Tanto en el ámbito ciudadano como en el eclesial existe una deuda histórica hacia las mujeres. Recorrer la historia y reconocer el débito que se tiene con las mujeres implica responder de manera distinta y buscar resarcir el daño, así como una invitación a vivir la espiritualidad desde la mirada de la teología feminista, la cual tiene en el centro la justicia y la misericordia
Por Paulina Quintero Toscano, académica del Centro Universitario Ignaciano; María del Pilar Rodríguez Martínez, profesora del DPES; y Beatriz Eugenia Becerra Vega, religiosa Mercedaria Misionera de Berriz
Una de las grandes aportaciones del Concilio Vaticano II fue el reposicionamiento del sentido histórico dentro de la Iglesia Católica. Gracias a ello, se empezó a reconocer que nuestras formulaciones -incluidas las teológicas- se encuentran históricamente condicionadas, y por lo tanto sujetas a rectificaciones, y revisiones éticas constantes. La Iglesia en el mundo actual está siendo interpelada de manera profunda, desde la mirada de creyentes y no creyentes; algunos de sus postulados parecen cada vez más carentes de sentido, para muchos su lenguaje se muestra obsoleto, repetitivo, moralizante e inadaptado a nuestra época.
Según Enrique Cambón, en su libro Un Dios ausente que inquieta y provoca, en el plano moral y ético los dictámenes del magisterio de la Iglesia sobre algunas temáticas como el matrimonio, la sexualidad, el divorcio, el aborto, etcétera, han disminuido su impacto, generando dejadez e indiferencia en gran parte de la sociedad. Al mismo tiempo, se clama por un pronunciamiento de la Iglesia ante nuevos problemas éticos, una mayor apertura al diálogo y una actitud atenta y dispuesta a afrontar las novedades que se van presentando en los tiempos actuales, “sobre todo a nivel de ideas, de nuevas costumbres, de estructuras, de cuestiones de género y de pluralismo…”.
Uno de los temas que desde una perspectiva ética reclaman mayor atención dentro y fuera de la Iglesia, es la relación hombre-mujer. Consideramos fundamental hacer una relectura de los textos sagrados, donde los postulados que en ellos se encuentran con relación a la mujer sean entendidos desde una perspectiva histórica. Así mismo, es importante interpretar la actitud de Jesús con las mujeres y el lugar que ocuparon dentro de su proyecto de salvación. Finalmente, se requiere analizar los mensajes enviados por los discípulos de Jesús, reflejados en pasajes del Nuevo Testamento, donde frases como “sométanse los unos a los otros por consideración a Cristo” (Ef 5, 21), parecen hablar de manera clara de una reciprocidad en relación al marido y la mujer y no a la sumisión unilateral como se ha entendido por siglos, lo que ha dado por resultado, en muchas ocasiones, un sometimiento humillante, indigno e inaceptable por parte de las mujeres hacia el hombre.
A raíz de la desigualdad social histórica de la mujer respecto al hombre, han surgido movimientos dentro de la misma Iglesia que buscan alcanzar una mayor equidad entre hombres y mujeres, un ejemplo de ello es la llamada “teología feminista”. De acuerdo con la religiosa y doctora en teología Teresa Forcades (2011), reconocida representante de dicha teología, dicha corriente de pensamiento nace a partir de la vivencia de una contradicción; específicamente de la contradicción entre el rol otorgado por Dios a la mujer, a quien ha dotado al igual que al hombre de la misma dignidad y capacidad para alcanzar la plenitud, y el papel que la sociedad e inclusive la estructura eclesiástica le ha dado históricamente, generando como resultado una marcada marginación y subordinación a lo masculino.
Desde esta perspectiva, la teología feminista se posiciona como un pensamiento crítico donde, a partir de la experiencia de contradicción, se cuestionan las ideologías y creencias instaladas en las instituciones que cuidan el dogma. Dicha experiencia de contradicción llevaría a un posicionamiento personal y particular basado en la certeza de que la contradicción vivida e identificada puede ser cuestionada y no debe subordinarse necesariamente a lo ya establecido.
En este sentido, la teología feminista entendida como una teología crítica sabe que sus planteamientos están llamados a generar oposición y resistencia en las estructuras religiosas. En ese sentido, Forcades considera que muchas veces existe una tensión entre la institución, incluidas sus doctrinas, y algunas interpretaciones críticas.
De esta forma, ante la problemática ética que supone la marginación histórica de la mujer en la sociedad, la teología feminista surge como una voz vibrante hacia la sociedad e incluso para algunos sectores de la misma Iglesia, institución que no ha quedado exenta de posicionamientos patriarcales en sus estructuras. La teología feminista lucha, por tanto, por hacer ver que hombres y mujeres han sido creados para establecer relaciones libres y recíprocas, donde no exista sumisión ni dominio por ninguna de las partes. Dicha lucha implica un camino de confrontación y reivindicación constante incluso antes los defensores de la fe.
En ese sentido, hablar de teología feminista, implica hacer un ejercicio de reflexión profunda sobre el proyecto de humanidad de Dios con su creación hombre-mujer, en la cual un alto porcentaje de mujeres han estado milenariamente excluidas en el pensar y en el actuar, tanto en el ámbito ciudadano como en el eclesial. Al decir ciudadano, se incluye la concepción de familia, pareja, trabajo, política, cultura y economía, hasta abarcar los Derechos Humanos universales. Por otro lado, en lo eclesial, al ser bautizada, la mujer, le son conferidos el sacerdocio, la profecía y la dignidad real, al igual que al hombre; sin embargo, no se le ha permitido participar en los ministerios ordenados de la Iglesia. Con esto se podría asumir que la mujer no puede ser mediadora entre Dios y la humanidad y que no es sujeto de participar en el gobierno de la institución jerárquica.
Algunos rasgos desde la teología de la Creación
Esta realidad nos conecta con dos dimensiones que nos permiten profundizar en lo que implica la reflexión sobre la teología feminista.
Con respecto a la Economía de la creación, es muy reconfortante y contrastante citar el texto bíblico que narra este pasaje: “…hagamos al ser humano tal y como somos nosotros… Lo creó a su semejanza. Creó al hombre y a la mujer y les dio su bendición… (Génesis 1,26-27 y Génesis 2, 21-23). Estamos hablando de una experiencia poética inspirada de los años 491-450 antes de Cristo, es decir hace más de 25 siglos. Reflexionar sobre esto provoca las siguientes preguntas: ¿Qué ha pasado con este proyecto de humanidad a lo largo de tantos siglos? ¿Por qué llegamos al siglo XXI y todavía hay situaciones dramáticas de exclusión, violencia y marginación hacia la mujer en nuestros entornos? ¿La diferencia entre los cuerpos de los hombres y las mujeres los hace puros o impuros? ¿Por qué creó seres sexuados? ¿Por qué existen diversas maneras de elaborar el pensamiento, la racionalidad, la intuición, la simbólica? ¿Qué de todo esto no es a su imagen y semejanza, y qué sí lo es? ¿Qué porción de su Creación sí recibe la bendición y qué parte no?
Silencios milenarios gestadores de vida
En relación con la lectura feminista de la Biblia, encontramos silencios intermitentes en la historia que indudablemente van siendo generadores de vida. Estas afonías están presentes siempre que se está gestando una nueva vida, un nuevo ser; se están entretejiendo en la oscuridad de la madre tierra, en el abismo de un vientre, en el espacio donde irrumpe un soplo.
Estos silencios, misteriosamente vienen siendo pilares, columnas, cimientos, raíces que han estado sosteniendo el proyecto creador de Dios a lo largo de la historia de la humanidad, y para mencionar una sola pincelada de esta maravillosa obra de arte, podemos aludir a la “lectura feminista de la Biblia”.
La Iglesia católica a través de la Pontificia Comisión Bíblica reconoció oficialmente, en el año 1993, el trabajo científico que vienen desarrollando algunas mujeres desde décadas atrás para estudiar, orar y celebrar la Biblia de una manera liberadora, crítica, reivindicando así el proyecto amoroso del Dios Creador. Además, la Iglesia resalta la posición y el papel de las mujeres en el movimiento de Jesús de Nazaret, comunidad de discípulas y discípulos de iguales.
Desafíos para las universidades de inspiración cristiana
Tanto en el ámbito ciudadano como en el eclesial existe una deuda histórica hacia las mujeres. Recorrer la historia y reconocer el débito que se tiene con las mujeres implica responder de manera distinta y buscar resarcir el daño. En ese sentido, en el contexto de las universidades de inspiración cristiana, esta propuesta teológica nos plantea retos importantes en la formación de docentes para que ellos pueden integrar esta mirada en su práctica, como en la generación de espacios de reflexión con estudiantes.
El impulso de propuestas académicas que aborden este objeto de estudio podría permitir posicionar una mirada distinta a la que ha venido prevaleciendo hacia las mujeres. La generación de seminarios académicos, programas de educación continua, asignaturas tanto para posgrados como licenciatura, entre otros, podría representar una vía para ir reconstruyendo el pensamiento crítico y la mirada que se ha tenido hacia las mujeres. Una mirada que, recuperando la propuesta de esta teología, sea más sanadora y esperanzadora, que permita establecer formas más cristianas en la relación con las mujeres.
De esta manera, el presente epocal, podría ir despertando una mayor atención a la dignidad de la mujer -también a las nuevas masculinidades- a su papel en la iglesia y en la sociedad, lo cual lanzará nuevas preguntas al texto bíblico, preguntas que pueden posibilitar lúcidas irrupciones del Espíritu en el aquí y en el ahora.
En el contexto universitario, un esfuerzo por hacer tangible esta propuesta teológica, podría representar que los estudiantes que han estado alejados del proyecto del Dios de Jesús que se basa en los verbos del evangelio como perdonar, sanar, incluir y compartir en comunidad, se sientan invitados a conocerlo y a vivir su espiritualidad desde esta mirada de la teología feminista, la cual tiene en el centro la justicia y la misericordia.
Bibliografía:
Forcades, Teresa (2011). La teología feminista en la historia. España. Ed. Fragmenta.
Pagola Elorza, José Antonio (2013). Jesús. Aproximación histórica. España. Ed. PPC
Cambón, Enrique (2015). Un dios ausente que inquieta y provoca. Argentina, Ed. Sb.
Pontificia Comisión Bíblica, La Interpretación de La Biblia en La Iglesia (1993). México. Ed Dabar.