Según los balances de las organizaciones Reporteros Sin Fronteras y Artículo 19, México es uno de los países más letales para ejercer el periodismo. Del año 2000 hasta el día de hoy, 153 periodistas han sido asesinados, 8 de ellos en lo que va de 2022
Por Andrea Cajiga, estudiante de la Licenciatura en Periodismo y Comunicación Pública
La crisisque hoy enfrenta la libertad de expresión en México es compleja, pues el enemigo no ataca de forma unilateral sino que embiste desde todos los flancos. El enemigo no solo es aquel que dispara el arma que arrebata una vida, sino el Estado que estigmatiza, denigra e intimida a la prensa, la figura del Presidente que utiliza su retórica para minimizar la crisis y poner en riesgo a periodistas al compartir su información patrimonial, como lo hizo con Carlos Loret. El enemigo también ataca desde la indiferencia que trajo consigo la normalización de la violencia, y la insensibilización que los mexicanos utilizamos como herramienta y escudo para navegar la realidad desoladora que nos envuelve.
Andrés Manuel utilizó tres minutos de su conferencia mañanera para responder por el octavo periodista asesinado este año, a mediados de marzo: “Lamento muchísimo el asesinato del periodista de Zitácuaro, ya estamos haciendo la investigación […] se va a informar caso por caso. Dos cosas les adelanto: que no son crímenes de Estado, nunca jamás nosotros vamos a mandar a matar a nadie, ya no es el tiempo de ‘mátalos en caliente’; segundo, cero impunidad”. Y así, referenciando a Porfirio Díaz y haciendo de los errores históricos un escudo personal, el presidente dejó claro que la culpa no es nunca suya ni de los suyos. Que así le dejaron el changarro y que está haciendo lo que puede.
El Presidente reitera que estos asesinatos no son crímenes de Estado, pero, ¿no se convierte el Estado en cómplice de los crímenes a partir de su omisión, al rehusarse a atenderlos con la urgencia de la crisis que representan?
Los efectos de la justicia en relación con una investigación criminal no deberían frenarse tras la captura de los presuntos responsables, pues más allá del castigo están el esclarecimiento de lo ocurrido y la reparación del daño para las víctimas.
Según fuentes oficiales, al menos 48 periodistas han sido asesinados desde 2018, cuando AMLO comenzó su mandato. De estos 48 homicidios, 95 por ciento permanecen impunes.
Por el asesinato de la periodista Lourdes Maldonado, quien recibió un tiro en la cabeza mientras circulaba en su auto en Tijuana, Baja California, hay tres detenidos vinculados a proceso por homicidio. ¿Ahí está la justicia? ¿En carpetas de investigación abiertas que parecieran cerradas en cuanto tres sujetos aparentemente culpables aparecen? ¿Ahí termina la responsabilidad del Estado de salvaguardar la integridad de la prensa?
Como sociedad deberíamos preguntarnos qué esperamos que hagan los mandatarios, qué acciones les corresponden más allá de externar lamentos en sus conferencias. ¿Es suficiente encarcelar a quienes jalan el gatillo? Mi intención con estas preguntas no es demeritar estos avances, por mínimos que sean; finalmente, las fiscalías deben hacer su trabajo y vincular a estos hombres a proceso es parte de ello, pero me niego a considerar estos avances minúsculos como algo más que un grano de sal en el mar inmenso de opresión que enfrenta el periodismo.
Pocas personas tienen la capacidad o el descaro para cambiar de tema con la agilidad de nuestro representante en el Poder Ejecutivo, que prefiere pelearse con el Parlamento Europeo por medio de cartas a atender la crisis de libertad de expresión que enfrenta su gobierno. AMLO dice que “por el momento no hay suficientes elementos para culpar de los asesinatos a ningún funcionario público”, pero que las investigaciones deben continuar porque, “si no, los del Parlamento Europeo que defienden intereses de empresas corruptas utilizan estos lamentables casos para golpear a nuestro país”. Pocas figuras políticas han trabajado tanto en construir una narrativa tan propia y conveniente. Ojalá ese esfuerzo estuviera dirigido a los problemas reales y tangibles, y no a los enemigos invisibles del señor presidente.
AMLO calificó de “borregos” a los eurodiputados que aprobaron la resolución emitida por el Parlamento Europeo en la que se hizo un llamado a México a garantizar la protección de periodistas y activistas. Esta resolución de la Cámara menciona: “México es desde hace mucho tiempo el lugar más peligroso y mortífero para los periodistas fuera de una zona oficial de guerra”. Lo que ellos desconocen es que, por más de una década, hemos estado atrapados en el fuego cruzado de una guerra interminable donde no hay ni buenos ni malos, sino el dolor de unos sobre el de otros.
Armando Linares, Margarito Martínez, Lourdes Maldonado, José Luis Gamboa, Roberto Toledo, Heber López, Juan Carlos Muñiz y Jorge Luis Camero completan la lista trágica de periodistas asesinados. Y ni así se mata la verdad.
Para tomar en cuenta
Armando Linares, director de Monitor Michoacán es el más reciente, asesinado con arma de fuego fuera de un domicilio en Zitácuaro, Michoacán.
Lourdes Maldonado: asesinada mientras conducía su auto en Baja California. Hay tres hombres vinculados a proceso por homicidio.
Margarito Martínez: fotoperiodista baleado fuera de su casa en Tijuana. Trabajaba como fotógrafo policiaco en Cadena Noticias y otros medios locales.
José Luis Gamboa: fundador y editor del portal de noticias Inforegio, fue asesinado el 10 de enero, su cuerpo fue hallado e Veracruz y presentaba siete heridas de bala.
Roberto Toledo: Trabajaba para Monitor Michoacán, como Armando Linares, y también fue asesinado en Zitácuaro. Linares confirmó que Toledo ya había recibido amenazas, y que los asesinos fueron tres hombres.
Heber López: Director del portal digital Noticias Web, asesinado a balazos en en la región del Istmo de Tehuantepec cuando se dirigía a unas grabaciones.
Juan Carlos Muñiz: cubría la fuente de Seguridad para el portal Testigo Minero, en Fresnillo, Zacatecas, y además conducía un taxi para completar sus ingresos, ahí es donde fue asesinado a balazos.
Jorge Luis Camero: lo asesinaron a balazos cuando estaba en el gimnasio. Había comenzado un portal digital llamado El Informativo. Además era Secretario particular del Alcalde de Empalme, Sonora.