En la Lectio Brevis (lección breve) que inauguró formalmente el ciclo educativo 2014-2015 del ITESO, el jesuita Arturo Reynoso instó a los universitarios a poner todos sus recursos para enfrentar los grandes desafíos contemporáneos.
En los primeros minutos de su intervención como responsable de dictar la Lectio Brevis, Arturo Reynoso SJ, interpeló directamente a los estudiantes del ITESO, en particular a los de primer ingreso.
“¿Por qué decidieron ingresar al ITESO para vivir esta etapa tan importante en su vida? ¿Acaso porque se lo recomendaron? ¿Porque dicen que aquí está bien la carrera que quieren? ¿Porque han oído que sus egresados pronto consiguen trabajo? ¿Porque el campus tiene muchos jardines? Sin gran riesgo a equivocarme, pienso que muchos responderían afirmativamente a estas preguntas”.
La Lectio Brevis (lección breve, en latín) es el discurso con el que desde hace siglos inician sus ciclos escolares las instituciones educativas confiadas a la Compañía de Jesús, cuya historia iniciada en 1540 por San Ignacio de Loyola fue sucintamente narrada por Reynoso la mañana del 26 de agosto en el Auditorio Pedro Arrupe, SJ, mediante un texto titulado “Memoria y desafíos de una tradición humanista”.
Compleja, rica, intensa y en la que ha habido “casi de todo” (científicos, lingüistas, geógrafos, historiadores, teólogos, pedagogos, etcétera), la historia de los jesuitas recoge grandes aciertos, pero también grandes desaciertos, apuntó Reynoso, jefe del Departamento de Filosofía y Humanidades del ITESO, quien le dedicó buena parte de la lección a desgranar la supresión (1773) y posterior restauración (1814) de la Compañía, su profunda influencia en la construcción de México o la obra y pensamiento de figuras emblemáticas, como Francisco Xavier Clavigero.
Una de la características principales de la orden, señaló Reynoso, ha sido la de “saber adaptarse a tiempos, lugares y personas para dar un mejor servicio y transmisión del mensaje evangélico”.
466 años de formación humanista
Fue en 1548 en Messina, en la isla italiana de Sicilia, cuando los jesuitas abrieron el primer colegio dedicado también a educar estudiantes externos; hoy, casi 2 millones de alumnos conviven en las aulas de más de mil 600 instituciones educativas que comparten en 73 países el modelo educativo jesuita, cuya tradición humanista cuenta con nuevos miembros en el ITESO, a los que Reynoso volvió a dirigirse.
En aquellos primeros colegios jesuitas “de los alumnos se esperaba todo: dedicación, ingenio, criterio, entrega y sensibilidad. Se esperaba que fueran, y también hoy se espera lo mismo de ustedes, seres humanos para los demás. No los mejores del mundo, pero sí los mejores para nuestro mundo, como indicó el padre Adolfo Nicolás, actual superior general de los jesuitas, en este mismo auditorio hace cuatro años”.
Ante los grandes desafíos actuales (pobreza, violencia, exclusión, avances tecnológicos, entre otros), similares a los experimentados en otras épocas, Reynoso enfatizó la responsabilidad que tienen la universidad y los universitarios de “buscar la verdad y actuar en favor de la humanidad, sobre todo de la más necesitada”.
“Esta universidad, de la que ustedes hoy forman parte, está siempre llamada a retomar y recrear una realidad para nada exenta de dificultades y fracasos, pero tampoco exenta de la experiencia profunda del espíritu que genera esperanza, cariño y deseos de servir”, afirmó el jesuita, quien hacia el final de su intervención añadió:
“El ITESO está llamado a seguir poniendo todos los recursos y el corazón para que –fiel a toda la memoria y tradición educativa y humanista que le precede– surjan de aquí hombres y mujeres preparados y virtuosos, hombres y mujeres que practiquen la justicia, que sepan amar y que sean humildes y agradecidos con el Dios de la vida”.
Las enseñanzas detrás de los “fracasos”
Una vez concluida la Lectio Brevis, Juan Luis Orozco, SJ, Rector del ITESO, les dio la bienvenida a los estudiantes, en particular a los de primer ingreso, y compartió cuatro reflexiones en torno a lo que pueden aprender de los fracasos –como la supresión que sufrió la Compañía de Jesús–, basándose en el pensamiento del también jesuita Benjamín González Buelta, actual Superior de esta orden en Cuba.
“Fracaso, una palabra a la que actualmente le tenemos terror, pues el éxito es la medida que este mundo nos ha puesto para saber si ‘la hacemos’ o ‘no la hacemos’ en esta vida. Los invito a que en este año escolar que ahora comienza no le tengamos miedo al fracaso; lancémonos a lo que nos parece imposible, como lo hicieron esos primeros jesuitas, pero sabiendo que podemos en ocasiones fracasar en el intento”, afirmó el Rector, quien hizo una analogía entre los fracasos en la vida y la poda de la vid (planta cuyo fruto son las uvas).
“Cuando se poda la vid no sucede nada por fuera, pero por dentro se va gestando la primavera con procesos diminutos e invisibles. Para resurgir después de las pérdidas que todos sufrimos es necesario el silencio del trabajo que debemos realizar en nuestro interior; mantengamos esos momentos en que podemos explorar, en el silencio y la reflexión personal, quiénes somos, para qué deseamos la vida, qué esperamos de nuestros estudios, de nuestros trabajos, de nuestras relaciones con los demás…”.
De los estudiantes del ITESO, el Rector dijo esperar que sean personas íntegras, justas, capaces de cuidarse sí mismos, a los demás y a la naturaleza, de manera que puedan madurar serenamente como las uvas que inspiran los buenos vinos.
“[Hay que] ir más allá de los frutos inmediatos de nuestros esfuerzos para convertirnos en personas cuya labor y cuya vida permanezcan en el tiempo, se sostengan por sí mismas y no solo por las apariencias o por un éxito pasajero. Desde los fracasos que a veces sufrimos, podemos llegar a revivir en un vino maduro y duradero”.
Puedes leer la Lectio Brevis 2014 íntegra en el siguiente enlace: Lectio Brevis ITESO 2014.
Texto Enrique González Foto Luis Ponciano