En el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, conoce la historia de Haydé Martínez Landa, estudiante de la Maestría en Ciencia de Datos en el ITESO y directora de datos e inteligencia artificial en Wizeline
Apenas el 15 por ciento de los científicos de datos son mujeres, estima un informe del McKinsey Global Institute. En México, la cifra se antoja mucho menor, pero es una tendencia que se busca revertir desde universidades y empresas. Haydé Martínez Landa, directora de datos e inteligencia artificial en Wizeline, es fiel creyente en que la presencia femenina en el mundo tecnológico es no sólo deseable, sino esencial.
Próxima a graduarse como parte de la primera generación de la Maestría en Ciencia de Datos del ITESO en su modalidad virtual, Haydé Martínez obtuvo el premio AI in Industry Award – AI Innovator of the Year 2023, otorgado por la organización sin fines de lucro Women in AI (WAI) Norteamérica, y es considerada como una de las líderes de la inteligencia artificial en el país por el tanque de acción C Minds.
Un comienzo accidentado
Para ayudar a su familia en lo económico, Haydé comenzó a trabajar desde los 15 años en diversas empresas y puestos, desarrollando tareas administrativas y de ventas, para después adentrarse a roles más tecnológicos. Este mismo ritmo lo llevó también durante sus estudios universitarios, que compaginó con trabajos de tiempo completo en firmas como HP e Intel.
Desde que inició sus estudios en Ingeniería en Sistemas Computacionales en la UNIVA, la joven se reconoció en una posición de desventaja desde su condición como mujer en un contexto tecnológico, por lo que se esforzó para graduarse con honores y con el mejor promedio de su generación, además con el objetivo de armar un currículum fuerte que pudiera diferenciarla de otros ingenieros.
“Siempre tuve muy presente que necesitaba una carrera porque sabía que no había sido privilegiada en muchísimas cosas y mínimo necesitaba una carrera chida para salir adelante”, comparte.
Lamentablemente, en diversos espacios laborales e incluso en las aulas fue víctima de acoso y otras actitudes discriminatorias. “Empecé a notar que era diferente porque llegaba a clases y todos me decían que Administración o Nutrición era en otro lugar. O el profesor que hacía la broma de que estaba estudiando esa ingeniería ‘mientras me caso’. Yo me lo tomé muy personal y sacaba las mejores calificaciones como una manera de validarme a mí misma y exigir respeto”, recuerda.
Sin embargo, el mundo laboral tampoco le allanó el camino y eso le hizo cuestionarse en varias ocasiones su pertenencia en el ámbito tecnológico. La ingeniera reconoce que su círculo de apoyo, especialmente su familia, fue clave para alcanzar sus metas.
Esas experiencias y coincidir con otras mujeres ya insertas en ese ambiente le fueron dando herramientas para poder denunciar y alejarse de esas situaciones de acoso y empezar un proceso de empoderamiento y autovalidación, que más adelante compartiría con otras jóvenes.
En 2015, tuvo la oportunidad de estudiar una especialidad en machine learning e inteligencia artificial en el Instituto de Tecnología de Kanazawa en Japón, gracias a un programa de becas lanzado por la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional, organización orientada a promover el desarrollo económico y social de países en desarrollo a través de la cooperación internacional.
Regresó a México con el firme compromiso de compartir sus nuevos conocimientos, interesada además en seguir desarrollándose en inteligencia artificial y ciencia de datos. Se encontró con una industria que no tenía esos campos como prioritarios, por lo que sus allegados le decían que su mejor opción sería irse del país.
“Pero yo vi que sí había oportunidad. Y que, si no la encontraba, haría que [la ciencia de datos] sonara y fuera cool”, recuerda la joven. Empezó a aplicar a todas las posiciones que requirieran un perfil con esas características y conoció otro lado de la industria, protagonizado por las startups que tenían la innovación como premisa y que además ofrecían un ambiente distinto al de las famosas multinacionales.
“Y me enamoré”.
Pasos con rumbo
Con la mira puesta en ese nuevo mundo, Martínez Landa empezó a dar pláticas para educar al ecosistema jalisciense de la mano de StartupGdl. En esa coyuntura nació “De Cero a Ciencia de Datos”, que Haydé previó como un curso de programación enfocado a ciencia de datos y machine learning, con el objetivo de cambiar el rumbo del futuro tecnológico de la región y el país a través del conocimiento de estas áreas.
En 2018 se alió con el Instituto Jalisciense de Tecnologías de la Información (IJALTI) para hacer realidad este proyecto, que al día de hoy cuenta con 13 generaciones y más de 140 egresados y egresadas.
Un grave accidente automovilístico y la repentina muerte de su padre obligaron a la joven a replantear el rumbo de su carrera, tras lo cual afianzó su amor por el camino elegido y se dedicó a buscar con más ahínco sus metas.
“A veces nos dejamos llevar por la prisa y la cotidianidad, pero es importante replantearnos la vida y escapar de esas rutinas. Yo ahí descubrí que realmente me encanta mi trabajo”, reconoce.
Ingresó a Wizeline en 2022, donde ha ido escalando peldaños hasta convertirse en la actual directora de Datos e Inteligencia Artificial de la firma, posición desde la que dirige a un equipo de más de cien ingenieros, científicos y analistas de datos.
Un mundo tecnológico más equitativo
En el camino no han faltado los obstáculos, pero Haydé está cierta de que la posición desde la que ahora se desempeña representa un paso importante para las mujeres en el mundo de la tecnología. “Toda mi vida de ingeniera me dediqué a notar las cosas que quería y que no quería hacer cuando llegara a esta posición. Creo en la cultura de Wizeline; para mí es invaluable que hacia adentro de la empresa, y ojalá que hacia afuera también, las puertas estén siempre abiertas para colaborar, y trabajar a gusto”, apunta.
Para la profesionista, su camino no para aquí: está concentrada en fomentar un mundo tecnológico más inclusivo y equitativo y en convertirse en un referente en su campo. “Pero no quiero ser una mujer referente, sino sólo referente, sin importar mi género. Quiero tener ese impacto porque creo que mis ideas son buenas, porque tengo la inteligencia y la creatividad y quiero compartirlas con el mundo. Quiero que las personas se den cuenta de que pueden cumplir sus sueños y que pueden ser felices en el trayecto; ahí está el éxito”, apuntó.
Asimismo, ve una larga vida al programa “De cero a ciencia de datos”, mismo que espera que sea una plataforma para seguir inspirando a más personas a adentrarse en estos temas. “El mundo de la tecnología es muy grande y hay espacio para mucha más gente. No voy a dejar de luchar por un mundo tecnológico más equitativo e igualitario”, afirmó.
FOTO: Zyan André