María Teresa de Alba y Ana Paula Carbonell, estudiantes del ITESO, apuestan por la construcción de contenido que ayude a combatir la desinformación.
POR ADRIANA LÓPEZ-ACOSTA
No es activismo; no es (solo) vivir en la calle, hablando con personas todo el tiempo, entrevistando y transcribiendo; no es imparcial y no es oficio de mártires.
Estas fueron solo algunas de las preconcepciones sobre el periodismo que María Teresa de Alba y Ana Paula Carbonell rectificaron desde los primeros días en las aulas de la carrera de Periodismo y Comunicación Pública.
No es el el formato tradicional que pensaban, con una redacción en un periódico y una estaticidad en los formatos y una objetividad impecable. “Es importante saberlo para entender a dónde le vas a entrar”, explica Ana Paula. “Tienes valores y opiniones, y no es malo; pero hay que aprenderlo, entenderlo y así saber cómo presentar la información de forma más ética y profesional, así como para entender cómo la consumimos”.
“Entramos con una idea muy idealizada del periodismo”, admite. “de sentirnos agentes de cambio, portadores de las voces… No digo que no tengan partes ciertas –sigo creyendo que el periodismo tiene herramientas sociales muy importantes para ayudar a las personas y contar sus historias–, pero sí se me fue rompiendo esa romantización del rol del periodista, y ponerla en un contexto real, con casos reales”.
María Teresa entró a la carrera de Periodismo con la idea de cambiar el mundo, con la intención de propagar sus ideas feministas, su posición de izquierda. “Creí que, como periodista, tenía la misión de cambiar el pensamiento racista, la ignorancia, el discurso de odio… Y fue llegar y aprender que un periodista no se posiciona abiertamente, no toma partido, y mi visión se transformó: entiendo que el periodista es alguien que presenta la información suficiente para que tú te crees un criterio y formes una opinión, y hacer un servicio público”.
Esto les pareció vital para entender cuándo y cómo se posicionan las agendas personales, las noticias falsas (fake news), la desinformación, y cómo defender el oficio desde una perspectiva informada.
“Esto es más complejo que creer que el periodista tiene el poder; más bien, tiene la responsabilidad ante la verdad, y tiene que tener las herramientas correctas para complementar su mensaje”, reiteró María Teresa. Y eso requiere fomentar el pensamiento crítico como periodista, es leer y diseccionar. «Una infografía de instagram no es suficiente para fomentar un pensamiento crítico; se necesita leer más, analizar, escuchar críticas para notar sesgos de información”.
Ana Paula menciona que los profesores enfatizan mucho la responsabilidad de no caer en desinformación, amarillismo, y clickbaits.
“Fomentar estas prácticas de información ética y bien hecha ayudan a que uno construya mejores notas y cree mejor contenido, y quizá ayude un poco a combatir la desinformación provocada por los fake news”.
Los medios en crisis
Ana Paula sueña con trabajar en The Guardian, vivir el rush de una redacción, pero también perseguir el periodismo alternativo e independiente para tener más control de los temas. Esto lo aprendió en la carrera: que existe una nueva libertad de los formatos –ya no es solo el objetivo escribir en un periódico, sino en un blog, crear un podcast, una serie documental, entre otros. La nueva forma de trabajo es colaborativa, freelance y diversa, sobre todo con los medios regionales en crisis.
Las profesoras y profesores no mienten ni edulcoran la verdad: es un empleo duro, muchas horas, muchas veces mal pagado.
“Me gusta que sean realistas, pero que también nos den opciones. El semestre pasado llevamos un módulo de periodismo colaborativo, donde hablamos de todas las maneras distintas en las que tú puedes trabajar en diferentes medios, sin estar casado con ellos”, explica Ana Paula. “Te abren el panorama más allá de la queja de, ‘es que no hay trabajo’. Es difícil, pero las oportunidades existen, y puedes crearlas con las herramientas”.
María Teresa siente que es la responsabilidad de las nuevas generaciones de periodistas el abandonar esta idea de romantizar el arte, y dejar de aceptar menos por un trabajo. Urge revalorizar el valor monetario de un buen trabajo periodístico.
“No estoy de acuerdo en quedarse con la idea de romantizar la precarización laboral. No me parece quedarnos con esta idea de ‘si quieres ser millonario, no te dediques al periodismo’”, dice. “Entiendo que nuestro enfoque es otro, pero sí quiero un sueldo digno, y una vida digna y mejores condiciones de trabajo”.
Estudiar para el trabajo más peligroso de México
¿Cómo es entrar a una carrera en la que se sabe de antemano que es una de las profesiones más riesgosas de México?
Bromean mucho entre compañeras y compañeros para sobrellevarlo, cuentan, pero sí están asustadas; sí les abruma y sí están cansadas de que sus familiares se preocupen por su futuro.
Ana Paula está muy interesada en cubrir temas de derechos humanos y política, y sí le da un poco de miedo su futuro. “Pero no está bien. No debería ser algo heroico y común, la muerte de un periodista, y los profesores lo recalcan.
“La profesora y periodista Vanesa Robles nos dijo en primer semestre: ‘no subestimen ponerse en peligro, porque un periodista muerto no puede ser útil, nos necesitamos vivos’. Es un contexto peligroso y se pueden tomar precauciones”.
“Todos nuestros profesores nos han contado historias de cómo les han querido tumbar sus reportajes, o han recibido amenazas”, cuenta María Teresa. “Y nos han recalcado que es importante saber cuándo parar”.
El periodista tiene la responsabilidad ante la verdad, y tiene que tener las herramientas correctas para complementar su mensaje. María Teresa de Alba
Periodistas desde el día uno
El reto de estudiar en pandemia les ha hecho modificar sus hábitos de estudio, y agradecen la flexibilidad de sus profesores para mantenerles el entusiasmo por su carrera.
“La profesora Rosa Esther Juárez, a media pandemia, convirtió su clase en un taller de crónica en el que nos trató como editora. Fue la primera clase en la que pensé cada oración; yo no había aprendido a escribir así, de forma tan clara, tan sobria y con un proceso de edición tan cercano y meticuloso”, cuenta María Teresa. “Se me hizo increíble aprenderlo, y desde ahí pienso cada oración para asegurarme que tenga la mayor información, sea fácil para el lector, con lenguaje correcto…”
Con el cambio en el plan de estudios de la carrera de Periodismo y Comunicación pública, actualizaron su currícula para que los estudiantes pudieran ejercer desde el día uno, y compaginar la teoría con la práctica. Una de las materializaciones es la creación del sitio 380gdl.com.
Este sitio se alimenta de productos periodísticos de estudiantes de todos los semestres. Ana Paula y María Teresa están en cuarto semestre, pero desde el primero tuvieron la oportunidad de participar en este espacio ideal para para experimentar y tener la libertad de probar cosas distintas, y además tener trabajos terminados y publicados que puedan mostrar, que sirvan de currículo.
Ana Paula escribió en su primer semestre un artículo sobre la comunidad wixárika y su dificultad al acceso médico. Publicó ese reportaje y fue replicado en ZonaDocs, el sitio de información del profesor y periodista Darwin Franco. “ Te incentiva a aprender, a buscar tus propios temas”.
Tienes valores y opiniones, y no es malo; pero hay que aprenderlo, entenderlo y así saber cómo presentar la información de forma más ética y profesional, así como para entender cómo la consumimos. Ana Paula Carbonell
María Teresa de Alba siente que es la responsabilidad de las nuevas generaciones de periodistas el abandonar esta idea de romantizar el arte, y dejar de aceptar menos por un trabajo. Urge revalorizar el valor monetario de un buen trabajo periodístico.
Ana Paula Carbonell escribió en su primer semestre un artículo sobre la comunidad wixárika y su dificultad al acceso médico. Publicó ese reportaje y fue replicado en ZonaDocs, el sitio de información del profesor y periodista Darwin Franco.
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