Durante la presentación del libro «Policía municipal y organización comunitaria» se hizo hincapié en el hecho de que los cuerpos policiales tienen que adaptarse a su entorno para que su labor sea más eficaz
Los cuerpos policiales deben reconocerse en su comunidad, no hay un modelo que funcione para todas las corporaciones y, sobre todo, una policía municipal no debería replicar la estructura y el entrenamiento militar. Éstas fueron algunas de las reflexiones que se pusieron sobre la mesa durante la presentación del libro Policía municipal y organización comunitaria: un desafío para la paz, editado por el Centro de Investigación y Acción Social por la Paz de la Compañía de Jesús, y que fue coordinado por Jorge Atilano González Candia, SJ.
El volumen, presentado en el Auditorio D2 del ITESO, es la tercera de una serie de investigaciones que Jesuitas por la Paz ha venido realizando. La primera, explicó González Candia —quien es asistente del Sector Social de la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús—, fue un estudio que tenía por objetivo entender los índices delictivos del país; la segunda, añadió, estuvo centrada en el tema de la reconstrucción del tejido social. En esta tercera entrega se analizaron casos en los que la reducción de los delitos fue resultado del trabajo conjunto de los cuerpos policiales y los ciudadanos. Todo este trabajo, explicó el jesuita, «comenzó en 2011. En la Compañía de Jesús estábamos preocupados por la situación de violencia del país y comenzamos a emprender acciones para entender lo que estaba pasando y para dar una mejor respuesta a la situación».
El libro analiza 12 casos de diferentes municipios del país que experimentaron reducciones en sus índices delictivos. Durante la presentación destacaron los casos de San Pedro Garza García, en Nuevo León; Cherán, en Michoacán; Nezahualcóyotl, en Estado de México, y Chihuahua, Chihuahua. El análisis de los casos arroja 18 factores que pudieron incidir en dicha disminución.
Miguel Ángel Álvarez, académico del Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia Francisco Suárez, SJ, del ITESO, destacó que una de las cosas que quedan claras en la publicación es que no hay un modelo que aplique para todas las policías. En ese sentido, añadió, cada corporación debe «hacer un análisis de su contexto, reconocerse en su territorio, entender a la policía como parte de la comunidad». Siguiendo este argumento, dijo que no es posible un modelo de mando único, aunque sí puede haber coordinación entre diferentes corporaciones.
Álvarez también señaló la importancia de que los cuerpos policiacos mantengan un diálogo constante con la comunidad y apuesten por la transparencia; que se dignifique su trabajo en materia laboral —salario y prestaciones— para que operen de manera digna. Y, muy importante: «la policía no puede ser militar, eso es fundamental», enfatizó.
María Eugenia Suárez, investigadora de la Universidad de Guadalajara y de la asociación Alto al Fuego, y egresada de Ciencias de la Comunicación del ITESO, señaló que el libro «es una herramienta para pensar colectivamente qué clase de policía queremos». También dijo que es necesario un cambio profundo en la concepción que actualmente se tiene de la policía, institución que tiene en la crisis de credibilidad uno de sus más grandes retos.
Por parte de las autoridades municipales estuvo en la presentación Pablo Lemus, presidente municipal de Guadalajara. El alcalde tapatío explicó cómo desde su paso por Zapopan, y ahora en la capital jalisciense, ha buscado la manera de estudiar diferentes modelos de policía para «tropicalizarlos», y dijo que no era posible comparar el caso de San Pedro Garza García con lo que ocurre en Guadalajara o en Zapopan. Estuvo de acuerdo en que es necesario «emprender una nueva cultura de participación ciudadana y comunitaria para avanzar más rápido» en la disminución de delitos.
Para cerrar la presentación se contó con la intervención de Alexander Zatyrka, SJ, rector del ITESO, quien recapituló las diferentes ideas vertidas a lo largo de la conversación y concluyó reiterando que «la universidad está abierta al diálogo y a aportar lo mejor que tiene para construir».
FOTOS: Luis Ponciano