En la II Jornada Académica de la Salud Mental por la Prevención del suicidio del ITESO, Ana María Chávez de la Asociación Mexicana de Suicidología abordó los mitos que hay alrededor del suicidio
Hablar, conocer y saber qué hacer. Es la triada indicada para, como profesional, abordar a una persona con riesgo suicida. Al final, todo pasa por ser un faro de luz para quienes sufren.
Tal aproximación eligió la especialista Ana María Chávez, miembro de la Asociación Mexicana de Suicidología, durante la conferencia magistral “Comunidad universitaria en la prevención del suicidio”, que impartió como parte de la II Jornada Académica de Salud Mental por la Prevención del Suicidio organizada por el Instituto Jalisciense de Salud Mental (Salme) y por el Centro de Acompañamiento y Estudios Juveniles (C-Juven) del ITESO.
“Todos tenemos que insertarnos en la prevención del suicidio. En el momento en que la sociedad participativa se sensibilice sobre el tema, podremos bajar las perdidas. Siempre es un buen momento para intervenir, para evitar que haya este tipo de muertes, justo al otorgar las ayudas especializadas. Tenemos que hacer algo más allá del apoyo moral”, expresó Chávez.
Doctora en Psicología Clínica por la Universidad Iberoamericana (Ibero) CDMX, Chávez se apegó al concepto de Émile Durkheim sobre el suicidio, que lo define como toda muerte que resulta de un acto, ejecutado por la propia persona, a sabiendas de que habría de producir este resultado.
“Hablar del tema del suicidio es muy importante y compartir con aquellas personas que pueden servir de red de apoyo. El que una persona esté pensando en quitarse la vida es un acto que tenemos que manejarlo con discreción, pero no con confidencialidad”, dijo.
También consideró importante erradicar mitos alrededor del suicidio, como aquel que señala que quien de verdad se quiere matar no lo dice, que la conducta suicida es una manera de conseguir atención, que los suicidas son enfermos mentales o personas cobardes y egoístas, ideas que desde hace siglos tratan de devaluar a la persona que está presentando un cuadro de esta naturaleza.
“Esta idea de que es un chantaje o una forma de manipulación, la cosa no es así, es justamente lo contrario. Cuando una persona te comenta sobre sus intenciones de quitarse la vida, es una llamada de auxilio”, mencionó.
De acuerdo con la psicóloga, las crisis suicidas tienen dos momentos: el primero de ellos es el de la desvinculación, donde la persona vive mucha angustia, y aunque aman su vida, piensan que no pueden lidiar con esas situaciones. Estas crisis no suelen durar mucho tiempo pues es demasiado desgastante para el organismo –entre 2 semanas y 3 meses–.
Posteriormente llega el momento de determinación, y es donde comienza un ciclo en donde interviene la intención, el propósito, la conciencia y la voluntad de suicidarse: “tenemos forma de prevenirlo, porque es un continuo, afortunadamente, un continuo que incluye cuatro fases que es la ideación, declaración verbal, la tentativa y la consumación”.
Hay señales directas que comunican la tentativa suicida –frases como ‘quiero acabar con todo’, ‘estoy cansado de todo’, ‘me siento atrapado’, ‘ustedes estarán mejor sin mí’–, o señales indirectas, –dibujos, escritos, fotos de perfil, estados de redes sociales–. Chávez asegura que el 90 por ciento de las personas que se quitan la vida lo comentaron anteriormente con alguien, ya sea un amigo, un médico o un tutor.
“Es diferente querer morir que querer matarse, querer morir es universal, todas las personas, ante cierta angustia de la vida quieren desaparecer, eso es parte del manejo natural. Querer matarse es más allá, es una fase posterior y es para ciertos casos particulares, que es donde podemos intervenir. Por eso nos duele tanto, porque no es un tema de muerte, es un desafío a la vida”, declaró.
Finalmente, las acciones ante personas con tendencia suicidas pasan por acercarse y por compartir experiencias. Es decir, contactar, preguntar y enlazar lo define ella. Por mostrar interés, invitarlos a platicar y siempre escuchar de forma empática y activa. Pero, sobre todo, evitar juzgar, entrar a luchas de poder, anular o negar la amenaza, apresurarse, minimizar las preocupaciones de la persona, reaccionar de modo ofuscado o alterado y, especialmente, dejar sola a una persona en crisis suicida. “Hay que preguntar, ¿cómo te sientes?, ¿tienes dificultades que no puedes enfrentar?, ¿tienes pensamientos de muerte?”, explicó.
Siempre hay caminos de vida
Destacando el desarrollo de la empatía, el respeto por las emociones, el autocuidado y el establecimiento de una red de apoyo ante problemas como la depresión arrancó la II Jornada Académica de Salud Mental por la Prevención del Suicidio.
La apertura fue realizada por Jorge Rocha Quintero, titular de la Dirección de Integración Comunitaria (DIC); Patricia Villarreal, directora del C-Juven; Horacio Cocula, director del Centro Comunitario de Salud Mental San Juan de Dios; Jorge Antonio Blanco Sierra, director de Salme, y Eugenia Casillas, directora del Departamento de Psicología, Educación y Salud (DPES) del ITESO.
“Es un tema difícil pero hoy queremos abordar y darle voz a algo que no siempre es fácil tocar, no sé si es un acto de valentía hablar de esto, lo que sí es un acto de responsabilidad porque cada conversación puede salvar una vida (…). La resiliencia, que no es la ausencia de dolor ni es una fortaleza impenetrable, es la capacidad de levantarnos cuando sentimos que todo está en contra, es saber tomar la mano en tiempos oscuros y saber ofrecer la nuestra cuando alguien más la necesita. Siempre hay caminos de vida”, expresó Villarreal durante la inauguración.
Casillas mostró que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada año 720 mil personas fallecen por suicidio, y que es la tercera causa de muerte de personas entre 15 y 29 años, y que además, la depresión y los problemas de ansiedad se han incrementado de manera notable en los últimos años.
Cocula, quien está a cargo del Centro Comunitario de Salud Mental San Juan de Dios –perteneciente al IMSS– reveló que en este lugar atienden entre 4 y 4 mil 200 casos por año, mientras que Blanco Sierra, del Salme, recordó que la línea para crisis en temas mentales, disponible los 365 días del año, es la 075, la cual en el último año atendió más de 333 mil llamadas, de las cuales aproximadamente poco más de 2 mil 800 tuvieron que ver con temas de suicidio.
Finalmente, Rocha Quintero, responsable de la DIC, habló respecto a que una de las formas para abordar el tema es no estigmatizar, hablar con claridad del asunto, pero también poder compartir diagnósticos y buenas prácticas sobre lo que está pasando, de ahí la realización de este tipo de eventos.