La revista Metanoia presenta su tercer número, una edición que apuesta por la filosofía y la creación literaria como formas de resistencia, y que invita a pensar el cuerpo y la afectividad como caminos para habitar el mundo desde la reflexión y el encuentro con los otros

Por Jimena Aguirre

Proyecto creado por y para estudiantes de la licenciatura y la maestría en Filosofía y Ciencias Sociales, el objetivo de la revista Metanoia es fomentar el pensamiento crítico y la creatividad a través del ensayo filosófico y la creación literaria. Arropada por el Departamento de Filosofía y Humanidades del ITESO, la publicación busca construir puentes entre universidades y dialogar en torno a temas relevantes para la sociedad, destacando el papel de la filosofía en la vida cotidiana. Su tercer número, titulado “Cuerpo y afectividad: diálogos desde la fenomenología y la filosofía”, hace de la escritura y la reflexión un espacio de resistencia ante un mundo que cosifica y explota. Así, las voces que componen esta edición reclaman la presencia de un cuerpo que busca su lugar en el mundo y que se encuentra al otro en el camino.

“Al tematizar lo visibilizamos, entendemos quiénes somos y cómo nos movemos en este mundo”, dijo Diana Martínez, autora invitada en el prelanzamiento y conversatorio de la revista, realizado el pasado 26 de noviembre de 2025. La estudiante de quinto semestre de la licenciatura en Filosofía y Ciencias Sociales del ITESO planteó cómo el cuerpo y la afectividad son una vía para reconocer aquello que la historia ha tendido a ocultar, recordando que se ha tratado al cuerpo como un recurso disponible, un objeto que se explota o disciplina, más que como un espacio vivo desde el cual nos relacionamos. Recuperarlo como tema, insistió, permite plantear una pregunta fundamental: cómo vivir con los demás, cómo construir una convivencia más justa a partir de la manera en que habitamos nuestros propios límites, deseos y vulnerabilidades.

Además, Diana explicó que todo encuentro con el mundo ocurre a través del cuerpo, y que es precisamente ese contacto el que puede verse interrumpido por fuerzas externas que nos descolocan: ritmos acelerados, expectativas ajenas, exigencias que nos empujan hacia una desconexión silenciosa. En ese desconocimiento de una misma, advirtió, es fácil caer en acciones vacías, gestos automáticos que no alcanzan a nombrar lo que realmente sentimos o necesitamos. Su reflexión apunta a un retorno: volver a ser familiares con nosotros mismos, reconocer qué queremos apropiarnos y qué preferimos dejar atrás. “Este es el yo que quiero ser ahorita. Este es el yo que puedo ser ahorita”. Nombrar ese yo posible es, para ella, una manera de dejar de sentir que la vida transcurre sin nuestra participación y, en cambio, asumir un papel activo en la búsqueda de sentido y de agencia.

En diálogo con Diana, Daniela Villalobos, autora y estudiante de cuarto semestre de la licenciatura en Psicología del ITESO, retomó la idea de que el cuerpo es el primer lugar desde donde nos relacionamos, pero añadió que esa relación no se agota en lo físico: también se juega en lo emocional, en la manera en que nos conectamos con nuestro yo personal y con los otros. Hablar del cuerpo, sostuvo, es aceptar que no estamos solos en el mundo, que lo que sentimos adquiere sentido en la interacción con quienes nos rodean. Para ilustrarlo, recurrió al concepto de sonder, esa revelación súbita de que cada persona con la que cruzamos tiene una vida tan compleja y tan rica como la nuestra. Reconocerlo, dijo, nos ayuda a desmontar la idea de que somos “lo peor del mundo” o que “el mundo es lo peor que nos pasa”. Es, más bien, una invitación a abrir la percepción, a romper la anestesia sensorial provocada por el ruido externo, esa distracción constante que nos impide sentir con claridad.

Daniela habló también de la importancia de abrazar las heridas, las propias y las ajenas, como una forma de habitar el mundo de manera más honesta. Ese gesto —que es vulnerabilidad, pero también cuidado— permite acompañar, sostener y resistir. En su visión, la escritura juega un papel central en ese proceso: es una forma de resistencia que nos permite nombrar lo que duele, comprenderlo y compartirlo. “Caminar en el mundo con filosofía, con literatura, con una manera sensible de ver la vida, cambia la manera en que nos conducimos en ella”, señaló. Ese caminar implica arriesgarse a escuchar historias de vida que, aunque parezcan ajenas, nunca lo son del todo. Escuchar es también acompañar; acompañar es otra forma de resistir. Así, Daniela recordó que la reflexión filosófica no es un ejercicio abstracto, sino una práctica encarnada que nos invita a mirar con más atención, a sentir con más profundidad y a relacionarnos desde una humanidad compartida.

Por último, Sabina Ruiz, estudiante de tercer semestre de la licenciatura en Diseño Industrial del Tecnológico de Monterrey, campus Guadalajara, llevó la conversación hacia un territorio donde cuerpo, lenguaje y experiencia se entrelazan. Recordó que todo lo que nos afecta mental, emocional o espiritualmente tiene un impacto directo en el cuerpo, y que ignorar esa relación solo fragmenta una realidad que, en esencia, es indivisible. Para ella, esta reflexión adquiere una urgencia particular cuando se piensa en ser mujer en México, un país donde el cuerpo femenino es constantemente vigilado, interpretado, condicionado.

Desde su mirada poética, el cuerpo no es un mero vehículo, sino una presencia que se escribe y se inscribe. “El cuerpo forma parte de la poesía”, afirmó, señalando que evocarlo en un poema no solo lo nombra, sino que lo hace real, lo vuelve visible y concreto. Ese gesto, explicó, suele incomodar más que los hechos mismos: poner el cuerpo en el centro del discurso revela verdades que muchas veces preferimos no mirar de frente. Su participación subrayó que hablar del cuerpo —y hablarlo desde la literatura— no es una provocación gratuita, sino una forma de reclamar realidad, de poner límites, de existir sin pedir permiso.

Metanoia es una revista digital de publicación semestral. Su tercer número, disponible desde el 1 de diciembre en metanoia.iteso.mx, cuenta con las voces de siete autores y autoras que, desde la reflexión y la honestidad, buscan comprenderse a sí mismos y a las y los demás. Su escritura reclama un cuerpo, pero un cuerpo que escapa de las definiciones rígidas y de las lecturas que lo reducen; un cuerpo que piensa, que siente, que resiste. Un cuerpo que no solo habita el mundo, sino que se narra para seguir habitándolo.

Con esta apuesta, Metanoia reafirma su vocación de ser un espacio abierto al diálogo y a la creatividad estudiantil. La revista mantiene actualmente una convocatoria abierta para quienes deseen enviar textos —ensayo, reflexión filosófica o creación literaria— y sumarse a esta conversación. La fecha límite para participar es el 26 de febrero de 2026 y las bases pueden consultarse en el siguiente enlace:  https://www.iteso.mx/documents/d/publicaciones/convocatoria-dossier-n-4

 

FOTO: Daniela Cabrera