Las adecuaciones que debe incorporar el transporte de esta ciudad, tanto en las unidades como en la manera de brindar el servicio, están pensadas para mejorar la situación de pasajeros y choferes.

POR GUSTAVO ABARCA

Seguridad. Este es el sentimiento que quieren recuperar entre pasajeros y operadores del transporte colectivo de la capital de Jalisco un grupo de ciudadanos y organismos que desde hace un par de años conforman el Observatorio Ciudadano de Movilidad y Transporte Público de Jalisco.

Transporte

“Queremos garantizarle a la ciudadanía el derecho de transitar libremente dentro de la ciudad, especialmente en los casos de las personas de la tercera edad y las que tienen una discapacidad, que puedan salir y continuar con una vida dinámica”, afirmó Raúl Díaz, profesor del ITESO y representante de la universidad en el Observatorio.

Las nuevas normas técnicas que emitió el organismo –las cuales debe cumplir obligatoriamente el Gobierno del Estado– están pensadas para hacer más accesibles y cómodos los vehículos mediante rampas, asientos ergonómicos, espacios para bicicletas o un sensor para que no pasen de los 50 kilómetros por hora, y también para elegir mejor a los conductores y que cuenten con la capacitación y las condiciones para realizar mejor su trabajo. Las normas las puedes consultar aquí: goo.gl/r2bMOK.

Estas normas deberán aplicarse en las unidades nuevas que se vayan incorporando al parque vehicular del transporte público y no se aplica a las unidades que ya ruedan por la ciudad, explica Díaz.

José Sánchez, quien fuera chofer del transporte urbano en Guadalajara y hoy es conductor de Uber, considera que es indispensable que camiones y minibuses estén pensados realmente para la gente. “Hay algunas unidades en las que las personas están pegadas entre los asientos porque no son ergonómicos; deben ser un poco más amplias y tener menos puntos ciegos para los choferes. Además, le deben quitar cargas de trabajo al conductor, por ejemplo, la venta de los boletos. Si existiera la tarjeta de prepago sería una gran opción”.

 

Orgullo. Además de la seguridad, esta es la otra sensación que se quiere recuperar entre los usuarios del transporte colectivo de una mancha urbana con alrededor de seis millones de habitantes y gravísimos problemas de movilidad; más de tres millones y medio de autos circulan por los municipios que constituyen la Zona Metropolitana de Guadalajara hay un vehículo por cada dos personas, según cálculos del observatorio y otros organismos ciudadanos.

 

“El transporte público debe generar un sentimiento de orgullo para los ciudadanos y permitir que puedan moverse para ir a cualquier destino dignamente”, comenta Díaz, quien insiste en la necesidad de dignificar el trabajo de los operadores, ya que este servicio “le da dinamismo a la ciudad. Sin él, la urbe se paralizaría”.

“El trabajo del operador es muy ingrato”

“Puedes tener un muy buen turno, pero si en la última vuelta cometes un error, eres muy juzgado”, destaca Sánchez, quien considera que si bien en los últimos años ha habido algunos cambios en las condiciones en las que trabajan los choferes, estos no han sido suficientes.

httpv://www.youtube.com/watch?v=DHo6wjrGRkU

Héctor Robledo, coordinador en el ITESO del Proyecto de Formación Profesional “Laboratorio urbano en ruta”, le da la razón. Afirma que el turno idóneo para los operadores es de seis horas, en lugar de las 10, 12 o más que trabajan regularmente para cumplir su cuota con el dueño de la unidad.

A estas jornadas, ya de por sí estresantes, hay que sumar las 12 o 16 operaciones que en promedio debe realizar por minuto el conductor, entre frenar, abrir puertas, cobrar y volver a arrancar. Hasta el 8 de octubre, eran 34 las muertes imputables al transporte colectivo en Jalisco, aunque no en todos los casos los choferes fueron los responsables, según la Secretaría de Movilidad.

Robledo, quien forma parte del Frente Común de Usuarios y Operadores del Transporte Público que fundó Sánchez, reitera que si se quiere humanizar el transporte público, es indispensable tratar a los operadores como personas y darles todas las prestaciones de ley.

“De eso depende en parte nuestro bienestar como usuarios del transporte público”, asevera Robledo, quien agrega que en las rutas con adecuadas condiciones laborales que han analizado –como la 622– el servicio es mejor.

Baches, topes, saturación vehicular… Guadalajara

La movilidad en Guadalajara lleva años enfrentando serios problemas, producto de múltiples factores: la enorme inversión de los gobiernos estatales y municipales en obras destinadas a los autos en lugar del transporte colectivo de calidad o ciclovías; el pésimo estado de muchas calles o el crecimiento sostenido en el número de vehículos motorizados. En 2000 tenía menos de un millón y ya ronda los cuatro millones en 2016, refieren los datos oficiales y de colectivos por la movilidad.

Es, proporcionalmente, la ciudad más motorizada de México. “Ahora haces hasta 50 minutos en trayectos en los que antes hacías 10”, lamenta Sánchez.

“La movilidad no motorizada es importantísima, pero estratégicamente lo que puede impactar más es un mejor transporte público. Si lo hubiera, no tendríamos la necesidad de hacer ciclovías, ya que las calles estarían libres”, considera Robledo.

El Observatorio que ha propuesto las citadas normas para humanizar el transporte tapatío está constituido por la UdeG y el ITESO y organismos como la Coparmex, el Colectivo Ecologista, el Colectivo de Víctimas de la Violencia, la FEU y la Organización Panamericana de la Salud. Para entender mejor y enriquecer este tipo de iniciativas, la Universidad Jesuita de Guadalajara tiene la Maestría en Ciudad y Espacio Público Sustentable. (posgrados.iteso.mx). Fotos Roberto Ornelas/Archivo