Cuestionarse sobre nuestra relación con los y las demás es el núcleo fundamental del Marco para la convivencia universitaria igualitaria

Según el diccionario, la palabra convivencia viene del latín y significa el “acto de existir de forma respetuosa hacia las demás personas. Con base en esta idea fundamental, la Dirección General Académica (DGA) del ITESO convocó a académicos y académicas del Departamento de Formación Humana (DFH) para la creación del Marco para la Convivencia Universitaria Igualitaria, en el que se resaltan algunos puntos imprescindibles para tejer relaciones que propicien la formación de las personas. Este documento fue realizado en colaboración con integrantes del DFH, colegas que forman parte de las cuatro direcciones estatutarias de la universidad y diversos colectivos estudiantiles que aportaron su granito de arena en la confección del marco.

Al respecto, la Dra. Carmen Díaz, académica del DFH, dice que “lo que puede ser muy obvio para unos, puede ser la primera vez que se lo planteen otros o no han tenido otros contrastes. La idea del marco es poner un piso y un lenguaje común al que se le apuesta como universidad. “Hay temas en los que tenemos consensos y otros en los que tenemos que generar más conversación”, refiere.

El documento está redactado tomando en cuenta tres grandes ámbitos: los principios fundamentales, las actitudes y posturas y las prácticas y conductas.

  1. Principios fundamentales

Este primer punto toca a la justicia, la igualdad, la libertad y la diversidad como ejes y catalizadores de conversación. Son estas cuatro categorías las que encaminan las relaciones personales y que siempre deben plasmarse en una convivencia universitaria sana. El documento expresa que “sin ellos no podríamos preservar una convivencia igualitaria, de modo que deben estar en la base de nuestras relaciones, como fundamento. 

2. Actitudes y posturas

El segundo punto aborda a la empatía y el cuidado, la solidaridad, el diálogo y la comunicación, el respeto, la apertura y la autocrítica como las piezas con las que el ITESO como universidad, plantea como la mejor manera de crear relaciones.

3. Prácticas y conductas

El último componente trata sobre las prácticas y conductas que buscan erradicar violencias. Estas violencias están especificadas en el documento como el sexismo, racismo, clasismo y xenofobia, además de la discriminación “por razones de género u orientación sexual, por nacionalidad o pertenencia étnica o por vivir con algún tipo de discapacidad (…) en tratos burlescos o vejatorios; en comentarios no deseados u ofensivos sobre la apariencia y cuerpo de una persona; en la ridiculización o descalificación basada en prejuicios, y en el menosprecio de nuestras capacidades con base en estereotipos”. 

Carmen Díaz ve al Marco para la Convivencia Universitaria Igualitaria como un documento abierto y vivo para generar conversaciones ya sea entre alumnos y alumnas, profesores y cualquier persona que sea parte de la comunidad universitaria. La académica estima que sea “como una especie de brújula para que le sirva a distintas instancias de la universidad” ya que puede haber situaciones que sucedan de manera muy distinta en el ámbito estudiantil que en el administrativo o en los mismos Proyectos de Aplicación Profesional.

Cuestionarse sobre nuestra relación con los y las demás es finalmente el núcleo fundamental de este Marco de Convivencia Igualitaria. “Le estamos apostando mucho a educarnos de forma más colectiva y menos juzgando y sancionando. Esas son otras vías, pero no es la apuesta que tenemos con este documento”, concluye Carmen Díaz.

FOTO: Luis Ponciano