El ilustrador y escritor colombiano, Jairo Buitrago, uno de los más importantes exponentes de ambas artes en América Latina, explicó paso a paso el proceso lleno de imaginación y disciplina que sigue hasta publicar un libro.

A veces con precisos detalles técnicos relacionados con la producción de un libro y a veces con anécdotas llenas de nostalgia y humor sobre su infancia y su vida adulta, Jairo Buitrago, creador de libros infantiles e investigador de cine nacido en Bogotá, compartió en el Auditorio Q del ITESO ante unas 200 personas parte de su proceso creativo previo al nacimiento de una de sus obras.

De su inquieta, privilegiada y cinematográfica cabeza, han surgido libros como Camino a casa, El mar, Eloísa y los bichos –un relato con profundo aroma kafkiano– o Las pesquisas comenzaron en Baker Street, entre varios más, los cuales están enlistados en la página jairo-buitrago.blogspot.com.

Los tres primeros los desmenuzó con toda calma durante la conferencia a la que llegó por invitación de la Licenciatura en Diseño y de la egresada y escritora Tessie Solinís. Armado con bocetos, “dibujitos” sueltos y los productos ya terminados, les explicó a casi dos centenares de alumnos cuál es el camino que suele tomar para concretar en un libro –o álbum ilustrado, como él lo llamó–las ideas que vienen a su mente.

“Uno termina siendo escritor, creador de historias, guionista, diseñador, director de arte, argumentista”, afirmó Buitrago, quien recurrió varias veces al lenguaje fílmico y a leyendas como Alfred Hitchcock y Vittorio De Sica, para mostrarle a los presentes los puntos en común entre los libros infantiles y las películas: el argumento, el ritmo, el suspenso, el diseño de personajes, la necesidad y utilidad de un storyboard o de un guion y el uso de planos y encuadres según la escena y lo que deseas contarle a los demás.

Una vez que habló sobre ciertos elementos de la producción editorial, como la portada, la contraportada, el prólogo, el epílogo o las “guardas” –hojas de papel que coloca el encuadernador dobladas por la mitad para unir el libro y la tapa–, Buitrago les recomendó a los presentes que a la hora de pulir la idea desde la que partirá la historia, buscaran en sus recovecos más íntimos y en sus motivaciones personales para darle vida, y puso como ejemplo una escena de Eloísa y los bichos en la que se inspiró en cierta “niña mirona” que tenía como compañera de escuela cuando era niño y que él sentía que no le apartaba la mirada. Las risas no se hicieron esperar.

“A mí me parece que los álbumes [libros] deben tener tres imágenes muy contundentes: al comienzo, a la mitad de la narración –algo que nos sirva de pausa–, y al final”, señaló Buitrago.

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Ilustración del libro ‘Camino a casa’, de Jairo Buitrago

Confianza y consistencia

Ganador de diversos premios y reconocimientos, entre ellos el concurso de álbum ilustrado “A la Orilla del Viento” del Fondo de Cultura Económica de México, el también guionista de programas infantiles, quien labora en proyectos con niños en situación de vulnerabilidad, recordó que al inicio de su carrera no todos creían que lo suyo fuera realmente un trabajo. Empezando por su madre, con quien alguna vez tuvo la siguiente conversación en Bogotá alrededor de los “monitos” que dibujaba y que no la hacían pensar que fuera ningún escritor o artista.

-¿Qué está haciendo?

-Trabajando.

-¿Esto es trabajo?

-Sí, esto es trabajo, (risas del auditorio).

Entre leones, mariquitas (catarinas), cucarachas o escarabajos, niños que buscan su lugar en el mundo, ciudades que los rodean, viajes extraordinarios, el mar y su inmensa capacidad evocadora, escuelas extrañas y adultos que parecen niños y viceversa, Buitrago volvió con Hitchcock como referente en su manera de contar historias, al citar al director británico cuando decía que no era necesario mostrar un cadáver en la pantalla si podías mostrar un armario en el que el espectador suponía que estaba el cadáver.

“Es seguir con ese misterio para que los niños pasen la página”. Texto Enrique González Fotos Luis Ponciano/Archivo