Daniel Sujo, egresado de Ingeniería Química radicado en Filadelfia, fue reconocido como el Ingeniero Joven del Año de Delaware Valley por sus proyectos de formación profesional.
Desde que se mudó a Estados Unidos hace casi una década, Daniel Sujo no ha dejado de involucrarse en un proyecto tras otro para impulsar el crecimiento de decenas de personas a través de su carrera: Ingeniería Química.
Comparte sus conocimientos en el Esperanza College, una escuela comunitaria de Kensington, el multicultural barrio donde vive en Filadelfia; está permanentemente a la caza de jóvenes y experimentados químicos que fortalezcan la industria.
Desde Inolex, la empresa de cosméticos en la que trabaja, implementó un programa de formación para nuevos talentos de distintas universidades a través de la educación cooperativa que le ha valido dos importantes reconocimientos: Empleador del Año 2015 e Ingeniero Joven del Año 2016, este último otorgado en febrero por Club de Ingenieros de Filadelfia, uno de los más antiguos y prestigiosos de Estados Unidos.
“La idea es hacer un internado de seis meses intercalados durante los cinco años de carrera. La empresa me apoyó y empezamos a atraer estudiantes para desarrollar talento propio aquí en la empresa”, explica Sujo, quien egresó de Ingeniería Química del ITESO en 2005 y tiene un Máster en Ingeniería Química por la Universidad de Rowan.
“En tres años hemos formado a 23 estudiantes y hemos contratado a tres, y no porque no quisiéramos contratar más, pero es que tenía intereses distintos. Talento hay, y mucho, pero es difícil retenerlo en industrias que no son ‘sexis’, por decirlo de una manera”.
a las industrias tradicionales como la metalúrgica, construcción, farmacéutica o petroquímica les cuesta mucho retener el talento cuando es captado principalmente por el mundo financiero, que paga mucho más.
“Hay gente muy brillante. Lamentablemente se nos olvidó que tenemos que tener electricidad y carreteras [no solo dedicarse a la especulación que caracteriza a Wall Street o la Bolsa de Chicago]. Es muy difícil competir con esos grandes sueldos”.
Su labor es poner a trabajar juntos a jóvenes químicos de universidades como las de Drexel, Pensilvania, Rowan y Temple con otros más experimentados (40, 50 años). “Esa experiencia que tienen se está yendo con su retiro, y para nosotros los jóvenes es muy difícil aprender sin alguien que nos guíe”.
Apoyo a grupos excluidos
“Tengo una tendencia a contratar más mujeres que hombres, sobre todo porque la profesión ha estado muy desbalanceada; hay entre un 5 o 10% de mujeres en la industria de la ingeniería química en Estados Unidos”, subraya Sujo.
Este nacido en Torreón hace 35 años también trabaja con estudiantes de secundarias y preparatorias de zonas marginales para emocionarlos con la química.
Sujo ahora apunta a la internacionalización de sus proyectos de formación, ya que desde el Instituto Americano de Ingenieros Químicos busca abrir capítulos en India y México, específicamente en el ITESO.
“La realidad puede transformarse por medio de la transformación de los materiales, y eso es la química”. Si te interesa contactarlo su correo es sujo.aiche@gmail.com y en LinkedIn lo encuentras como Daniel Sujo. “Los puedo contactar con becas, con gente que sabe y con distintas organizaciones”. Foto cortesía Daniel Sujo