Como parte del ciclo Diálogos Ausjal, se realizó una charla para hablar sobre la colaboración de la asociación con la Repam y el trabajo que realizan en aquella región del Cono Sur para la defensa de los pueblos indígenas y del territorio.

 

La Amazonía es probablemente una de las regiones más grandes del mundo. No por nada involucra a nueve países—Brasil Venezuela, Guyana Francesa, Guyana Inglesa, Surinam, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia— y es considerada el pulmón más importante para el planeta. Es, también, hogar de muchos pueblos originarios, que han hecho de su cuidado y su defensa un estilo de vida. Y es que, por obvias razones, dada su riqueza natural es también un espacio muy codiciado para la explotación de sus recursos. De ahí la importancia de luchar por ella y del trabajo que realiza la Red Eclesial Panamazónica (Repam), que en tiempos recientes ha contado con el apoyo de la Asociación de Universidades Jesuitas de América Latina (Ausjal). De este trabajo conjunto se habló en el webinar “Colaboración de las universidades jesuitas con la Red Eclesial Panamazónica para los derechos humanos, la ecología integral y la mitigación de los efectos de la covid-19”, realizado en el marco del ciclo titulado Diálogos Ausjal, en el marco del 35 aniversario de la asociación. 

La charla fue conducida por Fernando Ponce de León, SJ, y el encargado de dar la bienvenida a las y los participantes fue Luis Arriaga, SJ, Rector del ITESO y presidente de la Ausjal, quien comenzó externando su solidaridad con el pueblo de Perú que atraviesa por una crisis postelectoral que ya cobró dos vidas. “Nos sumamos a la exigencia de justicia integral para el caso. Las universidades jesuitas siempre apoyaremos la participación democrática en América Latina y otras latitudes, condenaremos su represión y exigiremos justicia para las víctimas de abusos”.  

Luego de este llamado, el Rector del ITESO señaló que el trabajo que realiza la Repam es un signo visible del compromiso de la iglesia Católica con la región y una labor que empata con el plan apostólico de la Ausjal en particular y de la Compañía de Jesús en general. Arriaga Valenzuela, SJ, enfatizó la importancia de que las universidades jesuitas pongan “los talentos y la experiencia de los profesores a favor de los pueblos que luchan por conservar el planeta”. Finalmente, concluyó diciendo que “nuestras preferencias apostólicas nos impulsan a caminar con los pobres y con los excluidos, acompañar a los jóvenes y cuidad de la casa común con una visión integral y de armonía”. 

Patricia Gualinga, defensora de derechos humanos del pueblo kichwa en Sarayaku, Ecuador, señaló que la región de la Amaozonía enfrente enormes desafíos, uno de ellos el hecho de que los integrantes de los pueblos indígenas difícilmente pueden cursar estudios universitarios. “¿Por qué los pueblos indígenas se quedan en la educación básica y no entran a las universidades? Porque la enseñanza básica que recibimos no permite este acceso y cuando lo logran, se sienten perdidos, no integrados. Es necesaria una educación que realce la equidad. Las universidades no han entendido ese contexto”, dijo la luchadora social. 

“El trabajo de la Repam es una iniciativa relevante y pertinente para cuidar de la Amazonía”, dijo Sandra Alvarado, coordinadora de Educación a Distancia del Programa de Derechos Humanos y Ecología Integral Repam/Ausjal, mientras que Laura Vicuña Pereira, agente de Pastoral del pueblo karipuna, en Brasil, afirmó que “la Amazonía siempre ha sido un espacio de resistencia”. Por su parte, Ana Lucía Torres, directora del Instituto de Salud Pública de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, expuso cómo los problemas de salud de los pueblos indígenas de la región se han agravado por la covid-19. Hasta la fecha, expuso, se tiene registro de 73,767 indígenas infectados y 2,159 fallecidos. 

Pedro Barreto, SJ, cardenal y presidente de la Repam, compartió su experiencia en el sínodo de obispos dedicado a la Amazonia y declaró que la iglesia Católica “debe ser aliada de los pueblos originarios”. En ese sentido una idea común puesta sobre la mesa fue aquella que giró en torno a la importancia de trabajar en equipo desde la Repam, la Ausjal y los pueblos originarios, idea sintetizada por Patricia Cualinga quien afirmó que la defensa de la tierra “es una lucha por cuestiones vitales para toda la humanidad. Si uno gana, todos ganamos”.  

“¿Por qué los pueblos indígenas se quedan en la educación básica y no entran a las universidades? Porque la enseñanza básica que recibimos no permite este acceso y cuando logran ingresar, se sienten perdidos, no integrados. Es necesaria una educación que realce la equidad. Las universidades no han entendido ese contexto.  Patricia Gualinga, defensora del pueblo kichwa. 

 

Conoce el caso de Nicolasa, mártir indígena boliviana: https://www.youtube.com/watch?v=l99iBHcnClA