En la Maestría en Diseño Estratégico e Innovación Social se desarrollan soluciones integrales a problemas específicos en tres ámbitos: organizaciones sociales, servicios públicos y sectores productivos
En el imaginario colectivo, muchas veces se tiene la creencia de que el diseño está acotado a una parte del proceso creativo en el desarrollo de un producto y no necesariamente considera las necesidades y vulnerabilidades de las personas, sino que más bien se alinea a un modelo económico tradicional que prioriza las ventas y no se responsabiliza de las consecuencias sociales o ambientales de su actividad.
En el ITESO, por el contrario, el diseño se concibe como un elemento disruptivo, que puede ser un factor de innovación, desarrollo y transformación de realidades. Ése es el valor que se le otorga a esta disciplina en la Maestría en Diseño Estratégico e Innovación Social, en la que se desarrollan soluciones integrales —en forma de productos, servicios, procesos o experiencias— a problemas específicos en tres ámbitos: organizaciones sociales, servicios públicos y sectores productivos.
Raúl Díaz Padilla, coordinador del posgrado, dice que el programa está enfocado en dotar a los profesionales de herramientas para «lograr la transformación de las condiciones en las que vivimos, consumimos, extraemos materia prima, la transformamos y descartamos».
Apunta que la innovación social no se refiere necesariamente a crear algo nuevo, pero sí diferente, con el fin de que agregue valor a su contexto y tenga la capacidad de transformar una realidad.
Algunos de los proyectos que se desarrollan en la Maestría en Diseño Estratégico son los siguientes:
Acompañamiento psicológico tras una amputación
Un porcentaje muy reducido de personas con amputaciones debajo de la rodilla tienen acceso a prótesis, debido a su alto precio en el mercado. Pero el costo económico no es el único obstáculo, ya que las consecuencias emocionales y sociales de perder una pierna pueden ser muy significativas. Sin tratarse, esto puede detonar trastornos emocionales importantes y aumentar las posibilidades de suicidio.
Lauro Enrique Martínez Anaya encabeza el proyecto titulado «Creación de un modelo de transferencia de conocimiento para el desarrollo de prótesis asequibles para miembros debajo de la rodilla en el Estado de Jalisco», a través del cual propone acompañamiento emocional en el proceso de adaptación tras una amputación y la obtención de una prótesis, entre otras estrategias para la producción de las prótesis.
Empatía sorora
Pequeños cambios pueden tener impactos sociales. A esto le apuesta María Elena López Reyes con el proyecto «Can you really help me: soportando diálogo empático para comprender el servicio del cuidado asistiendo mujeres contra violencia», en el que busca mejorar el acceso a la justicia para mujeres víctimas de violencia de género.
Tras analizar el sistema y encontrar los principales obstáculos a los que se enfrenta una mujer, López Reyes hizo un manual para que supieran qué esperar del proceso y ofrecer recursos para sortear las adversidades que se pueden presentar. Su principal recomendación es que no haya hombres en el área de atención a mujeres violentadas. «Es algo muy básico que busca transformar un sistema para crear un servicio diferente. Lo que ella está proponiendo es que [en esta área] haya sujetos con capacidad de empatía», señala Díaz.
Una nueva manera de vivir la experiencia hospitalaria
Diversos estudios reportan que más del 30 por ciento de los niños que acuden a un hospital como pacientes desarrollan secuelas traumáticas por el resto de sus vidas. Para disminuir estas cifras, Efraín Silva López, estudiante de la maestría, que también se imparte en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, busca cambiar ese impacto a través del proyecto «HUG: humanización del cuidado clínico en hospitalización pediátrica», que propone una serie de estrategias para proteger emocionalmente a los pacientes infantiles.
Éstas van desde paredes pintadas y paneles interactivos en las salas de atención hospitalaria, hasta cambios en el uniforme que usa el personal de enfermería y la implementación de diferentes dinámicas para aplicar los tratamientos necesarios, así como un cambio en la atención que tienen los doctores con los pacientes. «Este proyecto está incidiendo en la estructura y los mecanismos que utiliza este hospital para que la experiencia de los niños sea menos traumática», dice Díaz.
Un alto a la gentrificación tapatía
A través de la cultura, Héctor Muñoz Galván busca detener los procesos de gentrificación que aquejan a los barrios tradicionales de Guadalajara. La iniciativa «Re conocimiento cultural de barrios amenazados por la gentrificación» considera la creación de una casa de la cultura barrial en la que se lleven a cabo actividades que fortalezcan los valores y revaloricen el sentido de comunidad. Lo que se pretende es empoderar a los comités vecinales para generar ciudades y comunidades sostenibles. También se propone visibilizar y valorizar a las personas que forman parte de los barrios y reconocer sus aportaciones a la comunidad.
El coordinador de la maestría señala que en este posgrado se plantea que «el diseñador tiene capacidad de incidir en los modelos, sistemas, principios e instrumentos de las organizaciones para que se hagan cosas distintas que impacten favorablemente al medio ambiente o a las comunidades. Hablamos de profesionales con capacidad de gestionar proyectos de innovación social y ser agentes de cambio para generar sociedades más equitativas y solidarias».
FOTO: Luis Ponciano