Los PAPs te permiten poner tus conocimientos al servicio de tu comunidad, así como recibir conocimientos que no encontrarás en las aulas. POR MARGARITA ARREOLA RENTERÍA
¿Alguna vez te has puesto a pensar en las vidas que cambias al ser estudiante del ITESO? Porque la realidad es que no solo cambia tu vida al formar parte de esta comunidad, sino que a lo largo de tu carrera comienzas a crear vínculos con personas que vas conociendo y persisten tiempo después. Esto particularmente sucede en los últimos semestres de la carrera cuando entras a formar parte de un Proyecto de Aplicación Personal (PAP).
En el PAP, quien es estudiante tiene que poner al servicio los conocimientos y aptitudes aprendidas a lo largo de su carrera. A través de estos proyectos tenemos la oportunidad de conocer una realidad desde otra perspectiva, de hacer algo que muy probablemente pongamos en práctica al momento de graduarnos y empezar a ejercer nuestra profesión. Un PAP no solo cambia tu realidad, cambia también la de las personas con las que aplicas estos proyectos.
Así me pasó a mí en el PAP de Economía Social, en donde estudiantes de muchas carreras del ITESO fuimos a Tesistán, Zapopan, para colaborar con distintos grupos y familias productoras en la creación y el desarrollo de su empresa, lo que buscamos fue contribuir a la construcción colectiva de capacidades productivas para el desarrollo económico y sustentable que se reflejara en el buen vivir: un vivir justo, incluyente, democrático, solidario y comunitario.
En este semestre de otoño 2019 trabajamos con el colectivo 12 ganchos que está integrado por 6 mujeres de entre 30 y 70 años de edad que buscan consolidar la producción y venta de productos artesanales creados desde diversas técnicas de tejido. El negocio empezó cuando algunas de ellas se unieron a un grupo de la iglesia de San Juan Macías en Zapopan por la necesidad de ganar un dinero extra para sus familias. Las señoras comenzaron a realizar cojines y otros pedidos de peluches tejidos e invitaron a familiares y amigas a unirse.
Su producto emblema son los Amigurumis o “peluche tejido” y son elaborados con una técnica de tejido con gancho que se origina en Japón y consiste en tejer pequeños muñecos, generalmente en forma de animales.
Desde el ITESO nos integramos estudiantes de las carreras de Ingeniería Industrial, de Servicios, Psicología, Publicidad, Mercadotecnia, Administración, Diseño, Comercio y Periodismo para conocer las principales necesidades del colectivo con el objetivo de desarrollar, con ellas, diversas capacidades gerenciales y de promoción de productos.
Cada visión, tanto personal como profesional, aporta y enriquece de distintas maneras al proyecto. Con el constante convivio se ha logrado crear un entorno tanto profesional como más sensible y cercano, que logró construir con el tiempo una relación entre las familias de las integrantes del colectivo y más integrantes de la comunidad que fueron invitados por las propias emprendedoras. El objetivo que se persigue en conjunto es generar un espacio de crecimiento y bienestar para mujeres de la tercera edad, un espacio donde se sientan valoradas y que a través de la confección y venta de sus tejidos generen ingresos para ellas y sus familias.
Existen ocasiones en las que piensas que vas a ayudar, pero las mujeres terminan dejando más en ti de lo que tú puedas pensar llegarles a aportar.
Gracias a este tipo de proyectos, el ITESO nos impulsa como comunidad estudiantil a mirar la realidad desde otra perspectiva, asumir un compromiso de mayor colaboración, inclusión y solidaridad, son momentos que quedarán grabados en nuestra vida y que sin duda valen todo el esfuerzo.
Actualmente, el colectivo de tejedoras 12 ganchos promociona sus Amigurumis en sociales y ya ven-den en los hospitales Country 2000, San Javier y en Plaza Bugambilias.
Margarita Arreola Rentería es estudiante de Periodismo y Comunicación Pública del ITESO y es integrante del PAP Desarrollo De Proyectos Productivos Sociales dentro del área de Economía Social