La poeta participó en el ciclo “Conversaciones en torno a la lectura” en una actividad organizada por las bibliotecas del ITESO y de la universidad capitalina. Villoro compartió sus ideas en torno a la lectura, así como algunas experiencias que incidieron en su formación como lectora y escritora.
Carmen Villoro estudió Psicología en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México —la Ibero, pues— y desde que egresó, en los primeros años de los ochenta, no había vuelto a poner un pie en el campus capitalino. Casi 40 años después, con una amplia trayectoria profesional, Villoro volvió a su alma mater (eso sí: sigue sin poner un pie en ella: el regreso fue virtual) para hablar largo y tendido de la otra faceta por la que es reconocida: la de escritora. La poeta participó en el ciclo “Conversaciones en torno a la lectura”, actividad organizada por las bibliotecas Francisco Xaviero Clavigero, de la Ibero, y Jorge Villalobos, del ITESO.
La charla con Carmen Villoro fue guiada por Luis Héctor Inclán, académico de la Ibero, quien comenzó haciendo una presentación de la trayectoria de la psicóloga y escritora y después dio lectura a los comentarios que hacían las personas que siguieron la conversación a través de las redes sociales de ambas bibliotecas.
Villoro compartió con la audiencia que la lectura ha sido el espacio idóneo para “mezclar mis pasiones, intereses, conocimientos y experiencias”. Después invitó a reflexionar sobre la pregunta “¿De qué tipo de lectura hablamos?” e identificó tres tipos: la lectura como habilidad, como herramienta y, la que desde su perspectiva es la más importante, “la lectura como una experiencia emocional y espiritual, que se da con ciertos contenidos y en ciertos formatos”, explicó.
Desde la perspectiva de la autora de libros como El habitante y El tiempo alguna vez las experiencias de infancia son determinantes para que las personas adquieran —o no— el hábito de la lectura. Compartió cómo ella se inició en la lectura con las historietas de La pequeña Lulú y recordó como un día, en Veracruz, mientras todos dormían la siesta ella se sumergió profundamente en la lectura de Kasperle en el castillo del alto cielo. “Ese día algo inamovible se instaló en mi alma: la posibilidad de estar sola”, compartió Villoro, y más adelante aclaró que la soledad que conlleva la lectura es, en realidad, una soledad acompañada porque “la lectura es el encuentro de dos almas: la de quien lee y la de quien escribe”.
Carmen Villoro respondió que el principal problema sobre la difusión de la lectura es que en la actualidad “nos falta poesía, y no me refiero sólo al género literario, sino a esa manera de ver el mundo de manera más profunda. Debemos promover el contacto con estos textos que nos conectan con nuestra subjetividad, que nos conectan con el otro; necesitamos compartir algo que dé sentido, no sólo información”.
Y es que, dijo, “el acto de la lectura se redondea cuando, luego de recibir insumos, comenzamos a generar otras cosas nuevas. Es algo que hacemos siempre: una imagen convoca a otra imagen que convoca a otra imagen”. Para abonar a su argumento Villoro hizo ver que actualmente “todos escribimos. Escribimos mensajes con frases literarias porque a todos nos es necesario escribir. Si leen canciones, escriban canciones; si leen poemas, hagan poesías; si leen ensayos o cuentos, escriban ensayo o cuentos. La escritura es una necesidad”.
Desde 2019 Carmen Villoro es directora de la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz de la Universidad de Guadalajara (UdeG), por lo que concluyó la conversación compartiendo algunas de las estrategias que ha seguido el recinto en estos tiempos para poder fungir como centro cultural a pesar de las medidas sanitarias y el confinamiento.
FOTO: COMUNICACIÓN SOCIAL DE LA UDG