una gran vegetación, pobladores con salud muy buena y un río en la cual las personas iban a lavar, bañarse y tomar agua. Con el transcurso del tiempo diversas industrias empezaron a establecerse en el territorio, comenzando a tirar desechos en el río y, con ello, dañando gravemente al ambiente, lo que trajo como consecuencia que el río ya no tuviera el mismo uso y se convirtiera en uno de los más contaminados del estado, así como daños en la salud para los pobladores.

Desde ese momento Juanacatlán y El Salto son conocidos por ser pueblos gravemente afectados por la industria, según un artículo escrito por el colectivo Un Salto de Vida: “el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua muestra un estudio en el cual se encontraron 1090 sustancias tóxicas en el río y se demostró que se vierten 507.5 toneladas de sustancias tóxicas diariamente” (Vida, 2017).

¿Realmente el pueblo necesita esta industria?

Según los datos que muestra la empresa Fisterra Energy, la termoeléctrica generaría una gran cantidad de empleos durante su construcción pero estos serán temporales; los empleos estables que se habrá solo serán para 35 personas con perfiles altamente especializados; de igual manera, dichos trabajadores podrían correr grandes riesgos, como lo menciona un artículo publicado por Yazhir Guzmán González: “Los trabajadores de termoeléctricas están expuestos a varios peligros que pueden aumentar el riesgo de ocasionarles enfermedades respiratorias, músculo esqueléticas, pérdida de capacidad auditiva, cáncer, leucemia y su variedad, pericarditis, Alzheimer, Parkinson, daño genético y celular” (Guzmán, 2020).

La salud de los pobladores se vería gravemente afectada, ya que se han hecho estudios que demuestran que una central de ciclo combinado emite bióxido de nitrógeno, el cual disminuiría las funciones que los pulmones tienen en el sistema respiratorio, aumentando así el  riesgo a contraer enfermedades, como lo menciona Antonio Sarmiento Galán en un artículo: “Una investigación publicada en 2005 por miembros de la Universidad de California (San Diego y Davis) concluyó que el síndrome de muerte infantil súbita (SMIS) puede estar relacionado con la exposición a altos niveles de bióxido de nitrógeno y al estar a la exposición con ozono y los contaminantes que lo producen, causa muerte prematura, asma, bronquitis, ataques al corazón y algunos otros problemas cardiopulmonares” (Galán, 2013).

Para su funcionamiento la termoeléctrica necesita extraer agua subterránea, la cual procede principalmente de los acuíferos que se encuentran debajo del municipio. La cantidad que reconoce la empresa que necesitará en la Evaluación de Impacto Social es de 1, 209,600 litros al día (Fundación para el Desarrollo Sustentable, A.C., 2018).

Actualmente el pueblo se encuentra con un gran desabastecimiento de agua y con este proyecto se sufriría aún más la crisis, violándose el Artículo 4 de la Constitución Mexicana, el cual sustenta que: “toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible” (Secretaría de salud, 2015); después del uso pensado al agua que extraerán esta será arrojada al río, siendo un contaminante más para este.

La empresa afirma que impulsará un mejor desarrollo nacional, sin embargo, la   economía local se verá afectada. El pueblo de Juanacatlán se dedica al cultivo de hortalizas y granos como su principal fuente de ingresos, y la termoeléctrica emitiría ozono, el cual causa lluvia ácida, lo que reduciría las cosechas agrícolas, ya que interfiere con la fotosíntesis y atrofia el crecimiento de algunas plantas (Galán, 2013).

¿Te quedarías sin ingresos en aras de un supuesto progreso para el pueblo?

La construcción de una central termoeléctrica en el municipio de Juanacatlán conllevaría, sin duda alguna, grandes daños a este; asimismo se violaría el Artículo 4 de la Constitución Mexicana, debido al gran desabastecimiento de agua con el que se encuentra.

De igual manera la economía local se verá afectada, los pobladores pueden correr el riesgo de contraer enfermedades respiratorias, y músculo esqueléticas, además de que los niños podrían estar expuestos al síndrome de muerte infantil súbita; asimismo, la empresa no creará los empleos acordados y la energía generada solo será utilizada para el beneficio de la empresa.

El municipio puede avanzar hacia el progreso buscando otras alternativas, como el saneamiento del río, haciendo que este se vuelva turístico, o apoyando a la agricultura convirtiendo la mayor parte de las tierras en cultivos que generarán ventas a un nivel mayor. Sean cuales sean las opciones, lo que queda claro es que es tiempo de hacer algo por nuestro territorio, escuchar todas las voces y apoyar la opción que beneficie al mayor número de personas y al medio ambiente.

Bibliografía consultada

Foto: María Fernanda Cárdenas