Martha Leticia Carretero Jiménez platica con Cruce sobre el taller “Caminando juntos en la contingencia… pasos hacia el cuidado y la esperanza”, una alternativa más que ofrece el ITESO para apoyar a la población en general en esta contingencia por Covid-19 que nos vulnera emocionalmente a todos. 

«Lo propio del Desarrollo Humano es proporcionar espacios para la conciencia personal, la formación de  vínculos, la responsabilidad y el reconocimiento de los propios recursos que se pueden poner al servicio de otros, me dice la coordinadora de la Maestría en Desarrollo Humano Martha Leticia Carretero Jiménez, Marlé, cuando la entrevisto para que me cuente acerca del taller: “Caminando juntos en la contingencia… pasos hacia el cuidado y la esperanza”. 

 “Fuimos verificando la necesidad de proporcionar espacios para que las personas, más que recibir información, tuvieran contención”, cuenta Marlé, “así que desde la Maestría se analizaron diversas propuestas de varios países y se diseñó este taller psicoeducativo en formato virtual”. 

El taller tiene el propósito de compartir experiencias acerca de cómo se vive la contingencia, reconocer las necesidades y los recursos propios para el cuidado de sí mismo y de los otros en un espacio de confidencialidad. Los facilitadores son profesores, egresados y alumnos de la Maestría en Desarrollo Humano y se dirige a personas mayores de 18 años que tengan la facilidad de conectarse vía Zoom.   

Las seis sesiones de las que consta el taller se dividen en los siguientes temas:  

Sesión 1: ¿Qué nos convoca? ¿Cuál es el marco del que partimos? 

Sesión 2: ¿Cómo estoy ante la contingencia? 

Sesión 3: ¿Qué puedo y qué no puedo hacer? 

Sesión 4: ¿Quién soy ante la contingencia? 

Sesión 5: ¿Qué puedo aportar a los demás? 

Sesión 6: Cierre. Recuperar aprendizajes y la experiencia.  

A Marlé le emociona hablar de la quinta sesión, porque los participantes “de sentirse víctimas y pensar que no pueden hacer nada, se dan cuenta de que sí pueden aportar para el bienestar de otros”. 

Como preparativos del taller, primero se hace la convocatoria de los facilitadores, que generosamente donan su tiempo y experiencia durante las seis semanas que dura. Una vez confirmado el grupo de facilitadores, se abre el registro a los interesados, a quienes se les entrevista para detectar si realmente el taller es lo que necesitan o si es conveniente sugerirles otra alternativa.  

Tras la entrevista, a quienes queden inscritos en el grupo, se les da una guía para apoyarles con el uso de las plataformas, en caso de que alguien aún no las conozca. También se les pide que, en la medida de sus posibilidades, tengan un espacio privado, aunque esto no siempre sea posible, pues el trabajo y escuela en casa (entre otras circunstancias) genera muchas veces invasión de espacios.  

Marlé enfatiza que se proporciona a los facilitadores una guía para cada sesión del taller, y un formato para recuperar y registrar la experiencia, a fin de verificar si se necesita hacer ajustes en el programa, documentar y sistematizar los resultados. También se ofrece un espacio de contención y cuidado para el equipo de facilitadores, que a su vez impacta en la calidad del servicio que se brinda a la población 

El taller se ofreció por primera vez en mayo del año pasado y a mediados de febrero 2021, inició la quinta edición. Los grupos se han saturado al segundo día de lanzada la convocatoria y se integra una lista de espera para la siguiente edición. Hasta hoy se han conformado 31 grupos de máximo 8 personas por grupo.  En total se han atendido 197 participantes, la mayoría de Guadalajara y de otras ciudades de México y algunos de otros países. Esta modalidad ha facilitado la integración de personas con situaciones especiales de salud, problemas de movilidad y capacidades diferentes. “Podemos afirmar que el Desarrollo Humano responde a necesidades de la sociedad; este encuentro trasciende pantallas, distancias y fronteras”, afirma Marlé. 

Desde la Maestría en Desarrollo Humano se ha integrado un equipo base que coordina el diseño, la promoción, operación, supervisión y documentación del taller. La gran demanda de los participantes y la retroalimentación que se ha generado, le indica al equipo que esta experiencia es altamente valorada y que es una propuesta pertinente para la población en estos momentos. 

“Ha sido una experiencia de servicio y aprendizaje.  Los alumnos tienen la oportunidad de trabajar al lado de un profesional experimentado. Entre facilitadores se generan vínculos fuertes de apoyo, solidaridad y trascendencia. La verdad es que lo estamos disfrutado”, finaliza Marlé. 

Si deseas información sobre la próxima edición del taller, envíale un correo a Marlé: marle@iteso.mx 

FOTOS: LUIS PONCIANO Y ARCHIVO