Emprendedores de San Antonio Juanacaxtle que participaron en el proyecto Impulso y Fortalecimiento de Micronegocios del Centro Universidad Empresa del ITESO (CUE), tienen ahora una nueva visión sobre sus microempresas.
“Estamos dispuestos a pasar los conocimientos que adquirimos”.
Esta fue la promesa que Hermelinda Díaz hizo a nombre de un grupo de emprendedores que, aunque varios no tenían certeza de qué se trataba, se inscribieron al proyecto Impulso y Fortalecimiento de Micronegocios del Centro Universidad Empresa (cue.iteso.mx) del ITESO.
El proyecto tiene como fin capacitar a las personas que así lo deseen en temas de administración de microempresas en situación vulnerable que se encuentren en los alrededores de San Antonio Juanacaxtle, población ubicada cerca de El Salto y Juanacatlán, una hora en auto hacia el sureste de la mancha urbana de Guadalajara.
Al final de los dos años que duró la primera etapa se graduaron 36 emprendedores de negocios que van desde pastelerías, carpinterías, carnicerías, venta de lácteos y hasta un vivero. A todos, el CUE les entregó una constancia por su participación en una fase que duró de febrero de 2014 a julio de 2015.
Lo que se buscaba el Centro Universidad Empresa era que los participantes tuvieran claro que el emprendimiento que visualizaban como una forma de autoempleo, podían convertirlo en un negocio, dice Laura Navarrete, quien estuvo al frente del proyecto como la entonces jefa del CUE.
A Rebeca Rodríguez, quien tiene un vivero en El Salto, le llegó la invitación para formar parte del grupo de emprendedores a través del Banco de Alimentos de Juanacatlán (www.facebook.com/bancoalimentosjuanacatlan) justo cuando su familia pasaba una crisis económica; su esposo se había quedado sin trabajo y ella quería saber si podía mejorar la situación de su vivero o de plano cerrarlo.
Ella vendía plantas de manera ambulante desde hacía 11 años. Incursionó en esta actividad cuando el DIF le dio el encargo de vender árboles y plantas que el Ayuntamiento no había entregado.
“Ahí vi la necesidad de que la gente quería plantas, entonces dije ‘voy a traerlas’; yo conocía un vivero de mayoreo y se me hizo curioso que ‘luego luego’ se me terminaron”, recuerda Rodríguez.
La ruta de aprendizaje de Rebeca incluyó reconocer sus fortalezas (su cartera de clientes y su manera de atenderlos) y sus debilidades (una administración deficiente), además de tener que enfrentar una crisis familiar.
“Yo iba a cerrar mi negocio, pero no pensé en salirme del curso; no quería salir porque sabía que me servía para cualquier momento en cualquier negocio”, cuenta.
Lo aprendido de sus consultores lo ha aplicado también a su familia, un entorno donde han modificado conductas que, asegura, servirán para mejorar su situación económica.
“Tú cuando tienes algo lo único que puedes hacer es dar, no puedes restar sino sumar”, afirma.
Aprendizaje en conjunto
Ser consultor es acompañar a otro para que crezca.
Así define Susana García, egresada de la carrera de Administración de Empresas y Emprendimiento del ITESO, el trabajo que realizó durante dos años en el Proyecto Impulso y Fortalecimiento de Micronegocios.
“[Como consultora] intervengo para que otra gente logre crecer”, comenta.
Ella fue una de los consultores junior que contrató el CUE, es decir, jóvenes recién egresados que acompañaron el proceso de aprendizaje de los emprendedores. Susana asesoró a seis en San Antonio Juanacaxtle.
Myrna Becerra, coordinadora general del proyecto, ve importantes cambios en la forma en que ahora los emprendedores toman sus decisiones (incluso han conseguido créditos Fojal), ya no únicamente impulsados por una necesidad.
“Hay quienes ya han vendido más, tienen más clientes, físicamente los locales están cambiados, la situación económica mejora” afirma. “La idea es que no dependas de tu consultor, que tú decidas, pero que tu decisión sea a través de un análisis profundo de lo que quieres que suceda”.
Esta idea la retomó Rodolfo Arámbula, dueño de la tienda Abarrotes del Parque en Zapotlanejo, quien en su discurso durante la ceremonia del cierre de esta etapa, dijo: “Hoy tengo la certeza de que se puede, no por corazonada, sino por conocimiento”. Texto Judith Morán Foto Luis Ponciano